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En 1880 se dio una notable expansión de los factores de producción, tierra, trabajo y capital en el marco de la estabilidad política lograda tras la asunción de Julio Argentino Roca al poder, estos años de expansión inicial no tuvieron aún como factor dinámico a las exportaciones agropecuarias. Más bien, en esta década, un enorme flujo de inversiones precedió a la expansión de las exportaciones que se registró en las décadas posteriores. Esta tendencia fue producto de la necesidad de los inversores y agentes económicos británicos de colocar sus enormes recursos financieros en áreas no sujetas a la competencia de otros capitales no británicos, la existencia de altas tasas de rentabilidad para las inversiones británicas en la Argentina y la confianza de los inversores y agentes económicos británicos en las posibilidades exportadoras de la economía argentina. Ahora bien, las inversiones británicas en la Argentina impulsaron el desarrollo de la infraestructura básica sobre la cual tuvo lugar la expansión comercial de las décadas posteriores. Las inversiones como componente de las importaciones argentinas superó en importancia al crecimiento de las exportaciones durante la década de 1880, dando como resultado permanentes saldos negativos en la balanza comercial. De modo que en la década de 1880 Gran Bretaña fue la principal abastecedora de las importaciones argentinas, crecieron más rápidamente que las exportaciones. Dentro del conjunto de exportaciones argentinas, sobresalen las de origen agropecuario, ya que en la década de 1880 los cereales se transformaron en una de las principales exportaciones argentinas. La extensión de los ferrocarriles, la Conquista del Desierto y la inmigración masiva fueron los factores que contribuyeron a que esto sucediera. De una exportación anual promedio de menos de 20 toneladas de granos en 1875-79 se pasó a más de 400 toneladas en 1885-89.
Esta tendencia fue producto de la necesidad de los inversores y agentes económicos británicos de colocar sus enormes recursos financieros en áreas no sujetas a la competencia de otros capitales no británicos, la existencia de altas tasas de rentabilidad para las inversiones británicas en la Argentina y la confianza de los inversores y agentes económicos británicos en las posibilidades exportadoras de la economía argentina.
Ahora bien, las inversiones británicas en la Argentina impulsaron el desarrollo de la infraestructura básica sobre la cual tuvo lugar la expansión comercial de las décadas posteriores. Las inversiones como componente de las importaciones argentinas superó en importancia al crecimiento de las exportaciones durante la década de 1880, dando como resultado permanentes saldos negativos en la balanza comercial.
De modo que en la década de 1880 Gran Bretaña fue la principal abastecedora de las importaciones argentinas, crecieron más rápidamente que las exportaciones.
Dentro del conjunto de exportaciones argentinas, sobresalen las de origen agropecuario, ya que en la década de 1880 los cereales se transformaron en una de las principales exportaciones argentinas. La extensión de los ferrocarriles, la Conquista del Desierto y la inmigración masiva fueron los factores que contribuyeron a que esto sucediera. De una exportación anual promedio de menos de 20 toneladas de granos en 1875-79 se pasó a más de 400 toneladas en 1885-89.