INFOGRAFIA de EL EJERCITO Y LOS LIBERTADORES EN LAS MANIFESTACIONES CULTURALES sobre las manifestaciones culturales del Perú antes durante y después de la esclavitud, indicando la importancia del rol del Mariscal Ramón Castilla y su impacto en los lenguajes artísticos
Este artículo analiza el proceso de "construcción social del Estado", definido como la búsqueda de apoyos subalternos para la construcción de un nuevo orden hegemónico poscolonial, durante el primer decenio de liderazgo político de Ramón Castilla. A tal efecto se analiza sus decretos "emancipatorios" de 1854 (abolición de la contribución indígena y de la esclavitud), su conducta en materia social durante su primera presidencia constitucional (1845-1851), y los efectos sobre las pugnas políticas de la época de una "plebe" cada vez más movilizada y activa. De acuerdo con la hipótesis propuesta, estas presencias constituyeron un factor de poder y legitimación que ningún actor político, al margen de sus preferencias subjetivas o "de casta", podía darse el lujo de ignorar. Esta circunstancia quedó en particular en evidencia durante las guerras civiles de 1854 y 1856-1858.
Palabras claves: Perú, siglo XIX, Ramón Castilla, construcción de Estado, grupos subalternos, caudillismo latinoamericano.
Durante mucho tiempo se sostuvo que la participación popular en los procesos latinoamericanos de construcción de Estado fue prácticamente nula o, en el mejor de los casos, pasiva. En referencia a Chile, el historiador conservador Alberto Edwards caracterizaba a dichos actores a comienzos del siglo xx como "masa inerte" o "ganado humano". Es decir, cualquier cosa menos actores2. La historiografía más reciente ha desmentido esas nociones de manera categórica, y es de esperar que también definitiva. Numerosos estudios relativos a regiones, países, o macrorregiones específicas han demostrado que los sectores "plebeyos" (campesinos, indígenas, esclavos y libertos, artesanos, integrantes diversos de la "plebe urbana") se involucraron de manera sostenida y consciente en esos procesos y conflictos, a veces apoyando propuestas procedentes de las élites, a veces levantando propuestas propias. De igual modo, se ha demostrado que esas élites (caudillos militares, bandos políticos doctrinarios o regionales, grupos de poder urbano o rural) cortejaron de manera activa los apoyos populares, los que podían resultar determinantes, por opción u omisión consciente, para el destino de sus propios proyectos. En América Latina como en cualquier otra parte del mundo moderno, la construcción inicial del Estado no pudo abstraerse de su trasfondo social-popular
A modo de compensar el sesgo elitista de la historiografía tradicional, la gran mayoría de los estudios volcados a recuperar las presencias populares en la historia posinde-pendentista se ha focalizado precisamente en dichos protagonismos, haciendo de los actores plebeyos el hilo conductor de sus análisis. Mucho menos atención ha concitado el polo opuesto de esta relación: el posicionamiento de los sectores selectos frente al mundo popular, o el lugar que estimaron pertinente concederle (o denegarle) en sus afanes de construcción política. Como se trata de procesos de naturaleza dialéctica, esa dimensión no ha quedado invisibilizada del todo, apareciendo como necesaria contraparte de los posicionamientos subalternos que ahora se busca relevar. Sin embargo, a estas alturas del debate tal vez resulte útil volver a llamar la atención sobre ese componente "dominante" o elitista de tal dialéctica, desplazado de los reflectores historiográficos por su propia y ahora inaceptable omnipresencia anterior. No para volver a inclinar la balanza hacia el otro lado o para desestimar la centralidad reconocida a los protagonismos plebeyos, sino porque una relación histórica no se entiende bien sin tener presente a todas sus partes concurrentes, o porque los Estados "realmente existentes" que a la postre se fundaron emanaron precisamente de esos sectores de élite.
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Resumen
Este artículo analiza el proceso de "construcción social del Estado", definido como la búsqueda de apoyos subalternos para la construcción de un nuevo orden hegemónico poscolonial, durante el primer decenio de liderazgo político de Ramón Castilla. A tal efecto se analiza sus decretos "emancipatorios" de 1854 (abolición de la contribución indígena y de la esclavitud), su conducta en materia social durante su primera presidencia constitucional (1845-1851), y los efectos sobre las pugnas políticas de la época de una "plebe" cada vez más movilizada y activa. De acuerdo con la hipótesis propuesta, estas presencias constituyeron un factor de poder y legitimación que ningún actor político, al margen de sus preferencias subjetivas o "de casta", podía darse el lujo de ignorar. Esta circunstancia quedó en particular en evidencia durante las guerras civiles de 1854 y 1856-1858.
Palabras claves: Perú, siglo XIX, Ramón Castilla, construcción de Estado, grupos subalternos, caudillismo latinoamericano.
Durante mucho tiempo se sostuvo que la participación popular en los procesos latinoamericanos de construcción de Estado fue prácticamente nula o, en el mejor de los casos, pasiva. En referencia a Chile, el historiador conservador Alberto Edwards caracterizaba a dichos actores a comienzos del siglo xx como "masa inerte" o "ganado humano". Es decir, cualquier cosa menos actores2. La historiografía más reciente ha desmentido esas nociones de manera categórica, y es de esperar que también definitiva. Numerosos estudios relativos a regiones, países, o macrorregiones específicas han demostrado que los sectores "plebeyos" (campesinos, indígenas, esclavos y libertos, artesanos, integrantes diversos de la "plebe urbana") se involucraron de manera sostenida y consciente en esos procesos y conflictos, a veces apoyando propuestas procedentes de las élites, a veces levantando propuestas propias. De igual modo, se ha demostrado que esas élites (caudillos militares, bandos políticos doctrinarios o regionales, grupos de poder urbano o rural) cortejaron de manera activa los apoyos populares, los que podían resultar determinantes, por opción u omisión consciente, para el destino de sus propios proyectos. En América Latina como en cualquier otra parte del mundo moderno, la construcción inicial del Estado no pudo abstraerse de su trasfondo social-popular
A modo de compensar el sesgo elitista de la historiografía tradicional, la gran mayoría de los estudios volcados a recuperar las presencias populares en la historia posinde-pendentista se ha focalizado precisamente en dichos protagonismos, haciendo de los actores plebeyos el hilo conductor de sus análisis. Mucho menos atención ha concitado el polo opuesto de esta relación: el posicionamiento de los sectores selectos frente al mundo popular, o el lugar que estimaron pertinente concederle (o denegarle) en sus afanes de construcción política. Como se trata de procesos de naturaleza dialéctica, esa dimensión no ha quedado invisibilizada del todo, apareciendo como necesaria contraparte de los posicionamientos subalternos que ahora se busca relevar. Sin embargo, a estas alturas del debate tal vez resulte útil volver a llamar la atención sobre ese componente "dominante" o elitista de tal dialéctica, desplazado de los reflectores historiográficos por su propia y ahora inaceptable omnipresencia anterior. No para volver a inclinar la balanza hacia el otro lado o para desestimar la centralidad reconocida a los protagonismos plebeyos, sino porque una relación histórica no se entiende bien sin tener presente a todas sus partes concurrentes, o porque los Estados "realmente existentes" que a la postre se fundaron emanaron precisamente de esos sectores de élite.