En general se desconoce que la gran mayoría de velas que hay en el mercado son de parafina, un subproducto obtenido a través de la destilación del petróleo. En cambio, la cera de abeja es un producto natural y, sin duda, una opción mucho más saludable.
Hace años yo tampoco era consciente de ello. Había utilizado muchísimas velas sin parar a pensar en cual era el origen del material. Ignoraba si era o no tóxico, si los colores y perfumes eran artificiales o si el proceso de obtención y fabricación suponían o no un problema para el medio ambiente.
Velas tóxicas vs. Velas no-tóxicas
La American Chemical Society publicó en 2009 un estudio científico donde se manifestaba que encender velas de parafina en espacios no ventilados puede tener efectos nocivos para la salud. La parafina, cuando arde, emite vapores de benceno y tolueno, amenazando especialmente a las personas con sensibilidades químicas, alergias o asma.
Por otro lado, la cera de abeja proviene directamente de las secreciones de estos insectos. Es un material natural no tóxico, no alergénico y no cancerígeno. No emite gases perjudiciales y se puede afirmar rotundamente que no ensucia el aire.
Las velas de cera de abeja, además de no ser nocivas para el organismo, proporcionan una luminosidad más duradera ya que no se consumen tan fácilmente como las de parafina.
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En general se desconoce que la gran mayoría de velas que hay en el mercado son de parafina, un subproducto obtenido a través de la destilación del petróleo. En cambio, la cera de abeja es un producto natural y, sin duda, una opción mucho más saludable.
Hace años yo tampoco era consciente de ello. Había utilizado muchísimas velas sin parar a pensar en cual era el origen del material. Ignoraba si era o no tóxico, si los colores y perfumes eran artificiales o si el proceso de obtención y fabricación suponían o no un problema para el medio ambiente.
Velas tóxicas vs. Velas no-tóxicas
La American Chemical Society publicó en 2009 un estudio científico donde se manifestaba que encender velas de parafina en espacios no ventilados puede tener efectos nocivos para la salud. La parafina, cuando arde, emite vapores de benceno y tolueno, amenazando especialmente a las personas con sensibilidades químicas, alergias o asma.
Por otro lado, la cera de abeja proviene directamente de las secreciones de estos insectos. Es un material natural no tóxico, no alergénico y no cancerígeno. No emite gases perjudiciales y se puede afirmar rotundamente que no ensucia el aire.
Las velas de cera de abeja, además de no ser nocivas para el organismo, proporcionan una luminosidad más duradera ya que no se consumen tan fácilmente como las de parafina.
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