El proceso de cambio de la población es continuo y permanente, en otras épocas la evolución de la estructura de la población era lento, pero en la actualidad se han producido movimientos muy rápidos debido al efecto acelerado del descenso de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida, que hace que muchos países, como es el caso de Cuba, muestren una población con un importante peso en los mayores de 60 años. En 1994 quedó plasmada por los organismos internacionales y aceptada por los países una nueva concepción sobre la salud reproductiva, la cual, unida a la evolución de la población, llama a nuevas consideraciones sobre las percepciones y comportamientos de la sexualidad en el adulto mayor. Es preciso valorar de manera consecuente en este grupo las formas de sentir y actuar y las consecuencias sobre su salud sexual, aspectos que adquieren una gran significación en la actualidad. El presente trabajo brinda algunos elementos sobre la salud sexual en las personas de 60 años y más, lo que permite reflexionar sobre su comportamiento sexual y contribuir a que haya una adecuada valoración sobre estos aspectos vitales en las personas de este grupo de edad.
Las medidas resúmenes del estado de salud de una población (MRSP) son indicadores que cuantifican la carga negativa de una enfermedad, a partir no solo del número de muertes que la enfermedad causa, sino también por la morbilidad y la consiguiente pérdida de calidad de vida que dicha entidad genera. Un tipo específico de estos indicadores es la esperanza de vida ajustada por discapacidad. Se utilizó este indicador con el propósito de identificar posibles diferencias en el efecto negativo de la morbilidad por algunas enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, asma, enfermedad cerebrovascular, cáncer y cardiopatía isquémica) con diferenciación por sexo, y evaluar la tendencia general de su comportamiento en el tiempo (años 1990, 1995 y 2000). Se calculó la esperanza de vida utilizando la mortalidad por todas las causas, y ajustando por la morbilidad de cada una de las enfermedades. El procedimiento consistió en descontar de los años vividos aquellos que se pueden considerar "perdidos por la enfermedad"; estos años "perdidos" se calculan a partir de estimaciones de la cantidad de años vividos con esa enfermedad, y a partir de las severidades que se consideren pertinentes para estas. El impacto negativo de la morbilidad por diabetes, asma, cardiopatía isquémica y enfermedad cerebrovascular sobre la esperanza de vida aumenta a lo largo del decenio estudiado. Un comportamiento diferente mostró el cáncer, y se observó una disminución del efecto negativo de la morbilidad por esta enfermedad en el año 1995 en relación con el año 1990. La carga de la morbilidad por cardiopatía isquémica y diabetes es mayor en las mujeres que en los hombres (3,69 vs. 3,05 y 0,46 vs. 0,27, respectivamente, en el año 2000), mientras que para la enfermedad cerebrovascular y el cáncer ocurre lo contrario (1,23 vs. 1,20 y 0,41 vs. 0,33, respectivamente, en el mismo año). La cardiopatía isquémica mostró el mayor efecto negativo sobre la esperanza de vida en los 3 años estudiados (diferencia relativa para los hombres de 3,05 % en el año 2000). La esperanza de vida resultante de este ajuste representa una herramienta útil para comparar el impacto negativo de la morbilidad por las distintas enfermedades sobre la esperanza de vida en un momento determinado, y evaluar la tendencia de su comportamiento a lo largo del tiempo.
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El proceso de cambio de la población es continuo y permanente, en otras épocas la evolución de la estructura de la población era lento, pero en la actualidad se han producido movimientos muy rápidos debido al efecto acelerado del descenso de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida, que hace que muchos países, como es el caso de Cuba, muestren una población con un importante peso en los mayores de 60 años. En 1994 quedó plasmada por los organismos internacionales y aceptada por los países una nueva concepción sobre la salud reproductiva, la cual, unida a la evolución de la población, llama a nuevas consideraciones sobre las percepciones y comportamientos de la sexualidad en el adulto mayor. Es preciso valorar de manera consecuente en este grupo las formas de sentir y actuar y las consecuencias sobre su salud sexual, aspectos que adquieren una gran significación en la actualidad. El presente trabajo brinda algunos elementos sobre la salud sexual en las personas de 60 años y más, lo que permite reflexionar sobre su comportamiento sexual y contribuir a que haya una adecuada valoración sobre estos aspectos vitales en las personas de este grupo de edad.
Las medidas resúmenes del estado de salud de una población (MRSP) son indicadores que cuantifican la carga negativa de una enfermedad, a partir no solo del número de muertes que la enfermedad causa, sino también por la morbilidad y la consiguiente pérdida de calidad de vida que dicha entidad genera. Un tipo específico de estos indicadores es la esperanza de vida ajustada por discapacidad. Se utilizó este indicador con el propósito de identificar posibles diferencias en el efecto negativo de la morbilidad por algunas enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes, asma, enfermedad cerebrovascular, cáncer y cardiopatía isquémica) con diferenciación por sexo, y evaluar la tendencia general de su comportamiento en el tiempo (años 1990, 1995 y 2000). Se calculó la esperanza de vida utilizando la mortalidad por todas las causas, y ajustando por la morbilidad de cada una de las enfermedades. El procedimiento consistió en descontar de los años vividos aquellos que se pueden considerar "perdidos por la enfermedad"; estos años "perdidos" se calculan a partir de estimaciones de la cantidad de años vividos con esa enfermedad, y a partir de las severidades que se consideren pertinentes para estas. El impacto negativo de la morbilidad por diabetes, asma, cardiopatía isquémica y enfermedad cerebrovascular sobre la esperanza de vida aumenta a lo largo del decenio estudiado. Un comportamiento diferente mostró el cáncer, y se observó una disminución del efecto negativo de la morbilidad por esta enfermedad en el año 1995 en relación con el año 1990. La carga de la morbilidad por cardiopatía isquémica y diabetes es mayor en las mujeres que en los hombres (3,69 vs. 3,05 y 0,46 vs. 0,27, respectivamente, en el año 2000), mientras que para la enfermedad cerebrovascular y el cáncer ocurre lo contrario (1,23 vs. 1,20 y 0,41 vs. 0,33, respectivamente, en el mismo año). La cardiopatía isquémica mostró el mayor efecto negativo sobre la esperanza de vida en los 3 años estudiados (diferencia relativa para los hombres de 3,05 % en el año 2000). La esperanza de vida resultante de este ajuste representa una herramienta útil para comparar el impacto negativo de la morbilidad por las distintas enfermedades sobre la esperanza de vida en un momento determinado, y evaluar la tendencia de su comportamiento a lo largo del tiempo.
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