investiga y realiza una exposición en la que expliques cuál es la relación entre la realidad politica y social de una época y sus movimientos artístico
La relación entre arte y política: las vanguardias, las industrias culturales y el espectador emancipado
Considerar la articulación que existe entre arte y política supone procurar elucidar las relaciones que se establecen entre el hecho artístico y los fenómenos sociales que determinan su producción y recepción y sus posibilidades de promover la conciencia crítica de la población. Esto implica recuperar la reflexión que caracterizó al pensamiento de vanguardia, su crítica a la institucionalización del arte y sus procesos de mediación.
El concepto de vanguardia entraña una cierta variabilidad semántica, aunque desde la perspectiva estrictamente sociológica implica un sentido reactivo que deriva de los efectos y modos de intervención que propone y promueve en el medio en el cual se inserta. Los movimientos de vanguardia reciben este nombre en la medida que provocan rupturas de la tradición, ya sea con relación a las formas artísticas dominantes, las instituciones o el gusto hegemónico en el campo estético; así mismo con la función que la sociedad burguesa le asigna al arte, es decir, la destrucción de la doctrina del arte por el arte que lo constituye en un simple artefacto decorativo para colocarlo al servicio del hombre mediante la construcción de un nuevo orden emancipador.
Las nuevas situaciones sociales y políticas habían contribuido para que los artistas reorientaran sus procesos de creación, a través de la búsqueda de nuevas estrategias, convirtiendo la creación artística en instrumento de acción y penetración social, e incidiendo en la organización de un discurso contrahegemónico, que cuestionaba el sentido común.
Un primer antecedente de esta posición debe buscarse en la teoría y práctica sobre el teatro que propone Bertolt Brecht (Gutiérrez, 1999). Así y desde mediados de la década de los veinte procura articular, a través de su obra teatral, el arte y la praxis social para producir un arte de masas que contribuya a tomar conciencia de las desigualdades materiales y desenmascarar la ideología de la clase dominante.7 A diferencia del teatro burgués -que buscaba la identificación del espectador con el héroe- proponía un ejercicio de distanciamiento que favoreciera la reflexión de la conciencia que se objetiva a sí misma.
Explicación:
Sartre aunque con algunas diferencias, sostiene un planteo similar; define el teatro a partir del acto y el actuar, atribuyéndole una función política (Hernández Sanjorge, 2004). Considera el actuar como un modo de cambiar el mundo, destacando que la posibilidad de identificación que propone el teatro épico -y al hablar de identificación se aparta de la propuesta de Brecht- es diferente al del teatro burgués, pero no le atribuye una libertad irrestricta de lectura, sino la que está dirigida a la dialéctica materialista, instando a la lucha y acción política, aunque esto solo se pueda producir cuando se establece una relación de identificación.
Respuesta:
La relación entre arte y política: las vanguardias, las industrias culturales y el espectador emancipado
Considerar la articulación que existe entre arte y política supone procurar elucidar las relaciones que se establecen entre el hecho artístico y los fenómenos sociales que determinan su producción y recepción y sus posibilidades de promover la conciencia crítica de la población. Esto implica recuperar la reflexión que caracterizó al pensamiento de vanguardia, su crítica a la institucionalización del arte y sus procesos de mediación.
El concepto de vanguardia entraña una cierta variabilidad semántica, aunque desde la perspectiva estrictamente sociológica implica un sentido reactivo que deriva de los efectos y modos de intervención que propone y promueve en el medio en el cual se inserta. Los movimientos de vanguardia reciben este nombre en la medida que provocan rupturas de la tradición, ya sea con relación a las formas artísticas dominantes, las instituciones o el gusto hegemónico en el campo estético; así mismo con la función que la sociedad burguesa le asigna al arte, es decir, la destrucción de la doctrina del arte por el arte que lo constituye en un simple artefacto decorativo para colocarlo al servicio del hombre mediante la construcción de un nuevo orden emancipador.
Las nuevas situaciones sociales y políticas habían contribuido para que los artistas reorientaran sus procesos de creación, a través de la búsqueda de nuevas estrategias, convirtiendo la creación artística en instrumento de acción y penetración social, e incidiendo en la organización de un discurso contrahegemónico, que cuestionaba el sentido común.
Un primer antecedente de esta posición debe buscarse en la teoría y práctica sobre el teatro que propone Bertolt Brecht (Gutiérrez, 1999). Así y desde mediados de la década de los veinte procura articular, a través de su obra teatral, el arte y la praxis social para producir un arte de masas que contribuya a tomar conciencia de las desigualdades materiales y desenmascarar la ideología de la clase dominante.7 A diferencia del teatro burgués -que buscaba la identificación del espectador con el héroe- proponía un ejercicio de distanciamiento que favoreciera la reflexión de la conciencia que se objetiva a sí misma.
Explicación:
Sartre aunque con algunas diferencias, sostiene un planteo similar; define el teatro a partir del acto y el actuar, atribuyéndole una función política (Hernández Sanjorge, 2004). Considera el actuar como un modo de cambiar el mundo, destacando que la posibilidad de identificación que propone el teatro épico -y al hablar de identificación se aparta de la propuesta de Brecht- es diferente al del teatro burgués, pero no le atribuye una libertad irrestricta de lectura, sino la que está dirigida a la dialéctica materialista, instando a la lucha y acción política, aunque esto solo se pueda producir cuando se establece una relación de identificación.