Tres argumentos, que giran en torno a las profundas dislocaciones territoriales que caracterizan al estado de Guerrero, se proponen como conclusiones a este trabajo: 1. El futuro territorial del estado ante la primacía urbana y económica de Acapulco; 2. El reforzar la propuesta tocante a la desarticulación secular del estado a través de la configuración de sus regiones, y 3. Una propuesta de recomposición territorial basada en patrones de articulación desdeñados en los últimos cien años.
1. La madurez de Acapulco como centro nodal de Guerrero ha dictado en buena medida el actual panorama territorial, su prolongación a futuro debe ser tomada en cuenta para lograr una articulación territorial adecuada que asegure una integración provechosa para las áreas más aisladas y segregadas. En este sentido, debe sopesarse el papel preponderante que jugará Chilpancingo en el futuro y el protagonismo que deba guardar de nuevo, el nor–noroeste del estado, ya que su vinculación con el sur del Estado de México, comienza a denotar patrones urbano–regionales bastante dinámicos.
2. Se ha decidido dejar dentro de las conclusiones lo concerniente a la configuración de las regiones tradicionales de Guerrero, en tanto que las aproximaciones desde la regionalización no ha sido uno de los ejes de análisis de este trabajo, sin embargo, en su devenir histórico se observa que son las únicas regiones, en el centro y sur de México, que prácticamente en su totalidad han pertenecido a dos entidades administrativas (administración que se duplicaba si se toma en cuenta los gobiernos eclesiásticos). Para ejemplo de ello se acota el siguiente extracto, el cual pertenece a la época en que la mayor parte de la Costa Grande estaba bajo el gobierno de la intendencia de México, mientras que a su vez seguían rindiendo cuentas a la diócesis de de Valladolid de Michoacán:
Luego los mismos jueces hacedores dijeron que los diezmos de semillas del partido de Tacámbaro y los de Atoyac, Tecpan y Petatlán después de repetidas diligencias que se han practicado para su nuevo remate, se ha verificado el del primer diézmate.. (ACCM Libro 42, 1805)
3. Entre los antiguos caminos prácticamente abandonados, destaca el que comunicaba a Chilapa, Tixtla y al resto de La Montaña con la Costa Chica, el cual descendía por el valle del Río Azul, afluente del Río Papagayo, y que una vez cruzado éste, ascendía a Chacalinitla, que llegó a ser un asentamiento importante y en la actualidad está casi despoblado, desde ahí a Ayutla para seguir a la Costa Chica o Acapulco por San Marcos. Su adecuación como camino asfaltado ahorraría más de cien kilómetros a quien quisiera desplazarse de Chilapa o Tixtla hacia Ayutla y la Costa Chica y matizaría la dinámica económica y urbano–regional que ha dado primacía a Chilpancingo en detrimento de La Montaña.
Asimismo, la vinculación histórica de las ciudades principales de la Costa Grande con Michoacán a través de Tierra Caliente, no ha sido prácticamente relanzada, a pesar de contarse con el camino asfaltado entre el área de Ixtapa y Ciudad Altamirano; por cierto, en una dirección divergente a la de las antiguas rutas de herradura, que desde Atoyac y Tecpan conducían a Coyuca de Catalán. Las consecuencias territoriales de la expansión ocurrida en el conjunto urbano Ixtapa–Zihuatanejo, no habían sido tocadas, por no ser tan trascendentes al conjunto de la Costa Grande, situación que da mayor fundamento al argumento tocante a lo consolidado que resulta el patrón urbano–regional de esta región, si comparado con el de la Costa Chica. Asimismo, como ya se ha dicho, el peso urbano de Ixtapa–Zihuatanejo no ha dado lugar a una vinculación importante con la Tierra Caliente.
Por último, es importante remarcar que los modelos socioeconómicos y políticos impuestos, desde fines del siglo XIX, no han generado patrones territoriales más inclusivos, social y culturalmente, y han reforzado tendencias negativas en la articulación del territorio.
El territorio que ocupa actualmente la entidad estuvo habitado por grupos nómadas, que recorrerían las distintas regiones en busca de alimento y refugio, hace más de 20 mil años. Los vestigios más antiguos que se han localizado datan aproximadamente 22 mil años antes de nuestra era y son los restos humanos hallados cerca de los límites de los estados de Guerrero y Morelos, en el lugar conocido como la Cueva Encantada.
Otros vestigios un poco más recientes, corresponden al siglo XV antes de nuestra era, se han localizado en la sierra del norte, los valles centrales y en la montaña y son testimonio de la vida diaria de los seres humanos de aquellos tiempos: puntas de flecha, navajas, hachas, huesos tallados, dibujos en las paredes de las cuevas, etc. Estos recolectores y cazadores, a través del tiempo, fueron alcanzando un mayor grado de desarrollo cultural y una concepción del mundo y de la vida que transformó radicalmente su organización política y social, hasta el descubrimiento de la agricultura, que permitió el paso a la sedentarización.
Respuesta:
Tres argumentos, que giran en torno a las profundas dislocaciones territoriales que caracterizan al estado de Guerrero, se proponen como conclusiones a este trabajo: 1. El futuro territorial del estado ante la primacía urbana y económica de Acapulco; 2. El reforzar la propuesta tocante a la desarticulación secular del estado a través de la configuración de sus regiones, y 3. Una propuesta de recomposición territorial basada en patrones de articulación desdeñados en los últimos cien años.
1. La madurez de Acapulco como centro nodal de Guerrero ha dictado en buena medida el actual panorama territorial, su prolongación a futuro debe ser tomada en cuenta para lograr una articulación territorial adecuada que asegure una integración provechosa para las áreas más aisladas y segregadas. En este sentido, debe sopesarse el papel preponderante que jugará Chilpancingo en el futuro y el protagonismo que deba guardar de nuevo, el nor–noroeste del estado, ya que su vinculación con el sur del Estado de México, comienza a denotar patrones urbano–regionales bastante dinámicos.
2. Se ha decidido dejar dentro de las conclusiones lo concerniente a la configuración de las regiones tradicionales de Guerrero, en tanto que las aproximaciones desde la regionalización no ha sido uno de los ejes de análisis de este trabajo, sin embargo, en su devenir histórico se observa que son las únicas regiones, en el centro y sur de México, que prácticamente en su totalidad han pertenecido a dos entidades administrativas (administración que se duplicaba si se toma en cuenta los gobiernos eclesiásticos). Para ejemplo de ello se acota el siguiente extracto, el cual pertenece a la época en que la mayor parte de la Costa Grande estaba bajo el gobierno de la intendencia de México, mientras que a su vez seguían rindiendo cuentas a la diócesis de de Valladolid de Michoacán:
Luego los mismos jueces hacedores dijeron que los diezmos de semillas del partido de Tacámbaro y los de Atoyac, Tecpan y Petatlán después de repetidas diligencias que se han practicado para su nuevo remate, se ha verificado el del primer diézmate.. (ACCM Libro 42, 1805)
3. Entre los antiguos caminos prácticamente abandonados, destaca el que comunicaba a Chilapa, Tixtla y al resto de La Montaña con la Costa Chica, el cual descendía por el valle del Río Azul, afluente del Río Papagayo, y que una vez cruzado éste, ascendía a Chacalinitla, que llegó a ser un asentamiento importante y en la actualidad está casi despoblado, desde ahí a Ayutla para seguir a la Costa Chica o Acapulco por San Marcos. Su adecuación como camino asfaltado ahorraría más de cien kilómetros a quien quisiera desplazarse de Chilapa o Tixtla hacia Ayutla y la Costa Chica y matizaría la dinámica económica y urbano–regional que ha dado primacía a Chilpancingo en detrimento de La Montaña.
Asimismo, la vinculación histórica de las ciudades principales de la Costa Grande con Michoacán a través de Tierra Caliente, no ha sido prácticamente relanzada, a pesar de contarse con el camino asfaltado entre el área de Ixtapa y Ciudad Altamirano; por cierto, en una dirección divergente a la de las antiguas rutas de herradura, que desde Atoyac y Tecpan conducían a Coyuca de Catalán. Las consecuencias territoriales de la expansión ocurrida en el conjunto urbano Ixtapa–Zihuatanejo, no habían sido tocadas, por no ser tan trascendentes al conjunto de la Costa Grande, situación que da mayor fundamento al argumento tocante a lo consolidado que resulta el patrón urbano–regional de esta región, si comparado con el de la Costa Chica. Asimismo, como ya se ha dicho, el peso urbano de Ixtapa–Zihuatanejo no ha dado lugar a una vinculación importante con la Tierra Caliente.
Por último, es importante remarcar que los modelos socioeconómicos y políticos impuestos, desde fines del siglo XIX, no han generado patrones territoriales más inclusivos, social y culturalmente, y han reforzado tendencias negativas en la articulación del territorio.
Explicación:
Respuesta:
El territorio que ocupa actualmente la entidad estuvo habitado por grupos nómadas, que recorrerían las distintas regiones en busca de alimento y refugio, hace más de 20 mil años. Los vestigios más antiguos que se han localizado datan aproximadamente 22 mil años antes de nuestra era y son los restos humanos hallados cerca de los límites de los estados de Guerrero y Morelos, en el lugar conocido como la Cueva Encantada.
Otros vestigios un poco más recientes, corresponden al siglo XV antes de nuestra era, se han localizado en la sierra del norte, los valles centrales y en la montaña y son testimonio de la vida diaria de los seres humanos de aquellos tiempos: puntas de flecha, navajas, hachas, huesos tallados, dibujos en las paredes de las cuevas, etc. Estos recolectores y cazadores, a través del tiempo, fueron alcanzando un mayor grado de desarrollo cultural y una concepción del mundo y de la vida que transformó radicalmente su organización política y social, hasta el descubrimiento de la agricultura, que permitió el paso a la sedentarización.
Explicación:
Espero haberte ayudado, me das coronita?