Otro tanto se hizo por estos años en la ciudad de Cúcuta, en el oriente del país, en donde la Plaza Mayor de San José de Guasimales, que desde 1886 se había ido arborizando para dar sombrío y protegerse del inclemente sol, y en 1892 se transformó en el Parque Santander para celebrar el centenario del nacimiento del prócer Francisco de Paula Santander. Incluyó su escultura –del alemán Carl Börner–, los faroles de hierro fundido, la verja de hierro importada –se supone desde Alemania–, y sus ocho puertas de acceso.Otro tanto se hizo por estos años en la ciudad de Cúcuta, en el oriente del país, en donde la Plaza Mayor de San José de Guasimales, que desde 1886 se había ido arborizando para dar sombrío y protegerse del inclemente sol, y en 1892 se transformó en el Parque Santander para celebrar el centenario del nacimiento del prócer Francisco de Paula Santander. Incluyó su escultura –del alemán Carl Börner–, los faroles de hierro fundido, la verja de hierro importada –se supone desde Alemania–, y sus ocho puertas de acceso.El paisaje urbano de las villas y ciudades decimonónicas de la Nueva Granada no cambió en lo fundamental después de su proceso independentista. Su forma urbana y su arquitectura mantuvieron esa combinación entre la pretensión de regularidad de la traza y la estrechez y sinuosidad de las calles, con la austeridad generalizada y el barroquismo excepcional de algunas de las edificaciones. Todo ello desplegado a partir de la centralidad de la plaza mayor, de la cual se derivaba un sistema jerarquizado de calles, plazas, plazuelas y plazuelitas.
La plaza principal o mayor era el centro de todo y a su alrededor se localizaban los poderes político, religioso, económico o social. Así fue en tiempos coloniales y siguió siendo en las primeras décadas de la nueva república. Pero aun con esta importancia no dejaba de ser un espacio de tierra yerma, donde, si acaso, se había implantado una pila que era su mayor adorno en casi todas las poblaciones. Estos elementos eran en piedra o en hierro, y se ubicaban en las plazas de mayor importancia de ciudades que habían obtenido los recursos para importarlas de Europa. Era el espacio vacío que se ocupaba en los días de mercado semanal, en los rituales procesionales y festividades religiosas, en las fiestas populares, en las ejecuciones públicas, en las fiestas nacionales, en los actos de manumisión de los esclavizados, o en la recepción de militares, caudillos y líderes políticos enfrascados en sus batallas por el poder que se asentaba allí, tanto a escala nacional para el caso de Bogotá, como en la regional, en cada una de las capitales provinciales. Un espacio sin pretensiones urbanísticas formales pero donde se realizaban múltiples expresiones, entre eventuales y tumultuosas, aunque la mayor parte del tiempo eran el escenario de la modorra y la rutina urbana.
 Izquierda: Fotografía de Racines, grabado por Greñas, “Torre de la Tercera y Parque de Santander”, 1 de enero de
1884, Papel Periódico Ilustrado. Derecha:Grabado por Greñas,“Estatua de Santander”,1 de diciembre de1884. Papel Periódico Ilustrado.
Tal vez no exista en la historia urbana, en la transición entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del siglo XX, un hecho más singular en términos urbanísticos que la irrupción del parque. No solo por el término mismo, sino por lo que implicó en cuanto a la transformación del paisaje urbano y a las ideas que su materialización estaban reflejando al recoger en este proyecto ideas de civilización, higiene y ornato, a la vez que derivó en otro tipo de imaginarios, sociabilidades, rituales y estéticas en el espacio urbano.
El concepto parque tiene dos versiones: la primera, cuando el parque se configura dentro de la plaza; y la segunda, la de los parques construidos exprofeso. El primer caso, el parque en la plaza, tiene dos variaciones: en la primera, se trataba de rodear la estatua
Explicación:
espero que te ayude
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vc9801326
osea lo digo en el sentido de que siempre digo es su nombre
Otro tanto se hizo por estos años en la ciudad de Cúcuta, en el oriente del país, en donde la Plaza Mayor de San José de Guasimales, que desde 1886 se había ido arborizando para dar sombrío y protegerse del inclemente sol, y en 1892 se transformó en el Parque Santander para celebrar el centenario del nacimiento del prócer Francisco de Paula Santander. Incluyó su escultura –del alemán Carl Börner–, los faroles de hierro fundido, la verja de hierro importada –se supone desde Alemania–, y sus ocho puertas de acceso.Otro tanto se hizo por estos años en la ciudad de Cúcuta, en el oriente del país, en donde la Plaza Mayor de San José de Guasimales, que desde 1886 se había ido arborizando para dar sombrío y protegerse del inclemente sol, y en 1892 se transformó en el Parque Santander para celebrar el centenario del nacimiento del prócer Francisco de Paula Santander. Incluyó su escultura –del alemán Carl Börner–, los faroles de hierro fundido, la verja de hierro importada –se supone desde Alemania–, y sus ocho puertas de acceso.El paisaje urbano de las villas y ciudades decimonónicas de la Nueva Granada no cambió en lo fundamental después de su proceso independentista. Su forma urbana y su arquitectura mantuvieron esa combinación entre la pretensión de regularidad de la traza y la estrechez y sinuosidad de las calles, con la austeridad generalizada y el barroquismo excepcional de algunas de las edificaciones. Todo ello desplegado a partir de la centralidad de la plaza mayor, de la cual se derivaba un sistema jerarquizado de calles, plazas, plazuelas y plazuelitas.
La plaza principal o mayor era el centro de todo y a su alrededor se localizaban los poderes político, religioso, económico o social. Así fue en tiempos coloniales y siguió siendo en las primeras décadas de la nueva república. Pero aun con esta importancia no dejaba de ser un espacio de tierra yerma, donde, si acaso, se había implantado una pila que era su mayor adorno en casi todas las poblaciones. Estos elementos eran en piedra o en hierro, y se ubicaban en las plazas de mayor importancia de ciudades que habían obtenido los recursos para importarlas de Europa. Era el espacio vacío que se ocupaba en los días de mercado semanal, en los rituales procesionales y festividades religiosas, en las fiestas populares, en las ejecuciones públicas, en las fiestas nacionales, en los actos de manumisión de los esclavizados, o en la recepción de militares, caudillos y líderes políticos enfrascados en sus batallas por el poder que se asentaba allí, tanto a escala nacional para el caso de Bogotá, como en la regional, en cada una de las capitales provinciales. Un espacio sin pretensiones urbanísticas formales pero donde se realizaban múltiples expresiones, entre eventuales y tumultuosas, aunque la mayor parte del tiempo eran el escenario de la modorra y la rutina urbana.
 Izquierda: Fotografía de Racines, grabado por Greñas, “Torre de la Tercera y Parque de Santander”, 1 de enero de
1884, Papel Periódico Ilustrado. Derecha:Grabado por Greñas,“Estatua de Santander”,1 de diciembre de1884. Papel Periódico Ilustrado.
Tal vez no exista en la historia urbana, en la transición entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del siglo XX, un hecho más singular en términos urbanísticos que la irrupción del parque. No solo por el término mismo, sino por lo que implicó en cuanto a la transformación del paisaje urbano y a las ideas que su materialización estaban reflejando al recoger en este proyecto ideas de civilización, higiene y ornato, a la vez que derivó en otro tipo de imaginarios, sociabilidades, rituales y estéticas en el espacio urbano.
El concepto parque tiene dos versiones: la primera, cuando el parque se configura dentro de la plaza; y la segunda, la de los parques construidos exprofeso. El primer caso, el parque en la plaza, tiene dos variaciones: en la primera, se trataba de rodear la estatua
Explicación:
espero que te ayude