Dentro de cada disciplina científica se trata de encontrar explicaciones objetivas y racionales, centrando el interés en ciertos procesos, o en algunas propiedades que se manifiestan en todo el conjunto de cambios y transformaciones que experimenta el universo. Así, cada ciencia estudia el universo específicamente con respecto a determinados aspectos, y la relación entre éstos.
El campo de estudio de cada ciencia está constituido por todos aquellos procesos que tienen propiedades únicas, cuyo comportamiento se encuentra gobernado por determinadas leyes; por ejemplo: la química tiene como campo de estudio las reacciones que se llevan a cabo entre las moléculas (partículas formadas por átomos, como la sal, el agua, la sosa, etc.), que producen una inmensa variedad de compuestos, desintegraciones moleculares, etc. En cambio, los procesos que ocurren en el interior de los átomos de los elementos de la tabla periódica (actualmente se conocen más de 110 elementos) pertenecen a otro nivel de existencia y constituyen el campo de estudio de la física. Por otra parte, la geometría se ocupa de estudiar el espacio en sus diversos aspectos y transformaciones. Otras veces, el dominio de una disciplina está determinado por alguna de las actividades humanas, como sucede con la economía política que estudia el desarrollo de las relaciones sociales de la producción. En fin, dentro de cada ciencia es conveniente subdividir su dominio, de acuerdo con las características de los procesos indagados, constituyéndose así las distintas ramas de esa ciencia.
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Steven2602
La especialización de la ciencia: deprimente para la sabiduría humana.“Una cosa terrible contra muchas ventajas, tiene el aumento de la cultura por especialización de la ciencia: que nadie sabe ya lo que se sabe, aunque sepamos todos que de todo hay quien sepa. La conciencia de esto nos obliga al silencio o nos convierte en pedantes, en hombres que hablan, sin saber lo que dicen, de lo que otros saben.
Así, la suma de saberes, aunque no sea en su totalidad poseída por nadie, aumenta en todos y en cada uno, abrumadoramente, el volumen de la conciencia de la propia ignorancia. Y váyase lo uno –como decía el otro- por lo otro.
Os confieso, además, que no acierto a imaginar cuál sería la posición de un Sócrates moderno, ni en qué pudiera consistir su ironía, ni como pudiera aprovecharnos su mayéutica...
Dentro de cada disciplina científica se trata de encontrar explicaciones objetivas y racionales, centrando el interés en ciertos procesos, o en algunas propiedades que se manifiestan en todo el conjunto de cambios y transformaciones que experimenta el universo. Así, cada ciencia estudia el universo específicamente con respecto a determinados aspectos, y la relación entre éstos.
El campo de estudio de cada ciencia está constituido por todos aquellos procesos que tienen propiedades únicas, cuyo comportamiento se encuentra gobernado por determinadas leyes; por ejemplo: la química tiene como campo de estudio las reacciones que se llevan a cabo entre las moléculas (partículas formadas por átomos, como la sal, el agua, la sosa, etc.), que producen una inmensa variedad de compuestos, desintegraciones moleculares, etc. En cambio, los procesos que ocurren en el interior de los átomos de los elementos de la tabla periódica (actualmente se conocen más de 110 elementos) pertenecen a otro nivel de existencia y constituyen el campo de estudio de la física. Por otra parte, la geometría se ocupa de estudiar el espacio en sus diversos aspectos y transformaciones. Otras veces, el dominio de una disciplina está determinado por alguna de las actividades humanas, como sucede con la economía política que estudia el desarrollo de las relaciones sociales de la producción. En fin, dentro de cada ciencia es conveniente subdividir su dominio, de acuerdo con las características de los procesos indagados, constituyéndose así las distintas ramas de esa ciencia.
Así, la suma de saberes, aunque no sea en su totalidad poseída por nadie, aumenta en todos y en cada uno, abrumadoramente, el volumen de la conciencia de la propia ignorancia. Y váyase lo uno –como decía el otro- por lo otro.
Os confieso, además, que no acierto a imaginar cuál sería la posición de un Sócrates moderno, ni en qué pudiera consistir su ironía, ni como pudiera aprovecharnos su mayéutica...
suerte!