La escasez de agua se define como el punto en el que, el impacto agregado de todos los usuarios, bajo determinado orden institucional, afecta al suministro o a la calidad del agua, de forma que la demanda de todos los sectores, incluido el medioambiental, no puede ser completamente satisfecha.
Todos tenemos clara la gran importancia del agua para poder llevar una vida digna. Y es que el agua es indispensable para la vida: lo es para producir los alimentos que comemos, para garantizarnos una higiene básica y -cómo no- para el consumo humano directo. No obstante, se estima que 663 millones de personas viven sin agua potable en el mundo, y esto genera problemas tremendos, sobre todo, en las regiones más deprimidas del mundo.
Para que puedas hacerte una idea de la magnitud de este problema, al menos un 65 % del total del territorio africano sufre de escasez parcial o total de recursos hídricos. Un hecho tan cotidiano para nosotros, como es beber agua, se convierte cada día en todo un lujo para millones de personas en todo el globo, ya que en muchos lugares de África, Asia y América Latina el agua de calidad es un recurso escaso. Además, según citan diversos estudios, los problemas generados por la falta de agua amenazan con verse agravados en el futuro, de ahí que debamos plantearnos la importancia del agua para ayudar a los países en vía de desarrollo.
El cambio climático acelera el derretimiento de los polos, un hecho que puede llegar a elevar el nivel del mar hasta el punto de contaminar con agua no potable multitud de fuentes costeras de agua dulce. Además, la destrucción de los ecosistemas y la contaminación progresiva de las aguas a causa de la actividad del hombre, así como las pocas medidas que se están adoptando al respecto, dificultan una lectura optimista de lo que está por venir.
Todo esto, unido al gran aumento de población que se espera para las próximas décadas (y muy especialmente en los países en vías de desarrollo), hace prever un incremento considerable de la demanda mundial de agua dulce, hasta el punto de que dos tercios del planeta pueden acabar sufriendo problemas de desabastecimiento y escasez de recursos hídricos en cuestión de treinta o cuarenta años.
Los problemas generados por la escasez de agua potable en los países en vías de desarrollo son extremadamente graves, además de resultar muy numerosos y variados: enfermedades, hambrunas, guerras… Pero, en el fondo, todos estos problemas están estrechamente relacionados entre sí:
Un freno al desarrollo social y económico. La ausencia de agua de calidad dificulta (o impide, directamente) el desarrollo de la industria local de los países más pobres, cuyos Gobiernos se verán forzados a importar la mayor parte de los productos de consumo, lo que aumenta su deuda externa.
Respuesta:
Oye conoces a francisco
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La escasez de agua se define como el punto en el que, el impacto agregado de todos los usuarios, bajo determinado orden institucional, afecta al suministro o a la calidad del agua, de forma que la demanda de todos los sectores, incluido el medioambiental, no puede ser completamente satisfecha.
Todos tenemos clara la gran importancia del agua para poder llevar una vida digna. Y es que el agua es indispensable para la vida: lo es para producir los alimentos que comemos, para garantizarnos una higiene básica y -cómo no- para el consumo humano directo. No obstante, se estima que 663 millones de personas viven sin agua potable en el mundo, y esto genera problemas tremendos, sobre todo, en las regiones más deprimidas del mundo.
Para que puedas hacerte una idea de la magnitud de este problema, al menos un 65 % del total del territorio africano sufre de escasez parcial o total de recursos hídricos. Un hecho tan cotidiano para nosotros, como es beber agua, se convierte cada día en todo un lujo para millones de personas en todo el globo, ya que en muchos lugares de África, Asia y América Latina el agua de calidad es un recurso escaso. Además, según citan diversos estudios, los problemas generados por la falta de agua amenazan con verse agravados en el futuro, de ahí que debamos plantearnos la importancia del agua para ayudar a los países en vía de desarrollo.
El cambio climático acelera el derretimiento de los polos, un hecho que puede llegar a elevar el nivel del mar hasta el punto de contaminar con agua no potable multitud de fuentes costeras de agua dulce. Además, la destrucción de los ecosistemas y la contaminación progresiva de las aguas a causa de la actividad del hombre, así como las pocas medidas que se están adoptando al respecto, dificultan una lectura optimista de lo que está por venir.
Todo esto, unido al gran aumento de población que se espera para las próximas décadas (y muy especialmente en los países en vías de desarrollo), hace prever un incremento considerable de la demanda mundial de agua dulce, hasta el punto de que dos tercios del planeta pueden acabar sufriendo problemas de desabastecimiento y escasez de recursos hídricos en cuestión de treinta o cuarenta años.
Los problemas generados por la escasez de agua potable en los países en vías de desarrollo son extremadamente graves, además de resultar muy numerosos y variados: enfermedades, hambrunas, guerras… Pero, en el fondo, todos estos problemas están estrechamente relacionados entre sí:
Un freno al desarrollo social y económico. La ausencia de agua de calidad dificulta (o impide, directamente) el desarrollo de la industria local de los países más pobres, cuyos Gobiernos se verán forzados a importar la mayor parte de los productos de consumo, lo que aumenta su deuda externa.