¿La curiosidad mató al gato? Dicen que la curiosidad mató al gato y quizá tengan razón. Pero no menos cierto es que este mismo interés por las cosas desconocidas ha permitido al hombre descubrir nuevos mundos, como le ocurrió a Cristóbal Colón en 1492, cuando llegó a América; o al bacteriólogo británico Alexander Fleming, cuando identificó el hongo Penicillium notatum, de donde se deriva la penicilina. Las preguntas son el motor de los descubrimientos, no por nada el físico Albert Einsten decía que “Lo importante es no dejar de hacerse preguntas”. Preguntar es inherente al ser humano. Basta con escuchar a los bebés que están aprendiendo a hablar, sus primeras expresiones son de curiosidad y, con frecuencia, cuestionan: “¿qué es eso?” A esta pregunta inicial siguen otras como “¿para qué?” y “¿por qué? Con el paso de los años parece que olvidamos esta buena costumbre de preguntar, quizá por comodidad o por indiferencia.
Te invitamos que observes el mundo como si estuvieras viéndolo por primera vez y te plantees preguntas para entenderlo, como: ¿por qué el cielo es azul? ¿por dónde se oculta el sol? ¿Dónde está ubicada la Tierra? ¿Para qué sirve usar bloqueador solar? ¿Qué son los carbohidratos? ¿Por qué es importante lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño? ¿Qué tan confiables son los preservativos para evitar el contagio de infecciones? ¿Qué son las infecciones de transmisión sexual? ¿Cómo puedo evitar contagiarme?
Respuesta:
no debes de salir de casa por covid 19