julianacatalina
Para entender la expansión holandesa es importante saber que en el siglo XVI, los Países Bajos consistieron en 17 provincias, que correspondieron a la actual Bélgica, Holanda, Luxemburgo y partes francesas de Flandes. Carlos V las obtuvo como herencia. Las provincias eran parte de un estado federal, cuyo soberano era el rey de Austria y España. Cada provincia tenía un gobernador y una Asamblea. El principal órgano político eran los Estados Generales, especie de congregación del clero, nobleza y burguesía, compuesta por las delegaciones de todas las provincias. Como Carlos V fue un rey viajero, a veces gobernaba desde Bruselas, la capital de los Países Bajos. Cuando Felipe II se convirtió en el gobernante, había abandonado el hábito de la sentencia en sus distintos reinos y comenzó a residir en Madrid, capital de España. Los Países Bajos llegaron a ser tratados como una provincia más, dirigidos por un representante del soberano, aunque eran una importante zona comercial y financiera, donde hubo una fuerte burguesía. A pesar de las leyes contra las herejías, la burguesía y la nobleza de la región se adhirieron al calvinismo. La represión fue violenta y muchos calvinistas fueron ejecutados en público. España era dependiente del dinero. Para resolver los problemas del tesoro, el rey español aumentó los impuestos en los Países Bajos.
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Para entender la expansión holandesa es importante saber que en el siglo XVI, los Países Bajos consistieron en 17 provincias, que correspondieron a la actual Bélgica, Holanda, Luxemburgo y partes francesas de Flandes. Carlos V las obtuvo como herencia. Las provincias eran parte de un estado federal, cuyo soberano era el rey de Austria y España. Cada provincia tenía un gobernador y una Asamblea. El principal órgano político eran los Estados Generales, especie de congregación del clero, nobleza y burguesía, compuesta por las delegaciones de todas las provincias. Como Carlos V fue un rey viajero, a veces gobernaba desde Bruselas, la capital de los Países Bajos. Cuando Felipe II se convirtió en el gobernante, había abandonado el hábito de la sentencia en sus distintos reinos y comenzó a residir en Madrid, capital de España. Los Países Bajos llegaron a ser tratados como una provincia más, dirigidos por un representante del soberano, aunque eran una importante zona comercial y financiera, donde hubo una fuerte burguesía. A pesar de las leyes contra las herejías, la burguesía y la nobleza de la región se adhirieron al calvinismo. La represión fue violenta y muchos calvinistas fueron ejecutados en público. España era dependiente del dinero. Para resolver los problemas del tesoro, el rey español aumentó los impuestos en los Países Bajos. Debido a la falta de libertad religiosa y al aumento de impuestos, las siete provincias del norte, donde predominaba el calvinismo, decidieron liberarse formando las Provincias Unidas. El rey Felipe II envió una tropa para combatir a la rebelión y esos soldados promovieron verdaderas masacres. Las Provincias Unidas, a pesar de sus riquezas materiales y financieras, no tenían condiciones de enfrentar por sí mismas y vencer al poderoso ejército castellano. Pero había otros países interesados también en la contienda
Fuente original: Escuelapedia.com