La gimnasia llega a nuestro país aproximadamente en el año de 1.940. Los conocimientos sobre este deporte de Suecia y Alemania, los trajo el Sacerdote Italiano, padre Mosser, quien se radicó en Bogotá en el Colegio Salesiano León XIII donde empezó dirigiendo grupos de jóvenes de excelente calidad.
En el artículo “Inicios de la disciplina deportiva en México”, la FMG señala que existen registros documentales de actividades gimnásticas en el país que datan de 1850, al tomar presencia en algunos eventos del Colegio Militar.
Se considera que la gimnasia se originó en el antiguo Egipto, cuando se realizaban las acrobacias circenses. Nace en Europa Central a mediados del siglo XVIII con el nombre de gimnasia moderna
Friedrich Ludwig Jahn (Lanz, Brandeburgo, 11 de agosto de 1778 - Freyburg, 15 de octubre de 1852) fue un pedagogo alemán, conocido como el «padre de la gimnasia» (en alemán, Turnvater).
Varias fuentes documentaron las prácticas gimnásticas y acrobáticas de los aztecas, así como la creación de una gran cantidad de aparatos para poder exhibir sus habilidades. Según Fray Diego Durán (1867), “los gimnastas o acróbatas recibían el nombre de mayotuncuepani. Eran magníficos antipodistas y realizaban números colectivos, destacaban sus números de columnas, equilibrios sobre la cabeza de un compañero, así como los volteadores sobre cuerda. Éstos realizaban diversos ejercicios acrobáticos, que hacían notar la destreza y la agilidad de los gimnastas aztecas”.
“Ocupa entre los ejercicios gimnásticos un lugar de honor, teniendo incluso nombre propio, el Xocuahpatollin o más comúnmente conocido como el juego del palo, como lo bautizaron los españoles. Consistía éste en que, acostado sobre su espalda, un gimnasta mexica mantenía una viga de madera cilíndrica sobre sus pies, realizando con ella una variada gama de movimientos, la arrojaban en alto y luego la recogían, y le daban dos mil vueltas en el aire. Aquellas maderas tenían el grosor de una pierna y medían hasta braza y media de largo (una braza equivale 83 centímetros aproximadamente), lo que indica la dificultad de su maniobrabilidad. Una variante, se producía cuando sentados a horcajadas sobre los extremos del palo otros gimnastas intervenían girando simultáneamente.”
Tras sus conquistas en México, Hernán Cortés en 1528 se llevó a España un grupo de cuatro indígenas antipodistas y acróbatas (mayotuncuepani), presentándolos como un tesoro de la tierra conquistada al emperador Carlos V de España, al Papa Clemente VIII, así como a diversas personalidades de la corte española.
Las actividades acrobáticas fueron prohibidas bajo el dominio español, a pesar de ello, éstas continuaron tomando su lugar como parte de la expresión escénica de las diversas culturas indígenas que nos preceden; tal como se puede ver en la imagen, en Guerrero perduran las representaciones de antipodistas.
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La gimnasia llega a nuestro país aproximadamente en el año de 1.940. Los conocimientos sobre este deporte de Suecia y Alemania, los trajo el Sacerdote Italiano, padre Mosser, quien se radicó en Bogotá en el Colegio Salesiano León XIII donde empezó dirigiendo grupos de jóvenes de excelente calidad.
En el artículo “Inicios de la disciplina deportiva en México”, la FMG señala que existen registros documentales de actividades gimnásticas en el país que datan de 1850, al tomar presencia en algunos eventos del Colegio Militar.
Se considera que la gimnasia se originó en el antiguo Egipto, cuando se realizaban las acrobacias circenses. Nace en Europa Central a mediados del siglo XVIII con el nombre de gimnasia moderna
Friedrich Ludwig Jahn (Lanz, Brandeburgo, 11 de agosto de 1778 - Freyburg, 15 de octubre de 1852) fue un pedagogo alemán, conocido como el «padre de la gimnasia» (en alemán, Turnvater).
Pd: me puedes ayudar con unos trabajos porfa?
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Varias fuentes documentaron las prácticas gimnásticas y acrobáticas de los aztecas, así como la creación de una gran cantidad de aparatos para poder exhibir sus habilidades. Según Fray Diego Durán (1867), “los gimnastas o acróbatas recibían el nombre de mayotuncuepani. Eran magníficos antipodistas y realizaban números colectivos, destacaban sus números de columnas, equilibrios sobre la cabeza de un compañero, así como los volteadores sobre cuerda. Éstos realizaban diversos ejercicios acrobáticos, que hacían notar la destreza y la agilidad de los gimnastas aztecas”.
“Ocupa entre los ejercicios gimnásticos un lugar de honor, teniendo incluso nombre propio, el Xocuahpatollin o más comúnmente conocido como el juego del palo, como lo bautizaron los españoles. Consistía éste en que, acostado sobre su espalda, un gimnasta mexica mantenía una viga de madera cilíndrica sobre sus pies, realizando con ella una variada gama de movimientos, la arrojaban en alto y luego la recogían, y le daban dos mil vueltas en el aire. Aquellas maderas tenían el grosor de una pierna y medían hasta braza y media de largo (una braza equivale 83 centímetros aproximadamente), lo que indica la dificultad de su maniobrabilidad. Una variante, se producía cuando sentados a horcajadas sobre los extremos del palo otros gimnastas intervenían girando simultáneamente.”
Tras sus conquistas en México, Hernán Cortés en 1528 se llevó a España un grupo de cuatro indígenas antipodistas y acróbatas (mayotuncuepani), presentándolos como un tesoro de la tierra conquistada al emperador Carlos V de España, al Papa Clemente VIII, así como a diversas personalidades de la corte española.
Las actividades acrobáticas fueron prohibidas bajo el dominio español, a pesar de ello, éstas continuaron tomando su lugar como parte de la expresión escénica de las diversas culturas indígenas que nos preceden; tal como se puede ver en la imagen, en Guerrero perduran las representaciones de antipodistas.