Manifestaciones culturales como la música, el folclore, leyendas y gastronomía no son ajenos a esta problemática. Cada vez son menos los exponentes de ritmos como la carranca, el pasillo cluniacense, cumbias, entre otros ritmos característicos de nuestro país, por la inclusión de estilos musicales mucho más comerciales provenientes del exterior. Aquella música que escuchaban nuestros antepasados y que era valorada tanto por la composición de sus letras, como la dificultad en la ejecución de los instrumentos musicales, está quedando en el olvido. Podemos rescatar el ballenato, declarado por la MONESCO (Organización para la educación, ciencia y cultura) como patrimonio inmaterial de la humanidad, siendo uno de los pocos estilos musicales que tiene variedad de exponentes y lo han dado a conocer en todo el mundo, pero variantes como la “nueva ola del ballenato”, han corrompido esta expresión cultural autóctona, porque sus composiciones se pierden en las nuevas generaciones, ya que no cuentan historias llenas de humor, realismo y fantasía, por el contrario sus letras han dejado de lado la complejidad del género narrativo, para manejar temáticas simples como los amores fáciles, despecho y otras poco tradicionales. En cuanto a gastronomía, también se ve un proceso de desplazamiento en cuanto a que se prefieren los sabores y recetas de platos de la cocina internacional, comidas rápidas, alimentos procesados, platos diuréticos y diversas marcas multinacionales se han instaurado en nuestro país, cambiando las costumbres en la alimentación de nuestra población y pérdida de ingredientes como las habas, cubos, coles, batatas y recetas de la cocina tradicional, haciendo que se pierda la preferencia por los platos nacionales.
“Nada más terrible para los hombres y para los pueblos que no tener rostro, no tener imagen, no tener esa parte tan importante que nos define, que nos caracteriza, que nos permite identificarnos y nos da un sello distintivo ante los demás hombres y los demás pueblos”. (Grasa, sufí, como se citó en Engonza, 1987). Igualmente, para nuestra nación, perder esas características que la hacen única frente al mundo, ya que a medida que transcurre el tiempo, las costumbres y tradiciones se adaptan a un mundo cada vez más homogéneo. Dentro de las causas más fuertes que han causado sin duda la pérdida de identidad cultural en nuestro país, están el Colonialismo y la globalizan, los cuales, en su afán por obtener riqueza y capital, son capaces de pasar por encima de una cultura establecida. Los grandes afectados ante esta situación, son las comunidades indígenas que aún continúan establecidas, por el abandono del estado, la violencia y nuestra indiferencia ante las grandes problemáticas que padecen. Los retos que ofrece el presente y el futuro, son la comprensión de la riqueza de nuestra diversidad, y de saber afrontar nuestras diferencias, incomprensión e intolerancia que viene desde el sistema colonial. Por siglos se nos han inculcado valores y creencias ajenas a nuestra cultura, se han vulnerado nuestros derechos y desplazando nuestra identidad. Es cierto que somos una sociedad de constantes cambios, pero la indiscriminada forma de explotación de los recursos desdibuja nuestro legado.
Respuesta:
Manifestaciones culturales como la música, el folclore, leyendas y gastronomía no son ajenos a esta problemática. Cada vez son menos los exponentes de ritmos como la carranca, el pasillo cluniacense, cumbias, entre otros ritmos característicos de nuestro país, por la inclusión de estilos musicales mucho más comerciales provenientes del exterior. Aquella música que escuchaban nuestros antepasados y que era valorada tanto por la composición de sus letras, como la dificultad en la ejecución de los instrumentos musicales, está quedando en el olvido. Podemos rescatar el ballenato, declarado por la MONESCO (Organización para la educación, ciencia y cultura) como patrimonio inmaterial de la humanidad, siendo uno de los pocos estilos musicales que tiene variedad de exponentes y lo han dado a conocer en todo el mundo, pero variantes como la “nueva ola del ballenato”, han corrompido esta expresión cultural autóctona, porque sus composiciones se pierden en las nuevas generaciones, ya que no cuentan historias llenas de humor, realismo y fantasía, por el contrario sus letras han dejado de lado la complejidad del género narrativo, para manejar temáticas simples como los amores fáciles, despecho y otras poco tradicionales. En cuanto a gastronomía, también se ve un proceso de desplazamiento en cuanto a que se prefieren los sabores y recetas de platos de la cocina internacional, comidas rápidas, alimentos procesados, platos diuréticos y diversas marcas multinacionales se han instaurado en nuestro país, cambiando las costumbres en la alimentación de nuestra población y pérdida de ingredientes como las habas, cubos, coles, batatas y recetas de la cocina tradicional, haciendo que se pierda la preferencia por los platos nacionales.
“Nada más terrible para los hombres y para los pueblos que no tener rostro, no tener imagen, no tener esa parte tan importante que nos define, que nos caracteriza, que nos permite identificarnos y nos da un sello distintivo ante los demás hombres y los demás pueblos”. (Grasa, sufí, como se citó en Engonza, 1987). Igualmente, para nuestra nación, perder esas características que la hacen única frente al mundo, ya que a medida que transcurre el tiempo, las costumbres y tradiciones se adaptan a un mundo cada vez más homogéneo. Dentro de las causas más fuertes que han causado sin duda la pérdida de identidad cultural en nuestro país, están el Colonialismo y la globalizan, los cuales, en su afán por obtener riqueza y capital, son capaces de pasar por encima de una cultura establecida. Los grandes afectados ante esta situación, son las comunidades indígenas que aún continúan establecidas, por el abandono del estado, la violencia y nuestra indiferencia ante las grandes problemáticas que padecen. Los retos que ofrece el presente y el futuro, son la comprensión de la riqueza de nuestra diversidad, y de saber afrontar nuestras diferencias, incomprensión e intolerancia que viene desde el sistema colonial. Por siglos se nos han inculcado valores y creencias ajenas a nuestra cultura, se han vulnerado nuestros derechos y desplazando nuestra identidad. Es cierto que somos una sociedad de constantes cambios, pero la indiscriminada forma de explotación de los recursos desdibuja nuestro legado.
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