Al finalizar el siglo XX, Colombia enfrentó una auténtica catástrofe financiera. Una avalancha de problemas muy graves amenazaba la solvencia de la gran mayoría de los establecimientos de crédito. Era evidente que estaba en peligro la viabilidad de los negocios de las corporaciones de ahorro y vivienda, las cooperativas financieras, las compañías de financiamiento comercial, las corporaciones financieras y los bancos oficiales, lo mismo que la seguridad de los ahorros de millones de personas y la estabilidad de las finanzas del gobierno. Este libro presenta en forma ordenada y resumida la historia de un período de continuos sobresaltos y desafíos, que muchos apenas recuerdan como una sucesión de noticias escandalosas en todos los medios de comunicación. Los años transcurridos permiten evaluar con serenidad y con cierto grado de precisión los verdaderos costos de la crisis financiera de finales de los años noventa, lo mismo que los resultados tangibles de los muchos esfuerzos que fueron necesarios para resolverla. El Fondo de Garantías de Instituciones Financieras –Fogafin– fue uno de los organismos claves tanto en la superación de la coyuntura como en la conformación de una nueva red de seguridad financiera para el país. Su papel como uno de los protagonistas de los procesos de diagnóstico, evaluación y resolución de la crisis, hace que la perspectiva de la entidad sea fundamental para comprender adecuadamente este momento tan significativo de la historia económica reciente de nuestro país. Es evidente que algunas lecciones quedaron bien aprendidas; no es casual que en el momento en que se publica esta obra el sector financiero colombiano muestre estabilidad y solidez, en medio de una crisis financiera internacional que sólo puede compararse con la que todavía llamamos “Gran Depresión”. Al mismo tiempo, la difícil situación de la banca en los países más avanzados nos recuerda que hay tareas pendientes, y que los descuidos en la regulación y supervisión de los establecimientos de crédito siempre se pagan.
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Tatiwix
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Tatiwix
Este libro presenta en forma ordenada y resumida la historia de un período de continuos sobresaltos y desafíos, que muchos apenas recuerdan como una sucesión de noticias escandalosas en todos los medios de comunicación.
Al finalizar el siglo XX, Colombia enfrentó una auténtica catástrofe financiera. Una avalancha de problemas muy graves amenazaba la solvencia de la gran mayoría de los establecimientos de crédito. Era evidente que estaba en peligro la viabilidad de los negocios de las corporaciones de ahorro y vivienda, las cooperativas financieras, las compañías de financiamiento comercial, las corporaciones financieras y los bancos oficiales, lo mismo que la seguridad de los ahorros de millones de personas y la estabilidad de las finanzas del gobierno. Este libro presenta en forma ordenada y resumida la historia de un período de continuos sobresaltos y desafíos, que muchos apenas recuerdan como una sucesión de noticias escandalosas en todos los medios de comunicación. Los años transcurridos permiten evaluar con serenidad y con cierto grado de precisión los verdaderos costos de la crisis financiera de finales de los años noventa, lo mismo que los resultados tangibles de los muchos esfuerzos que fueron necesarios para resolverla. El Fondo de Garantías de Instituciones Financieras –Fogafin– fue uno de los organismos claves tanto en la superación de la coyuntura como en la conformación de una nueva red de seguridad financiera para el país. Su papel como uno de los protagonistas de los procesos de diagnóstico, evaluación y resolución de la crisis, hace que la perspectiva de la entidad sea fundamental para comprender adecuadamente este momento tan significativo de la historia económica reciente de nuestro país. Es evidente que algunas lecciones quedaron bien aprendidas; no es casual que en el momento en que se publica esta obra el sector financiero colombiano muestre estabilidad y solidez, en medio de una crisis financiera internacional que sólo puede compararse con la que todavía llamamos “Gran Depresión”. Al mismo tiempo, la difícil situación de la banca en los países más avanzados nos recuerda que hay tareas pendientes, y que los descuidos en la regulación y supervisión de los establecimientos de crédito siempre se pagan.