Explicación:
Epidemias en la época prehispánica
Al consultar el pasado de la medicina, ¿qué desea-
mos saber?
La historia médica estudia la salud y la enfermedad a través
de las épocas, así como la actividad y las relaciones humanas
que tendieron a promover la salud, a prevenir la enferme-
dad y curar al enfermo. La enfermedad y las prácticas médi-
cas son parte de la cultura y de la civilización. El historiador
médico que consulta el pasado desea conocer las condicio-
nes de salud de una sociedad dada, en un tiempo específico.
¿Había muchas enfermedades?, ¿qué enfermedades prevale-
cían?, ¿la gente moría joven o muchos llegaban a edad avan-
zada? Las condiciones de vida de una comunidad son de-
terminantes para la incidencia de la enfermedad. Conocer
cómo vivía la gente, los ricos y los pobres, los señores y los
esclavos, las facilidades para alimentación, vivienda, sus re-
creaciones…
Saber si hacían algo para prevenir la enfermedad o promo-
ver la salud. A mayor conocimiento de las causas o mecanis-
mos de la enfermedad mayor eficiencia para interferir con
su curso y mejor preparación para prevenirlos. Sin embar-
go, esto depende de factores no médicos, de la idea filosófi-
ca o religiosa que se tiene del cuerpo, de la salud y de la
enfermedad. Investigar si todos los estratos sociales tienen
acceso a condiciones higiénicas favorables o no, la actividad
de los médicos o curanderos y la historia social del paciente,
y cómo interactúan ambas. ¿Dónde se trataban los pacien-
tes?, ¿en su casa, en los templos, en los hospitales? En el
presente ensayo se abordan estos temas.
Aunque predomina la tendencia a ponderar la buena salud
existente antes de la llegada de los conquistadores y contras-
tarla con los diversos y graves padecimientos causantes de
las severas epidemias en el siglo XVI que asolaron a México y
produjeron la muerte a nueve de cada diez indígenas, se
registraron numerosas epidemias en el altiplano mexicano
antes del siglo XVI y siempre aparecieron relacionadas con
problemas sociales de gran trascendencia. Los cronistas men-
cionan la aparición de varios fenómenos fuera del orden na-
tural hacia 1446, cuando sobrevino la gran inundación que
motivó la construcción de un dique que separara las aguas
saladas y dulces de la laguna. Chimalpahin reporta una pla-
ga de langostas y Veytia señala que desde 1448 surgieron
problemas por la falta de lluvias y la escasez de cosechas. De
1450 a 1454 la sequía y las heladas extemporáneas llevaron
a los pueblos de Anáhuac a una crisis catastrófica de hambre
y enfermedad.
Fue necesario además, cuando menos en Tenochtitlan, dar
permiso a los habitantes de emigrar a otros lugares donde
pudieran obtener con qué mantenerse. Al año de estar re-
partiendo alimentos a los pobres, las reservas de Moctezuma
se empezaron a agotar al acercarse el mes octavo de su calen-
dario, hasta que finalmente se acabaron. El éxodo fue in-
menso y a la multitud comprada se agregó la muchedumbre
de los que por propia voluntad emigraban. Los caminos
quedaron sembrados de huesos de aquellos que no pudie-
ron llegar a su destino y fueron detenidos por la inanición y
por la “plaga del cielo” que se desató.
Desde el inicio de las calamidades,
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Explicación:
Epidemias en la época prehispánica
Al consultar el pasado de la medicina, ¿qué desea-
mos saber?
La historia médica estudia la salud y la enfermedad a través
de las épocas, así como la actividad y las relaciones humanas
que tendieron a promover la salud, a prevenir la enferme-
dad y curar al enfermo. La enfermedad y las prácticas médi-
cas son parte de la cultura y de la civilización. El historiador
médico que consulta el pasado desea conocer las condicio-
nes de salud de una sociedad dada, en un tiempo específico.
¿Había muchas enfermedades?, ¿qué enfermedades prevale-
cían?, ¿la gente moría joven o muchos llegaban a edad avan-
zada? Las condiciones de vida de una comunidad son de-
terminantes para la incidencia de la enfermedad. Conocer
cómo vivía la gente, los ricos y los pobres, los señores y los
esclavos, las facilidades para alimentación, vivienda, sus re-
creaciones…
Saber si hacían algo para prevenir la enfermedad o promo-
ver la salud. A mayor conocimiento de las causas o mecanis-
mos de la enfermedad mayor eficiencia para interferir con
su curso y mejor preparación para prevenirlos. Sin embar-
go, esto depende de factores no médicos, de la idea filosófi-
ca o religiosa que se tiene del cuerpo, de la salud y de la
enfermedad. Investigar si todos los estratos sociales tienen
acceso a condiciones higiénicas favorables o no, la actividad
de los médicos o curanderos y la historia social del paciente,
y cómo interactúan ambas. ¿Dónde se trataban los pacien-
tes?, ¿en su casa, en los templos, en los hospitales? En el
presente ensayo se abordan estos temas.
Aunque predomina la tendencia a ponderar la buena salud
existente antes de la llegada de los conquistadores y contras-
tarla con los diversos y graves padecimientos causantes de
las severas epidemias en el siglo XVI que asolaron a México y
produjeron la muerte a nueve de cada diez indígenas, se
registraron numerosas epidemias en el altiplano mexicano
antes del siglo XVI y siempre aparecieron relacionadas con
problemas sociales de gran trascendencia. Los cronistas men-
cionan la aparición de varios fenómenos fuera del orden na-
tural hacia 1446, cuando sobrevino la gran inundación que
motivó la construcción de un dique que separara las aguas
saladas y dulces de la laguna. Chimalpahin reporta una pla-
ga de langostas y Veytia señala que desde 1448 surgieron
problemas por la falta de lluvias y la escasez de cosechas. De
1450 a 1454 la sequía y las heladas extemporáneas llevaron
a los pueblos de Anáhuac a una crisis catastrófica de hambre
y enfermedad.
Fue necesario además, cuando menos en Tenochtitlan, dar
permiso a los habitantes de emigrar a otros lugares donde
pudieran obtener con qué mantenerse. Al año de estar re-
partiendo alimentos a los pobres, las reservas de Moctezuma
se empezaron a agotar al acercarse el mes octavo de su calen-
dario, hasta que finalmente se acabaron. El éxodo fue in-
menso y a la multitud comprada se agregó la muchedumbre
de los que por propia voluntad emigraban. Los caminos
quedaron sembrados de huesos de aquellos que no pudie-
ron llegar a su destino y fueron detenidos por la inanición y
por la “plaga del cielo” que se desató.
Desde el inicio de las calamidades,