El concepto de cultura histórica y sus homólogos en otras lenguas (como Historical Culture, Geschichtskultur, Culture historique) expresa una nueva manera de pensar y comprender la relación efectiva y afectiva que un grupo humano mantiene con el pasado, con su pasado.
Se trata de una categoría de estudio que pretende ser más abarcante que la de historiografía, ya que no se circunscribe únicamente al análisis de la literatura histórica académica. La perspectiva de la cultura histórica propugna rastrear todos los estratos y procesos de la conciencia histórica social, prestando atención a los agentes que la crean, los medios por los que se difunde, las representaciones que divulga y la recepción creativa por parte de la ciudadanía.
Si la cultura es el modo en que una sociedad interpreta, transmite y transforma la realidad, la cultura histórica es el modo concreto y peculiar en que una sociedad se relaciona con su pasado. Al estudiar la cultura histórica indagamos la elaboración social de la experiencia histórica y su plasmación objetiva en la vida de una comunidad. Elaboración que, habitualmente, llevan a cabo distintos agentes sociales –muchas veces concurrentes- a través de medios variados.
Es imposible acceder al pasado en cuanto que pasado. Para aproximarnos a él, debemos representarlo, hacerlo presente a través de una reelaboración sintética y creativa. Por ello, el conocimiento del pasado y su uso en el presente se enmarcan siempre dentro de unas prácticas sociales de interpretación y reproducción de la historia. La conciencia histórica de cada individuo se teje, pues, en el seno de un sistema socio-comunicativo de interpretación, objetivación y uso público del pasado, es decir, en el seno de una cultura histórica.
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El concepto de cultura histórica y sus homólogos en otras lenguas (como Historical Culture, Geschichtskultur, Culture historique) expresa una nueva manera de pensar y comprender la relación efectiva y afectiva que un grupo humano mantiene con el pasado, con su pasado.
Se trata de una categoría de estudio que pretende ser más abarcante que la de historiografía, ya que no se circunscribe únicamente al análisis de la literatura histórica académica. La perspectiva de la cultura histórica propugna rastrear todos los estratos y procesos de la conciencia histórica social, prestando atención a los agentes que la crean, los medios por los que se difunde, las representaciones que divulga y la recepción creativa por parte de la ciudadanía.
Si la cultura es el modo en que una sociedad interpreta, transmite y transforma la realidad, la cultura histórica es el modo concreto y peculiar en que una sociedad se relaciona con su pasado. Al estudiar la cultura histórica indagamos la elaboración social de la experiencia histórica y su plasmación objetiva en la vida de una comunidad. Elaboración que, habitualmente, llevan a cabo distintos agentes sociales –muchas veces concurrentes- a través de medios variados.
Es imposible acceder al pasado en cuanto que pasado. Para aproximarnos a él, debemos representarlo, hacerlo presente a través de una reelaboración sintética y creativa. Por ello, el conocimiento del pasado y su uso en el presente se enmarcan siempre dentro de unas prácticas sociales de interpretación y reproducción de la historia. La conciencia histórica de cada individuo se teje, pues, en el seno de un sistema socio-comunicativo de interpretación, objetivación y uso público del pasado, es decir, en el seno de una cultura histórica.
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