El poder de la palabra La palabra tiene un valor esencial en culturas antiguas y en pueblos originarios. A partir de ella se crean mundos y se inventan realidades. En La Biblia, Génesis 1, se dice que Dios dijo “hágase el mundo” y, entonces, el mundo se hizo. En el Popol Vuh, libro sagrado de los antiguos indígenas maya-quichés que poblaron Guatemala, se afirma que en los comienzos no había nada dotado de existencia hasta que llegó la palabra: la palabra le permitió a los dioses hablar, consultar y meditar sobre la creación del mundo. La realización de rituales en culturas aborígenes y antiguas involucra interponer el poder mágico de la palabra: se invocan seres, animales o cosas que se hacen presentes, ya sea en la imaginación de los participantes del rito, ya en la realidad tangible y visible. En situaciones de nuestra vida cotidiana, la palabra tiene un poder especial, recóndito. Cuando recibimos la bendición de un ser querido, nuestra mente y espíritu se sienten fortalecidos. Por el contrario, el espíritu queda irremediablemente entristecido ante una maldición. Con la palabra encantamos, nos enamoramos, damos rienda a nuestros afectos y sentimientos más íntimos. ‘Romper la palabra’ implica una desvergüenza y genera desavenencias, discordias. ‘Cumplir la palabra’ forja alianzas, concordias. La palabra tiene un valor fundamental en la comunicación con nuestros semejantes y con nuestro entorno. Y es que vivimos zambullidos en un fecundo mar de palabras.
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14 oraciones
Explicación:
espero que te sirva
solo cuenta hasta hasta donde llegan los puntos y donde empiezan las letras mayisculas.