En Buenos Aires se impuso la fórmula del Frente Justicialista: Framini-Anglada. El resultado de la elección fue totalmente inesperado para el ministro del Interior, Alfredo Vítolo, quien daba por seguro un amplio triunfo del oficialismo. Yo estuve toda la tarde en Olivos, donde reinaba la soledad y el silencio.
La derrota no fue una sorpresa para el presidente, ya que estaba seguro de que era muy distinto ganar elecciones parciales en las provincias, que enfrentar al peronismo en una votación general donde pudiera expresarse, por primera vez, votando a sus propios candidatos. Pero no pudo resistir las presiones de los más importantes dirigentes de su Partido.
Jacobo Timerman había vuelto de Madrid en vísperas de la elección y me encontré de inmediato con él en el bar Tamanaco, de Santa Fe y Azcuénaga, donde me contó, para que se lo transmitiera al presidente, que su gestión había fracasado, porque Perón se le adelantó: convocó a las agencias a su casa e hizo una declaración de apoyo a la concurrencia a las urnas para votar por los propios candidatos, aun si ello pudiera producir -en caso de un triunfo masivo- el golpe militar. La gestión se la había encomendado Frigerio y no Frondizi, y consistía en tratar de que Perón advirtiera a los peronistas que si se volcaban masivamente a las urnas votando a sus candidatos, podría producirse el golpe militar, y la victoria electoral sería entonces una victoria pírrica.
Explicación:
El 18 de marzo de 1962, en las elecciones parciales para legisladores y gobernadores, el peronismo ganó diez de las catorce gobernaciones, entre ellas la de Buenos Aires. En el plano legislativo, los resultados no fueron tan desastrosos para el gobierno. La UCRI perdió la provincia de Buenos Aires, pero ganó la Capital Federal, seguida por la Unión Popular. La UCRP entró tercera. La UCRI también ganó en Entre Ríos, La Pampa, Corrientes, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Los conservadores se mantuvieron triunfantes en Mendoza y la UCRP en Córdoba, con la fórmula Illia-Páez Molina.
En Buenos Aires se impuso la fórmula del Frente Justicialista: Framini-Anglada. El resultado de la elección fue totalmente inesperado para el ministro del Interior, Alfredo Vítolo, quien daba por seguro un amplio triunfo del oficialismo. Yo estuve toda la tarde en Olivos, donde reinaba la soledad y el silencio.
La derrota no fue una sorpresa para el presidente, ya que estaba seguro de que era muy distinto ganar elecciones parciales en las provincias, que enfrentar al peronismo en una votación general donde pudiera expresarse, por primera vez, votando a sus propios candidatos. Pero no pudo resistir las presiones de los más importantes dirigentes de su Partido.
Jacobo Timerman había vuelto de Madrid en vísperas de la elección y me encontré de inmediato con él en el bar Tamanaco, de Santa Fe y Azcuénaga, donde me contó, para que se lo transmitiera al presidente, que su gestión había fracasado, porque Perón se le adelantó: convocó a las agencias a su casa e hizo una declaración de apoyo a la concurrencia a las urnas para votar por los propios candidatos, aun si ello pudiera producir -en caso de un triunfo masivo- el golpe militar. La gestión se la había encomendado Frigerio y no Frondizi, y consistía en tratar de que Perón advirtiera a los peronistas que si se volcaban masivamente a las urnas votando a sus candidatos, podría producirse el golpe militar, y la victoria electoral sería entonces una victoria pírrica.
Explicación:
El 18 de marzo de 1962, en las elecciones parciales para legisladores y gobernadores, el peronismo ganó diez de las catorce gobernaciones, entre ellas la de Buenos Aires. En el plano legislativo, los resultados no fueron tan desastrosos para el gobierno. La UCRI perdió la provincia de Buenos Aires, pero ganó la Capital Federal, seguida por la Unión Popular. La UCRP entró tercera. La UCRI también ganó en Entre Ríos, La Pampa, Corrientes, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Los conservadores se mantuvieron triunfantes en Mendoza y la UCRP en Córdoba, con la fórmula Illia-Páez Molina.
Respuesta:
En Buenos Aires se impuso la fórmula del Frente Justicialista: Framini-Anglada. El resultado de la elección fue totalmente inesperado para el ministro del Interior, Alfredo Vítolo, quien daba por seguro un amplio triunfo del oficialismo. Yo estuve toda la tarde en Olivos, donde reinaba la soledad y el silencio.
La derrota no fue una sorpresa para el presidente, ya que estaba seguro de que era muy distinto ganar elecciones parciales en las provincias, que enfrentar al peronismo en una votación general donde pudiera expresarse, por primera vez, votando a sus propios candidatos. Pero no pudo resistir las presiones de los más importantes dirigentes de su Partido.
Jacobo Timerman había vuelto de Madrid en vísperas de la elección y me encontré de inmediato con él en el bar Tamanaco, de Santa Fe y Azcuénaga, donde me contó, para que se lo transmitiera al presidente, que su gestión había fracasado, porque Perón se le adelantó: convocó a las agencias a su casa e hizo una declaración de apoyo a la concurrencia a las urnas para votar por los propios candidatos, aun si ello pudiera producir -en caso de un triunfo masivo- el golpe militar. La gestión se la había encomendado Frigerio y no Frondizi, y consistía en tratar de que Perón advirtiera a los peronistas que si se volcaban masivamente a las urnas votando a sus candidatos, podría producirse el golpe militar, y la victoria electoral sería entonces una victoria pírrica.
Explicación:
El 18 de marzo de 1962, en las elecciones parciales para legisladores y gobernadores, el peronismo ganó diez de las catorce gobernaciones, entre ellas la de Buenos Aires. En el plano legislativo, los resultados no fueron tan desastrosos para el gobierno. La UCRI perdió la provincia de Buenos Aires, pero ganó la Capital Federal, seguida por la Unión Popular. La UCRP entró tercera. La UCRI también ganó en Entre Ríos, La Pampa, Corrientes, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Los conservadores se mantuvieron triunfantes en Mendoza y la UCRP en Córdoba, con la fórmula Illia-Páez Molina.
Respuesta:
En Buenos Aires se impuso la fórmula del Frente Justicialista: Framini-Anglada. El resultado de la elección fue totalmente inesperado para el ministro del Interior, Alfredo Vítolo, quien daba por seguro un amplio triunfo del oficialismo. Yo estuve toda la tarde en Olivos, donde reinaba la soledad y el silencio.
La derrota no fue una sorpresa para el presidente, ya que estaba seguro de que era muy distinto ganar elecciones parciales en las provincias, que enfrentar al peronismo en una votación general donde pudiera expresarse, por primera vez, votando a sus propios candidatos. Pero no pudo resistir las presiones de los más importantes dirigentes de su Partido.
Jacobo Timerman había vuelto de Madrid en vísperas de la elección y me encontré de inmediato con él en el bar Tamanaco, de Santa Fe y Azcuénaga, donde me contó, para que se lo transmitiera al presidente, que su gestión había fracasado, porque Perón se le adelantó: convocó a las agencias a su casa e hizo una declaración de apoyo a la concurrencia a las urnas para votar por los propios candidatos, aun si ello pudiera producir -en caso de un triunfo masivo- el golpe militar. La gestión se la había encomendado Frigerio y no Frondizi, y consistía en tratar de que Perón advirtiera a los peronistas que si se volcaban masivamente a las urnas votando a sus candidatos, podría producirse el golpe militar, y la victoria electoral sería entonces una victoria pírrica.
Explicación:
El 18 de marzo de 1962, en las elecciones parciales para legisladores y gobernadores, el peronismo ganó diez de las catorce gobernaciones, entre ellas la de Buenos Aires. En el plano legislativo, los resultados no fueron tan desastrosos para el gobierno. La UCRI perdió la provincia de Buenos Aires, pero ganó la Capital Federal, seguida por la Unión Popular. La UCRP entró tercera. La UCRI también ganó en Entre Ríos, La Pampa, Corrientes, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Los conservadores se mantuvieron triunfantes en Mendoza y la UCRP en Córdoba, con la fórmula Illia-Páez Molina.