En seis años, la II Guerra Mundial acabó con la vida de 39 millones de personas sólo en Europa -la mitad de ellos civiles-; en todo el mundo supuso la muerte del 3% de la población. Ha sido el acontecimiento histórico más sangrante del siglo XX y, lejos de quedarse ahí, sus consecuencias siguen coleando.
Un grupo de expertos (economistas) de la Universidad de Munich ha analizado los efectos de esta guerra seis décadas después y ha visto que el hecho de haberla vivido aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades físicas y trastornos mentales. Así lo remarca un estudio publicado en la revista Journal Review of Economics and Statistics.
Concretamente, relata el artículo, los supervivientes tienen un 3% más de riesgo de tener diabetes y eran un 5,8% más propensos a la depresión y también a la enfermedad coronaria (1,4%), en comparación con quienes no habían sufrido este conflicto mundial.
Además, dados los resultados, haber sufrido la II Guerra Mundial también estaba asociado a un nivel menor de educación, "su satisfacción con la vida se vió reducida e incluso se relacionó con menos posibilidades de matrimonio para las mujeres, ya que muchos hombres morían en los combates, y muchos niños crecieron sin la figura paterna" .
Los autores extraen estas conclusiones después de analizar los datos de una encuesta realizada en 2008 (Share -European Survey of Health, Aging and Retirement in Europe-) a 20.000 personas procedentes 13 países de Europa continental: Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Polonia, Suiza y Suecia.
Los investigadores también valoraron el estatus económico de los participantes y vieron que "aunque un acontecimiento de esta magnitud afectaba a todas las clases sociales, la repercusión fue algo más aguda en la clase media y especialmente en la baja", argumenta James Smith, uno de los autores del estudio.
Hasta el momento, afirman los responsables del artículo, "la atención se ha centrado en el estudio de las batallas de esta guerra, pero poco se ha estudiado sobre cómo ha influido este conflicto mundial en los civiles supervivientes 60 años después". Este tipo de trabajados, añaden, "ayudan a la sociedad a entender mejor las consecuencias a largo plazo de los conflictos bélicos" .
Esta guerra no sólo causó la muerte del 3% de la población mundial, durante seis años destruyó miles de hogares y familias, obligó a muchas personas a abandonar sus casas, a muchos niños a presenciar los asesinatos de sus padres, causó pobreza, hambre, discriminación, persecución, miedo... Y, por si fuera poco, al cabo de los años, la guerra se convierte en responsable de muchos casos de diabetes, problemas de corazón y depresión. "Es una herramienta de salud y bienestar a lo largo de la vida".
Consecuencias demográficas: las pérdidas humanasSegunda Guerra Mundial
Campo de concentración alemán.
La consecuencia directa y terrible de la Segunda Guerra Mundial fue la pérdida y/o desaparición de más de 66 millones de personas.
De esa cifra, extraída de W. van Mourik, en Bilanz des Krieges (Ed. Lekturama, Rotterdam, 1978), solo 19.562.880 corresponden a soldados.
La diferencia restante corresponde a pérdidas civiles. Hablamos de unos 47.120.000. Estos números incluyen la muerte por exterminio de casi 7 millones de judíos en los campos de concentración nazis.
Consecuencias económicas: quiebre de los países beligerantes
La Segunda Guerra Mundial implicó una auténtica destrucción masiva. Europa se vio no solo abatida en pérdidas humanas, sino desprovista de condiciones para desarrollar la economía.
Al menos el 50% del parque industrial europeo quedó destruido y la agricultura sufrió pérdidas semejantes, lo que desató las muertes por hambruna. Igual suerte corrieron China y Japón.
Para poderse recuperar, los países en guerra tuvieron que recibir el auxilio financiero del llamado Plan Marshall, cuyo nombre oficial es European Recovery Program (ERP) o Programa de Recuperación Europea.
Este auxilio financiero provenía de los Estados Unidos de América, que abogaba también por establecer alianzas que pudieran frenar el avance del comunismo en Europa occidental.
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En seis años, la II Guerra Mundial acabó con la vida de 39 millones de personas sólo en Europa -la mitad de ellos civiles-; en todo el mundo supuso la muerte del 3% de la población. Ha sido el acontecimiento histórico más sangrante del siglo XX y, lejos de quedarse ahí, sus consecuencias siguen coleando.
Un grupo de expertos (economistas) de la Universidad de Munich ha analizado los efectos de esta guerra seis décadas después y ha visto que el hecho de haberla vivido aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades físicas y trastornos mentales. Así lo remarca un estudio publicado en la revista Journal Review of Economics and Statistics.
Concretamente, relata el artículo, los supervivientes tienen un 3% más de riesgo de tener diabetes y eran un 5,8% más propensos a la depresión y también a la enfermedad coronaria (1,4%), en comparación con quienes no habían sufrido este conflicto mundial.
Además, dados los resultados, haber sufrido la II Guerra Mundial también estaba asociado a un nivel menor de educación, "su satisfacción con la vida se vió reducida e incluso se relacionó con menos posibilidades de matrimonio para las mujeres, ya que muchos hombres morían en los combates, y muchos niños crecieron sin la figura paterna" .
Los autores extraen estas conclusiones después de analizar los datos de una encuesta realizada en 2008 (Share -European Survey of Health, Aging and Retirement in Europe-) a 20.000 personas procedentes 13 países de Europa continental: Austria, Bélgica, República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Países Bajos, Polonia, Suiza y Suecia.
Los investigadores también valoraron el estatus económico de los participantes y vieron que "aunque un acontecimiento de esta magnitud afectaba a todas las clases sociales, la repercusión fue algo más aguda en la clase media y especialmente en la baja", argumenta James Smith, uno de los autores del estudio.
Hasta el momento, afirman los responsables del artículo, "la atención se ha centrado en el estudio de las batallas de esta guerra, pero poco se ha estudiado sobre cómo ha influido este conflicto mundial en los civiles supervivientes 60 años después". Este tipo de trabajados, añaden, "ayudan a la sociedad a entender mejor las consecuencias a largo plazo de los conflictos bélicos" .
Esta guerra no sólo causó la muerte del 3% de la población mundial, durante seis años destruyó miles de hogares y familias, obligó a muchas personas a abandonar sus casas, a muchos niños a presenciar los asesinatos de sus padres, causó pobreza, hambre, discriminación, persecución, miedo... Y, por si fuera poco, al cabo de los años, la guerra se convierte en responsable de muchos casos de diabetes, problemas de corazón y depresión. "Es una herramienta de salud y bienestar a lo largo de la vida".
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Consecuencias demográficas: las pérdidas humanas
Consecuencias demográficas: las pérdidas humanasSegunda Guerra Mundial
Campo de concentración alemán.
La consecuencia directa y terrible de la Segunda Guerra Mundial fue la pérdida y/o desaparición de más de 66 millones de personas.
De esa cifra, extraída de W. van Mourik, en Bilanz des Krieges (Ed. Lekturama, Rotterdam, 1978), solo 19.562.880 corresponden a soldados.
La diferencia restante corresponde a pérdidas civiles. Hablamos de unos 47.120.000. Estos números incluyen la muerte por exterminio de casi 7 millones de judíos en los campos de concentración nazis.
Consecuencias económicas: quiebre de los países beligerantes
La Segunda Guerra Mundial implicó una auténtica destrucción masiva. Europa se vio no solo abatida en pérdidas humanas, sino desprovista de condiciones para desarrollar la economía.
Al menos el 50% del parque industrial europeo quedó destruido y la agricultura sufrió pérdidas semejantes, lo que desató las muertes por hambruna. Igual suerte corrieron China y Japón.
Para poderse recuperar, los países en guerra tuvieron que recibir el auxilio financiero del llamado Plan Marshall, cuyo nombre oficial es European Recovery Program (ERP) o Programa de Recuperación Europea.
Este auxilio financiero provenía de los Estados Unidos de América, que abogaba también por establecer alianzas que pudieran frenar el avance del comunismo en Europa occidental.