l encuentro de los españoles con los indígenas del Nuevo Mundo debió ser decididamente chocante, dada la aparatosidad de las ropas de aquellos en contraste con la desnudez de éstos. Ahí es realmente donde se hace patente el contraste de los dos mundos, precisamente en la expresión gestual, en la teatralidad del comportamiento de las personas representado en su apariencia exterior cuya manifestación es la indumentaria.
Los europeos vestirán a los indios, darán nombre a cosas que los oriundos no conocían, impondrán su lenguaje y, por último, trasladarán a América todo el universo simbólico del viejo continente. En ningún momento se plantearon los conquistadores aceptar categorías o valores de los indígenas. Ni se les pasó por la cabeza, seguros como estaban de que traían la civilización incuestionable. Dedujeron equivocadamente, por las crónicas que nos han llegado de aquellos primeros españoles de finales del siglo XV, que la ausencia de indumentaria suponía también desnudez cultural, falta de identidad ya que podrían haber salido del Paraíso el día anterior, cuando Dios expulsó a Adán y Eva, sin bagaje cultural alguno.
Los pocos elementos que llevaban puestos los indios empezaron a ser codiciados por los conquistadores. Algunos eran especialmente valorados en el adorno cotidiano de sus vestimentas por lo que empezaron a relacionarse con ellos mediante el trueque y poco a poco comenzarían a comerciar más en serio. El pudor marca la forma de vestirse de los europeos aunque éste no era un valor o un sentimiento compartido por los indios. En realidad, los indios utilizaban la ropa por cuestiones eminentemente prácticas como resguardarse de las inclemencias del tiempo, defenderse de picaduras de insectos o ser atractivos a sus semejantes, es decir como adorno (plumas, collares, etc.).
Respuesta:
l encuentro de los españoles con los indígenas del Nuevo Mundo debió ser decididamente chocante, dada la aparatosidad de las ropas de aquellos en contraste con la desnudez de éstos. Ahí es realmente donde se hace patente el contraste de los dos mundos, precisamente en la expresión gestual, en la teatralidad del comportamiento de las personas representado en su apariencia exterior cuya manifestación es la indumentaria.
Los europeos vestirán a los indios, darán nombre a cosas que los oriundos no conocían, impondrán su lenguaje y, por último, trasladarán a América todo el universo simbólico del viejo continente. En ningún momento se plantearon los conquistadores aceptar categorías o valores de los indígenas. Ni se les pasó por la cabeza, seguros como estaban de que traían la civilización incuestionable. Dedujeron equivocadamente, por las crónicas que nos han llegado de aquellos primeros españoles de finales del siglo XV, que la ausencia de indumentaria suponía también desnudez cultural, falta de identidad ya que podrían haber salido del Paraíso el día anterior, cuando Dios expulsó a Adán y Eva, sin bagaje cultural alguno.
Los pocos elementos que llevaban puestos los indios empezaron a ser codiciados por los conquistadores. Algunos eran especialmente valorados en el adorno cotidiano de sus vestimentas por lo que empezaron a relacionarse con ellos mediante el trueque y poco a poco comenzarían a comerciar más en serio. El pudor marca la forma de vestirse de los europeos aunque éste no era un valor o un sentimiento compartido por los indios. En realidad, los indios utilizaban la ropa por cuestiones eminentemente prácticas como resguardarse de las inclemencias del tiempo, defenderse de picaduras de insectos o ser atractivos a sus semejantes, es decir como adorno (plumas, collares, etc.).
Explicación: