Los bronquiolos se encargan de conducir el aire hasta los alvéolos. Además, participan en el metabolismo de las hormonas y en la desintoxicación de sustancias tóxicas (xenobióticos).
La función primordial de los bronquiolos es asegurar que el aire entrante se suministre a cada alvéolo. Los pulmones cuentan con millones de alvéolos encargados de permitir una alta tasa de intercambio de gases con la atmósfera.
Para proporcionar aire a todos los alvéolos, los bronquiolos se ramifican sucesivamente en bronquiolos más y más pequeños.
Los bronquiolos dirigen y preparan el aire antes de que llegue a los alvéolos. Para ello, calientan el aire inspirado y lo humedecen y saturan de vapor, y posteriormente lo filtran de partículas extrañas.
Los bronquiolos terminales cumplen también la importante función de descontaminar el aire inspirado. Las vías respiratorias están revestidas por una capa de moco que garantiza la humedad y atrapa las pequeñas partículas de aire inspirado, los cilios son los encargados de movilizarlo, batirlo y dirigirlo hacia la laringe.
Los bronquiolos pueden también desencadenar el mecanismo de la tos, por su sensibilidad a estímulos químicos corrosivos. Además de su función principal, el lecho capilar pulmonar es un importante reservorio de sangre. Asimismo, cumple importantes acciones metabólicas.
Los bronquiolos cambian de diámetro para aumentar o reducir el flujo de aire. Cuando se produce un aumento en el diámetro nos encontramos ante una broncodilatación, estimulada por la adrenalina o los nervios simpáticos para aumentar el flujo de aire.
En su caso opuesto, cuando se produce una disminución del diámetro, se trata de una broncoconstricción, estimulada por la histamina, los nervios parasimpáticos, el aire frío, los irritantes químicos y otros factores para disminuir el flujo de aire.
Los bronquiolos se encargan de conducir el aire hasta los alvéolos. Además, participan en el metabolismo de las hormonas y en la desintoxicación de sustancias tóxicas (xenobióticos).
La función primordial de los bronquiolos es asegurar que el aire entrante se suministre a cada alvéolo. Los pulmones cuentan con millones de alvéolos encargados de permitir una alta tasa de intercambio de gases con la atmósfera.
Para proporcionar aire a todos los alvéolos, los bronquiolos se ramifican sucesivamente en bronquiolos más y más pequeños.
Los bronquiolos dirigen y preparan el aire antes de que llegue a los alvéolos. Para ello, calientan el aire inspirado y lo humedecen y saturan de vapor, y posteriormente lo filtran de partículas extrañas.
Los bronquiolos terminales cumplen también la importante función de descontaminar el aire inspirado. Las vías respiratorias están revestidas por una capa de moco que garantiza la humedad y atrapa las pequeñas partículas de aire inspirado, los cilios son los encargados de movilizarlo, batirlo y dirigirlo hacia la laringe.
Los bronquiolos pueden también desencadenar el mecanismo de la tos, por su sensibilidad a estímulos químicos corrosivos. Además de su función principal, el lecho capilar pulmonar es un importante reservorio de sangre. Asimismo, cumple importantes acciones metabólicas.
Los bronquiolos cambian de diámetro para aumentar o reducir el flujo de aire. Cuando se produce un aumento en el diámetro nos encontramos ante una broncodilatación, estimulada por la adrenalina o los nervios simpáticos para aumentar el flujo de aire.
En su caso opuesto, cuando se produce una disminución del diámetro, se trata de una broncoconstricción, estimulada por la histamina, los nervios parasimpáticos, el aire frío, los irritantes químicos y otros factores para disminuir el flujo de aire.