En los casos de la «h» intermedia, se siguen las mismas reglas del silabeo. La «h» no impide la separación o unión de vocales (es como si no existiera). Ejemplo: Al-Co - hol HIATO Ahi -ja - do DIPTONGO ¿Cómo reconocemos un hiato? A Ctónica (o viceversa) Mar-ri-a A + A Cam - pe-o-na Subraya en color rojo las palabras que contengan hiatos formados por dos voales abiertas o fuertes. Babear ahorcado cabreo caer mareo Estanteria museo aeroplano búho evalúo Confitería diarrea Rafael sonría resfrío toalla Estudiaria ahogaría Practiquemos En el siguiente texto, ubica correctamente los hiatos lee y subraya En una humilde granja, vivía una mujer pobre que tenía una gallina. Era su único sustento ya que ponía un huevo diariamente. Un día se le ocurrió la idea de aumentar la cantidad de alimentos para el ave, segura que así bien nutrida pondría más huevos por día. Pensó que su pobreza se acabaría con esta idea. De inmediato, puso en marcha su plan y dobló asi la cantidad de granos. Pero... ¡Oh desilusión! La gallina engordó tanto, que ni siquiera un huevo diario pudo poner.
Sin duda una de las letras más polémicas de la lengua española es la H. Esta letra tan peculiar se caracteriza por ser muda, es decir, no se pronuncia (exceptuando cuando se combina con la letra "c" formando el dígrafo "ch"). Su valor etimológico plantea bastantes inconvenientes, y es precisamente por ello por lo que podemos encontrarnos defensores de su mantenimiento dentro de la ortografía española frente a detractores que promueven su eliminación definitiva. Veámoslo con un ejemplo: palabras como hablar, hermoso o hijo, proceden de términos latinos con efe inicial: fabulare, fermosus y filius respectivamente. Con el paso del latín al castellano, esta efe inicial se fue perdiendo progresivamente, pasando primero a aspirarse (de ahí el uso etimológico de la letra "h" para señalar tal aspiración) para después desaparecer completamente a nivel fonético, quedando únicamente la grafía H.
Respuesta:
mira
Explicación:
Sin duda una de las letras más polémicas de la lengua española es la H. Esta letra tan peculiar se caracteriza por ser muda, es decir, no se pronuncia (exceptuando cuando se combina con la letra "c" formando el dígrafo "ch"). Su valor etimológico plantea bastantes inconvenientes, y es precisamente por ello por lo que podemos encontrarnos defensores de su mantenimiento dentro de la ortografía española frente a detractores que promueven su eliminación definitiva. Veámoslo con un ejemplo: palabras como hablar, hermoso o hijo, proceden de términos latinos con efe inicial: fabulare, fermosus y filius respectivamente. Con el paso del latín al castellano, esta efe inicial se fue perdiendo progresivamente, pasando primero a aspirarse (de ahí el uso etimológico de la letra "h" para señalar tal aspiración) para después desaparecer completamente a nivel fonético, quedando únicamente la grafía H.