La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su clara organización y a us importancia cultural, que se contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal.
La principal fuente de ingresos que recibe la Iglesia es la que procede de las aportaciones de sus fieles, que suponen 320 millones de euros, un 35% del total; luego sigue la asignación tributaria (223 millones) y otros ingresos corrientes (212 millones), y, por último, los ingresos del patrimonio (122 millones)
La iglesia era la máxima autoridad política y moral por medio de la cual los reyes de Europa(y sus reinos) obtenían su legitimidad. Esto les permitió lucrarse de esta relación, la misma que tenían a su vez los reyes y nobles con las clases mas bajas. Símbolo de su riqueza, poder y corrupción fue la ejecución de Jaques De Molay, maestre de los templarios, caballeros que "protegían" a los peregrinos que viajaban a Jerusalén, los cuales se enriquecieron durante las cruzadas contra los musulmanes; amenazando el poder de la iglesia como máxima autoridad económica.
La Iglesia en la Edad Media tenía mucho poder. Esto se debía a su enorme riqueza, a su clara organización y a us importancia cultural, que se contraponía al desorden, la ignorancia y la violencia de la sociedad feudal.
La principal fuente de ingresos que recibe la Iglesia es la que procede de las aportaciones de sus fieles, que suponen 320 millones de euros, un 35% del total; luego sigue la asignación tributaria (223 millones) y otros ingresos corrientes (212 millones), y, por último, los ingresos del patrimonio (122 millones)
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La iglesia era la máxima autoridad política y moral por medio de la cual los reyes de Europa(y sus reinos) obtenían su legitimidad. Esto les permitió lucrarse de esta relación, la misma que tenían a su vez los reyes y nobles con las clases mas bajas. Símbolo de su riqueza, poder y corrupción fue la ejecución de Jaques De Molay, maestre de los templarios, caballeros que "protegían" a los peregrinos que viajaban a Jerusalén, los cuales se enriquecieron durante las cruzadas contra los musulmanes; amenazando el poder de la iglesia como máxima autoridad económica.