La política cultural del gobierno de Alfonsín (segunda parte).
Arturo Chavolla
b) Los Secretarios
Después de reformar la organización de los Ministerios, quedando finalmente ocho, tal como lo especifica la normatividad correspondiente, uno de los cuales es el Ministerio de Educación y Justicia (a cargo de Carlos Alconada Aramburu), en donde precisamente se encuentra adscrita la Secretaría de Cultura, el Presidente Alfonsín nombra como responsable a Carlos Gorostiza, intelectual en el área de Teatro, asumiendo éste el cargo desde el primer día del gobierno democrático[1]. De entrada la situación legal es clara: la Secretaría de Cultura no es un Ministerio, lo que la obliga a estar supeditada en todos los rubros a una instancia superior, situación que marcara la forma de trabajo por todo el periodo de gobierno alfonsinista.[2]
c) Consideraciones Finales.
Sin duda alguna, las políticas públicas en general (y la política cultural en particular) implementadas por la democracia naciente del Gobierno de Alfonsín, estuvo marcada de manera definitiva por el llamado Gobierno del Proceso de Reorganización Nacional. La oposición a la censura y autocensura, la degradación de las libertades sociales, la disminución de la producción y de los consumos de bienes culturales y la total fragmentación del campo cultural, resultantes del Gobierno militar, limitaron de manera real las disposiciones en materia cultural del cuerpo político que llega al poder en 1983.
Notas
[1] La Nación, 11 de diciembre de 1983.
[2] Aunque Gorostiza afirma que desde el principio Alfonsín, sabedor de la problemática de la Secretaria en esta situación, le prometió “Yo seré su abogado”. Gorostiza, Carlos, El Merodeador Enmascarado, Seix Barral, Buenos Aires, 2004, p. 241.
[3] La Nación, 20 de enero de 1984.
[4] Por lo demás, el mismo Gorostiza narra la forma tan peculiar de cómo logró ser aprobada la Ley en el Congreso: por la compra directa de los votos peronistas. Gorostiza, Carlos, Idem, p. 245.
[5] La Nación, 3 de marzo de 1984.
Es así como se ingresa en la llamada Segunda etapa del Programa, con apoyo directo de la UNESCO a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Se realizaron encuentros multisectoriales, en la Capital federal, en Córdoba y en Paraná. Se convocó a instituciones de muchos tipos, efectuándose seminarios y talleres, imprimiéndose la información necesaria y haciéndose la distribución pertinente. Pero el Prondec dejó de ser un Programa de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Así pues, debemos concluir esta sección diciendo que el Programa Nacional de Democratización de la Cultura fue concebido como un mega proyecto organizador de funciones, que más que querer sólo democratizar la cultura ambicionaba democratizar a toda la sociedad. De ahí su esfuerzo por conjuntar en un sólo proyecto todas las acciones del gobierno que tendían a unificar a la sociedad (Agua, vivienda, alimentación, trabajo), acciones que por lo mismo generaron tantas resistencias políticas tanto en grupos fuera del partido como al interior de la UCR. Y de igual manera que los anteriores planes radicales, el Prondec resultó ser una amalgama de planes y más planes, con poca visión práctica y carencia casi absoluta de recursos (salvo lo aportado por UNESCO).
Explicación:
espero te sirva no pude agregar mas contenido brainly no me dejo gracias
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La política cultural del gobierno de Alfonsín (segunda parte).
Arturo Chavolla
b) Los Secretarios
Después de reformar la organización de los Ministerios, quedando finalmente ocho, tal como lo especifica la normatividad correspondiente, uno de los cuales es el Ministerio de Educación y Justicia (a cargo de Carlos Alconada Aramburu), en donde precisamente se encuentra adscrita la Secretaría de Cultura, el Presidente Alfonsín nombra como responsable a Carlos Gorostiza, intelectual en el área de Teatro, asumiendo éste el cargo desde el primer día del gobierno democrático[1]. De entrada la situación legal es clara: la Secretaría de Cultura no es un Ministerio, lo que la obliga a estar supeditada en todos los rubros a una instancia superior, situación que marcara la forma de trabajo por todo el periodo de gobierno alfonsinista.[2]
c) Consideraciones Finales.
Sin duda alguna, las políticas públicas en general (y la política cultural en particular) implementadas por la democracia naciente del Gobierno de Alfonsín, estuvo marcada de manera definitiva por el llamado Gobierno del Proceso de Reorganización Nacional. La oposición a la censura y autocensura, la degradación de las libertades sociales, la disminución de la producción y de los consumos de bienes culturales y la total fragmentación del campo cultural, resultantes del Gobierno militar, limitaron de manera real las disposiciones en materia cultural del cuerpo político que llega al poder en 1983.
Notas
[1] La Nación, 11 de diciembre de 1983.
[2] Aunque Gorostiza afirma que desde el principio Alfonsín, sabedor de la problemática de la Secretaria en esta situación, le prometió “Yo seré su abogado”. Gorostiza, Carlos, El Merodeador Enmascarado, Seix Barral, Buenos Aires, 2004, p. 241.
[3] La Nación, 20 de enero de 1984.
[4] Por lo demás, el mismo Gorostiza narra la forma tan peculiar de cómo logró ser aprobada la Ley en el Congreso: por la compra directa de los votos peronistas. Gorostiza, Carlos, Idem, p. 245.
[5] La Nación, 3 de marzo de 1984.
Es así como se ingresa en la llamada Segunda etapa del Programa, con apoyo directo de la UNESCO a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Se realizaron encuentros multisectoriales, en la Capital federal, en Córdoba y en Paraná. Se convocó a instituciones de muchos tipos, efectuándose seminarios y talleres, imprimiéndose la información necesaria y haciéndose la distribución pertinente. Pero el Prondec dejó de ser un Programa de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Así pues, debemos concluir esta sección diciendo que el Programa Nacional de Democratización de la Cultura fue concebido como un mega proyecto organizador de funciones, que más que querer sólo democratizar la cultura ambicionaba democratizar a toda la sociedad. De ahí su esfuerzo por conjuntar en un sólo proyecto todas las acciones del gobierno que tendían a unificar a la sociedad (Agua, vivienda, alimentación, trabajo), acciones que por lo mismo generaron tantas resistencias políticas tanto en grupos fuera del partido como al interior de la UCR. Y de igual manera que los anteriores planes radicales, el Prondec resultó ser una amalgama de planes y más planes, con poca visión práctica y carencia casi absoluta de recursos (salvo lo aportado por UNESCO).
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