Las ciudades coloniales nacieron poco a poco como reflejo de las españolas, pero con el inevitable aporte local. Respetaron el diseño de la cuadricula, que se asemejaba a un tablero de ajedrez,lo que les dio cierto carácter planificado. El diseño original se determinaba por un espacio central (conocido como Plaza Mayor o Plaza de Armas) y a su alrededor se erigía el resto de edificios principales: palacio del gobernante, catedral, casa del obispo, ayuntamiento, las casas de los vecinos notables y los portales donde se establecían los comerciantes y mercaderes.
Las construcciones desde las épocas tempranas, tuvieron usos específicos: gobierno civil, eclesiástico, del culto, de ayudas pública como los hospitales, de diversión como la plaza de toros, los coliseos de gallos, los corrales de comedias, etc.
Pintura
Muchos artistas peninsulares llegaron en el siglo XVI para montar talleres y difundir las tendencias de la época. En un primer momento, la pintura peruana tuvo una marcada influencia renacentista. El origen de la pintura colonial esta relacionado con la llegada de tres pintores italianos: Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro, Bitti es considerado su iniciador. Estos pintores desarrollaron el estilo manierista.
Con el barroco desapareció la unidad artística de la época del manierismo y comenzaron a surgir escuelas locales de pintura. Mientras Lima ideaba un lenguaje sofisticado para expresar el barroco, en el Cuzco, el obispo Manuel de Mollinedo (1673-1699) procuró replicar el arte del seiscientos europeo en sus diócesis.
Contó con la ayuda de Basilio de Santa Cruz Pomacallao, que inspirado en la obra de Rubens, desarrollo una riqueza cromática y gran dinamismo en sus pinturas. Asimismo, Diego Quispe Tito, más identificado con los estratos nativos, inició, sobre la base de los grabados flamencos, el desarrollo un genero paisajístico que tuvo gran repercusión en los pintores anónimos del siglo XVIII.
Escultura
A partir del siglo XVI, la escultura europea se introduce en el virreinato peruano. Escultores y obras de procedencia sevillana tuvieron importante significado. En Lima comienzan a manifestarse estilos cada vez más propios, alejados de los europeos.
Debe mencionarse la producción de escultores indígenas que se incorporaron a estas tareas, primero como expertos canteros que colaboraron en las labores de relieves escultóricos de carácter decorativo y luego en los trabajos de imagenería. De España se importaron muchas técnicas tradicionales para trabajar con mármol, piedra, madera, pastas, marfiles y metales, a las que se añadieron en tierras americanas las del maguey, de probable tradición indígena. De este periodo son los talleres de escultura en los que los maestros sevillanos o castellanos conducían los trabajos de aprendices, entalladores, alarifes e imagineros, entre los que figuran Cristobal de Ojeda, Alonso Gómez, Diego Ortiz de Guzmán y otros artistas, como Juan Bautista Guzmán y Melchor de Sanabria.
Mención aparte merece la obra de Martinez Montañés, quien influye en toda una generación con la apertura al realismo. Un activo núcleo de escultores que seguían a este maestro seguían en Lima en pleno siglo XVII. Durante esta época fue normal que indígenas, mestizos y criollos se formaran al lado de un escultor emigrado o adoptaran la plástica de la época. De esta etapa data la construcción de la fuente de la Plaza de Mayor de Lima, hecha por orden del virrey don García Sarmiento de Sotomayor.
Respuesta:
Arquitectura
Las ciudades coloniales nacieron poco a poco como reflejo de las españolas, pero con el inevitable aporte local. Respetaron el diseño de la cuadricula, que se asemejaba a un tablero de ajedrez,lo que les dio cierto carácter planificado. El diseño original se determinaba por un espacio central (conocido como Plaza Mayor o Plaza de Armas) y a su alrededor se erigía el resto de edificios principales: palacio del gobernante, catedral, casa del obispo, ayuntamiento, las casas de los vecinos notables y los portales donde se establecían los comerciantes y mercaderes.
Las construcciones desde las épocas tempranas, tuvieron usos específicos: gobierno civil, eclesiástico, del culto, de ayudas pública como los hospitales, de diversión como la plaza de toros, los coliseos de gallos, los corrales de comedias, etc.
Pintura
Muchos artistas peninsulares llegaron en el siglo XVI para montar talleres y difundir las tendencias de la época. En un primer momento, la pintura peruana tuvo una marcada influencia renacentista. El origen de la pintura colonial esta relacionado con la llegada de tres pintores italianos: Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro, Bitti es considerado su iniciador. Estos pintores desarrollaron el estilo manierista.
Con el barroco desapareció la unidad artística de la época del manierismo y comenzaron a surgir escuelas locales de pintura. Mientras Lima ideaba un lenguaje sofisticado para expresar el barroco, en el Cuzco, el obispo Manuel de Mollinedo (1673-1699) procuró replicar el arte del seiscientos europeo en sus diócesis.
Contó con la ayuda de Basilio de Santa Cruz Pomacallao, que inspirado en la obra de Rubens, desarrollo una riqueza cromática y gran dinamismo en sus pinturas. Asimismo, Diego Quispe Tito, más identificado con los estratos nativos, inició, sobre la base de los grabados flamencos, el desarrollo un genero paisajístico que tuvo gran repercusión en los pintores anónimos del siglo XVIII.
Escultura
A partir del siglo XVI, la escultura europea se introduce en el virreinato peruano. Escultores y obras de procedencia sevillana tuvieron importante significado. En Lima comienzan a manifestarse estilos cada vez más propios, alejados de los europeos.
Debe mencionarse la producción de escultores indígenas que se incorporaron a estas tareas, primero como expertos canteros que colaboraron en las labores de relieves escultóricos de carácter decorativo y luego en los trabajos de imagenería. De España se importaron muchas técnicas tradicionales para trabajar con mármol, piedra, madera, pastas, marfiles y metales, a las que se añadieron en tierras americanas las del maguey, de probable tradición indígena. De este periodo son los talleres de escultura en los que los maestros sevillanos o castellanos conducían los trabajos de aprendices, entalladores, alarifes e imagineros, entre los que figuran Cristobal de Ojeda, Alonso Gómez, Diego Ortiz de Guzmán y otros artistas, como Juan Bautista Guzmán y Melchor de Sanabria.
Mención aparte merece la obra de Martinez Montañés, quien influye en toda una generación con la apertura al realismo. Un activo núcleo de escultores que seguían a este maestro seguían en Lima en pleno siglo XVII. Durante esta época fue normal que indígenas, mestizos y criollos se formaran al lado de un escultor emigrado o adoptaran la plástica de la época. De esta etapa data la construcción de la fuente de la Plaza de Mayor de Lima, hecha por orden del virrey don García Sarmiento de Sotomayor.