Sin duda, el enfoque que el autor le da al libro, los secretos de la mente millonaria es bastante interesante, partiendo del hecho de que no somos ricos, y de alguna manera u otra, cada quien desea serlo.
Es importante destacar entonces, que constantemente caemos en diferentes trampas psicológicas y lingüísticas con lo que nuestro subconsciente automáticamente se programa para evitar atraer a nuestras vidas la riqueza. Y denomínese riqueza, al dinero, a los bienes materiales y la abundancia que se pueda crear con base en un patrón del dinero (archivos mentales – prejuicios positivos) que lo permita.
Paso por paso, se analizan las diferentes maneras de pensar de los ricos contrastadas con las de los pobres y los de la clase media, llegando a la conclusión de que realmente los pobres NO quieren ser ricos.
Los pobres tienen miedo, les asusta el hecho de poder llegar a ser ricos, y por tanto sus mentes están programadas para alejarse de ese miedo, y por tanto no conseguir la abundancia con la que siempre sueñan. Los ricos por su parte, cuentan con la mentalidad de: Seré rico, o moriré en el intento. Dejando entrever una actitud mucho más guerrera ante la situación y la manera como se sortean los problemas y retos cotidianos.
Es realmente un compromiso, lo que adquieren las personas que se encuentran encaminadas por el trayecto del éxito, se trata de entregarse sin reservas y dar el 110% de nuestros esfuerzos orientados a lograr el objetivo de adquirir la riqueza.
Se dice que una persona sin objetivos claros, es como un barco a la deriva en alta mar. Los resultados de no saber qué es lo que se quiere en la vida, ni tener un plan para lograrlo, pueden ser desastrosos, así como el barco puede naufragar, uno como persona simplemente puede encontrarse en una encrucijada económica, llegar a una crisis, o quedar en bancarrota de un momento a otro.
Todo esto no solo aplica para cuestiones monetarias, si mi deseo con respecto a mi vida sentimental dentro de 5 años, no es completamente claro, seguro que en ese tiempo seguiré siendo el mismo soltero de ahora.
O para los que tienen pareja, la relación continuará con los mismos problemas, e incluso podrá llegar a su fin. Todo depende del matiz que le demos a las cosas y la importancia que tenga para nosotros el fijar los objetivos y comprometerse con el logro de los mismos.
Considero personalmente que este libro es una pieza maestra que sin importar si el autor es verdaderamente rico o no (como se rumora) nos permite abrir un poco la mente ante esos prejuicios y paradigmas con los que venimos programados desde pequeños.
En esta segunda parte de la lectura uno encuentra las verdaderas razones por las cuales no ha logrado el éxito financiero que desea, y es fácil entonces detectar los motivos limitantes que nos detienen a la hora de lanzarnos por el tobogán de la riqueza, los cuales son principalmente: el miedo a perderlo todo, el temor por la envidia de otros, las preocupaciones en cuanto a la seguridad, y la tradicional creencia de que los ricos son malos, avariciosos e inmorales.
Nos han lavado el cerebro desde pequeños haciéndonos creer que ser rico no está bien, e incluso uno de los mayores contribuidores de esta teoría es la religión, con ejemplos como el de aquél pasaje bíblico que dice: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al reino de los cielos.
Historias infantiles como la del rey midas, nos hace creer que tener mucho dinero y abundancia siempre será malo, siempre nos traerá consecuencias negativas y desdichas. Nada más lejano a la realidad.
Si bien la riqueza no hace la felicidad, ayuda mucho.
La invitación del autor es a librarse de dichos pensamientos que no son más que los pensamientos de otras personas, que nos hemos dejado incrustar en nuestros cerebros por algún extraño motivo.
Es hora de tomar la determinación de controlar lo que ocurre alrededor de nuestra vida financiera y más importante que ello, lo que ocurre bien adentro de nuestras mentes, pues esa es la raíz de todos los males: una mentalidad predispuesta al fracaso.
En conclusión, pensar en grande –uno de los consejos más recurrentes de Donald Trump– parece ser una de las soluciones más inmediatas a esta problemática.
Quienes piensan en grande, por lo regular adquieren logros mucho más importantes que quienes no lo hacen. Nuestras mentes y cuerpos son capaces de lograr lo que nos propongamos, siempre y cuando nos enfoquemos en el éxito y en el verdadero camino del compromiso personal.
Sin duda, el enfoque que el autor le da al libro, los secretos de la mente millonaria es bastante interesante, partiendo del hecho de que no somos ricos, y de alguna manera u otra, cada quien desea serlo.
Es importante destacar entonces, que constantemente caemos en diferentes trampas psicológicas y lingüísticas con lo que nuestro subconsciente automáticamente se programa para evitar atraer a nuestras vidas la riqueza. Y denomínese riqueza, al dinero, a los bienes materiales y la abundancia que se pueda crear con base en un patrón del dinero (archivos mentales – prejuicios positivos) que lo permita.
Paso por paso, se analizan las diferentes maneras de pensar de los ricos contrastadas con las de los pobres y los de la clase media, llegando a la conclusión de que realmente los pobres NO quieren ser ricos.
Los pobres tienen miedo, les asusta el hecho de poder llegar a ser ricos, y por tanto sus mentes están programadas para alejarse de ese miedo, y por tanto no conseguir la abundancia con la que siempre sueñan. Los ricos por su parte, cuentan con la mentalidad de: Seré rico, o moriré en el intento. Dejando entrever una actitud mucho más guerrera ante la situación y la manera como se sortean los problemas y retos cotidianos.
Es realmente un compromiso, lo que adquieren las personas que se encuentran encaminadas por el trayecto del éxito, se trata de entregarse sin reservas y dar el 110% de nuestros esfuerzos orientados a lograr el objetivo de adquirir la riqueza.
Se dice que una persona sin objetivos claros, es como un barco a la deriva en alta mar. Los resultados de no saber qué es lo que se quiere en la vida, ni tener un plan para lograrlo, pueden ser desastrosos, así como el barco puede naufragar, uno como persona simplemente puede encontrarse en una encrucijada económica, llegar a una crisis, o quedar en bancarrota de un momento a otro.
Todo esto no solo aplica para cuestiones monetarias, si mi deseo con respecto a mi vida sentimental dentro de 5 años, no es completamente claro, seguro que en ese tiempo seguiré siendo el mismo soltero de ahora.
O para los que tienen pareja, la relación continuará con los mismos problemas, e incluso podrá llegar a su fin. Todo depende del matiz que le demos a las cosas y la importancia que tenga para nosotros el fijar los objetivos y comprometerse con el logro de los mismos.
Considero personalmente que este libro es una pieza maestra que sin importar si el autor es verdaderamente rico o no (como se rumora) nos permite abrir un poco la mente ante esos prejuicios y paradigmas con los que venimos programados desde pequeños.
En esta segunda parte de la lectura uno encuentra las verdaderas razones por las cuales no ha logrado el éxito financiero que desea, y es fácil entonces detectar los motivos limitantes que nos detienen a la hora de lanzarnos por el tobogán de la riqueza, los cuales son principalmente: el miedo a perderlo todo, el temor por la envidia de otros, las preocupaciones en cuanto a la seguridad, y la tradicional creencia de que los ricos son malos, avariciosos e inmorales.
Nos han lavado el cerebro desde pequeños haciéndonos creer que ser rico no está bien, e incluso uno de los mayores contribuidores de esta teoría es la religión, con ejemplos como el de aquél pasaje bíblico que dice: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre al reino de los cielos.
Historias infantiles como la del rey midas, nos hace creer que tener mucho dinero y abundancia siempre será malo, siempre nos traerá consecuencias negativas y desdichas. Nada más lejano a la realidad.
Si bien la riqueza no hace la felicidad, ayuda mucho.
La invitación del autor es a librarse de dichos pensamientos que no son más que los pensamientos de otras personas, que nos hemos dejado incrustar en nuestros cerebros por algún extraño motivo.
Es hora de tomar la determinación de controlar lo que ocurre alrededor de nuestra vida financiera y más importante que ello, lo que ocurre bien adentro de nuestras mentes, pues esa es la raíz de todos los males: una mentalidad predispuesta al fracaso.
En conclusión, pensar en grande –uno de los consejos más recurrentes de Donald Trump– parece ser una de las soluciones más inmediatas a esta problemática.
Quienes piensan en grande, por lo regular adquieren logros mucho más importantes que quienes no lo hacen. Nuestras mentes y cuerpos son capaces de lograr lo que nos propongamos, siempre y cuando nos enfoquemos en el éxito y en el verdadero camino del compromiso personal.