España es un país con mucha variedad de climas. Cualquiera puede comprobar que en pocas horas se puede pasar de los paisajes verdes y brumosos del País Vasco a los áridos de Teruel o del cabo de La Nao.
El relieve abrupto y variado con cadenas montañosas (Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sierra Nevada, Cordillera Ibérica o Sistema Central), amplias mesetas y estrechas franjas litorales, origina una complicada distribución de nubes, insolación, lluvia y vientos.
Junto a esto la ubicación de la Península entre las zonas tropicales y las templadas hace que sea una zona en la que se mezclan las influencias de la corriente en chorro polar, con sus frentes y borrascas asociados, y las altas presiones tropicales del anticiclón de las Azores. Esto añade una gran variabilidad en las temperaturas y precipitaciones
España es un país con mucha variedad de climas. Cualquiera puede comprobar que en pocas horas se puede pasar de los paisajes verdes y brumosos del País Vasco a los áridos de Teruel o del cabo de La Nao.
El relieve abrupto y variado con cadenas montañosas (Pirineos, Cordillera Cantábrica, Sierra Nevada, Cordillera Ibérica o Sistema Central), amplias mesetas y estrechas franjas litorales, origina una complicada distribución de nubes, insolación, lluvia y vientos.
Junto a esto la ubicación de la Península entre las zonas tropicales y las templadas hace que sea una zona en la que se mezclan las influencias de la corriente en chorro polar, con sus frentes y borrascas asociados, y las altas presiones tropicales del anticiclón de las Azores. Esto añade una gran variabilidad en las temperaturas y precipitaciones