Es toda conducta de un adulto, que por acción u omisión interfiere negativamente en el desarrollo físico, psicológico o sexual de un niño, niña o adolescente.
La violencia doméstica (maltrato de mujeres y niños) constituye un problema principal de la salud pública, que está a la altura del alcoholismo y la depresión.
Minuchin y Nichols nos dicen “en realidad hay dos formas de violencia, la violencia tendiente a lograr una meta, podría denominarse “violencia coercitiva”, pero hay otra forma de violencia, “violencia de ruego”, en la cual el victimario se percibe como víctima. En las familias en las que se maltrata a los hijos o cónyugues, los hombres o mujeres violentos suelen considerarse provocador y sin defensa ante los golpes de la persona.
A su vez, las víctimas de abusos suelen manifestar notables trastornos psicológicos tales como fobias, miedos patológicos, pesadillas, comerse las uñas, eneuresis (orinarse), tricotilomanía (tendencia irresistible a arrancarse el cabello), algunos trastornos psicosomáticos, tics y baja autoestima.
Bernabé Tierno dice “El castigo físico y la puesta en práctica de la tristemente célebre frase: -donde estén un par de bofetadas a tiempo-…no tiene más valor que de descarga de tensión, frustración e ira que se produce en quien las propina, padre o profesor, que para sentirse más aliviado de su complejo de culpa. Atribuye efectos terapeuticos a su conducta violenta.”
III- El Abuso Físico:
Se considera abuso físico cualquier tipo de lesión corporal ocasionada voluntariamente a un niño o niña por una persona en condiciones superiores a las del menor. Es decir, que los daños ocasionados en forma accidental quedan excluídos de este calificativo.
Son considerados como abuso, acciones tales como agredir con las manos o el puño cerrado o con algún instrumento, patear, pellizcar, morder, sacudir o lanzar físicamente al niño (a) contra el suelo o la pared, quemar partes del cuerpo, o cualquier hecho practicado con el objetivo de producir un dolor.
El maltrato puede ser cometido por el padre, la madre o por ambos que independientemente de género, edad, credo político, religioso, preparación académica o clase social maltratan en forma severa a sus hijos para someterlos a obediencia y disciplina.
Los agresores pueden ser personas diversas con o sin preparación profesional, un maestro, el vecino, etc. La mayoría de las personas que maltratan han aprendido, y creen, que la violencia y el castigo tiene las formas para educar y aprender. El castigo tiene como inconveniente generar estados de tensión, repudio, rebeldía, inhibición y malestar generalizado ante el agente castigador.
5
En el futuro las secuelas del maltrato serán evidentes en el sobreviviente afectando sensiblemente el desarrollo de su personalidad, su seguridad y su bienestar.
El maltrato está ubicado dentro de la violencia intrafamiliar, pues cuando hay violencia entre los cónyugues también hay maltrato infantil. Las formas más abiertas de violencia como las golpizas cruentas u otras que dejan huellas en el cuerpo, afectan al infante tanto como aquellas que se expresan de manera más sutil o simbólicas a través de gestos o palabras, pero que también dejan huellas imborrables en la memoria y la personalidad, en fin, en el alma del niño (a).
El maltrato a los niños (as) afecta a la sociedad en su conjunto. No existe una legislación sensible ni políticas suficientes, ni compromiso personal auténtico por alejarnos del ejercicio cotidiano de la violencia, poniéndo en juego el bienestar humano, la salud, la dignidad, los derechos humanos y la educación.
No se puede afirmar que el maltrato obedezca a una sola causa, en realidad existen muchos factores culturales, del contexto familiar, de los individuos y de la sociedad que tienen un peso específico y distinto en cada situación de maltrato.
3.1 Factores que inciden en el maltrato:
Sentimiento y ejercicio extralimitado de la autoridad Las tensiones Sistema socio-económico-político-cultural El poderEl estrés
Es toda conducta de un adulto, que por acción u omisión interfiere negativamente en el desarrollo físico, psicológico o sexual de un niño, niña o adolescente.
La violencia doméstica (maltrato de mujeres y niños) constituye un problema principal de la salud pública, que está a la altura del alcoholismo y la depresión.
Minuchin y Nichols nos dicen “en realidad hay dos formas de violencia, la violencia tendiente a lograr una meta, podría denominarse “violencia coercitiva”, pero hay otra forma de violencia, “violencia de ruego”, en la cual el victimario se percibe como víctima. En las familias en las que se maltrata a los hijos o cónyugues, los hombres o mujeres violentos suelen considerarse provocador y sin defensa ante los golpes de la persona.
A su vez, las víctimas de abusos suelen manifestar notables trastornos psicológicos tales como fobias, miedos patológicos, pesadillas, comerse las uñas, eneuresis (orinarse), tricotilomanía (tendencia irresistible a arrancarse el cabello), algunos trastornos psicosomáticos, tics y baja autoestima.
Bernabé Tierno dice “El castigo físico y la puesta en práctica de la tristemente célebre frase: -donde estén un par de bofetadas a tiempo-…no tiene más valor que de descarga de tensión, frustración e ira que se produce en quien las propina, padre o profesor, que para sentirse más aliviado de su complejo de culpa. Atribuye efectos terapeuticos a su conducta violenta.”
III- El Abuso Físico:
Se considera abuso físico cualquier tipo de lesión corporal ocasionada voluntariamente a un niño o niña por una persona en condiciones superiores a las del menor. Es decir, que los daños ocasionados en forma accidental quedan excluídos de este calificativo.
Son considerados como abuso, acciones tales como agredir con las manos o el puño cerrado o con algún instrumento, patear, pellizcar, morder, sacudir o lanzar físicamente al niño (a) contra el suelo o la pared, quemar partes del cuerpo, o cualquier hecho practicado con el objetivo de producir un dolor.
El maltrato puede ser cometido por el padre, la madre o por ambos que independientemente de género, edad, credo político, religioso, preparación académica o clase social maltratan en forma severa a sus hijos para someterlos a obediencia y disciplina.
Los agresores pueden ser personas diversas con o sin preparación profesional, un maestro, el vecino, etc. La mayoría de las personas que maltratan han aprendido, y creen, que la violencia y el castigo tiene las formas para educar y aprender. El castigo tiene como inconveniente generar estados de tensión, repudio, rebeldía, inhibición y malestar generalizado ante el agente castigador.
5
En el futuro las secuelas del maltrato serán evidentes en el sobreviviente afectando sensiblemente el desarrollo de su personalidad, su seguridad y su bienestar.
El maltrato está ubicado dentro de la violencia intrafamiliar, pues cuando hay violencia entre los cónyugues también hay maltrato infantil. Las formas más abiertas de violencia como las golpizas cruentas u otras que dejan huellas en el cuerpo, afectan al infante tanto como aquellas que se expresan de manera más sutil o simbólicas a través de gestos o palabras, pero que también dejan huellas imborrables en la memoria y la personalidad, en fin, en el alma del niño (a).
El maltrato a los niños (as) afecta a la sociedad en su conjunto. No existe una legislación sensible ni políticas suficientes, ni compromiso personal auténtico por alejarnos del ejercicio cotidiano de la violencia, poniéndo en juego el bienestar humano, la salud, la dignidad, los derechos humanos y la educación.
No se puede afirmar que el maltrato obedezca a una sola causa, en realidad existen muchos factores culturales, del contexto familiar, de los individuos y de la sociedad que tienen un peso específico y distinto en cada situación de maltrato.
3.1 Factores que inciden en el maltrato:
Sentimiento y ejercicio extralimitado de la autoridad Las tensiones Sistema socio-económico-político-cultural El poderEl estrés