El presente artículo propone una relación entre crisis del orden patriarcal y el cuestionamiento a las formas de la dominación masculina por la emergencia social de las mujeres y el incremento en la violencia feminicida. Esa violencia hacia las mujeres y los feminicidios estarían jugando como un dispositivo de poder masculino para restablecer o mantener, simultáneamente tanto en lo individual como en lo colectivo, las posiciones de dominio varonil. Además, la violencia funciona como un instrumento de control para contener el cambio, las transgresiones de las mujeres a los tradicionales regímenes de género, que estarían experimentando marcadas transiciones producidas por la emergencia de las mujeres en el espacio cultural-simbólico, la vida pública y el mercado de trabajo. Para mostrarlo, conceptos son aclarados en sus sentidos teóricos y políticos, como son presentados en una perspectiva histórica. La base empírica para pensarlos fueron los datos del registro de Estadísticas de Mortalidad de 1985-2010 en México.
Palabra-claves: violencia hacia las mujeres, feminicidio, orden patriarcal, México.
La constitución de la violencia feminicida como problema social ha ido in crescendo en América Latina, al tenor del reclamo de organizaciones civiles feministas y defensoras de los derechos humanos de sus víctimas y familiares. Ha contribuido también el empeño de destacadas académicas que ante la insensibilidad de los gobiernos, el desdén de la prensa grande y los prejuicios sexistas de la sociedad en su conjunto, han logrado construir evidencia sociológica de la gravedad de estos hechos; incluyendo abundante literatura en torno casos, donde se aborda tanto la actuación de las autoridades, como las motivaciones de los agresores y sus modus operandi. Esto ha ido abonando, no sin resistencias de por medio, el terreno a intervenciones más asertivas para atender el problema en el ámbito de la justicia a partir de la tipificación del delito, pero también en las acciones preventivas como es el caso enfoques como: Ciudades seguras y movilidad segura para las mujeres.
Las evidencias están por doquier. De acuerdo a la OMS (2013), América Latina es la segunda región más peligrosa para las mujeres ya que solo contando los asesinatos de mujeres por sus parejas o ex parejas, tenemos una tasa de 40.5 por ciento de feminicidios, solo 18.3 por ciento menos que en los países del sureste asiático (58,8%) donde el feminicidio se practica desde el nacimiento, y muy por encima de África (40.1%) donde guerras interétnicas han estado acompañadas de prácticas genocidio feminicidas. Ostentamos también en ese marco el oprobioso segundo lugar en porcentaje de violencia sexual en contra de las mujeres (10.7%) por varones que no son sus parejas.
Respuesta:
El presente artículo propone una relación entre crisis del orden patriarcal y el cuestionamiento a las formas de la dominación masculina por la emergencia social de las mujeres y el incremento en la violencia feminicida. Esa violencia hacia las mujeres y los feminicidios estarían jugando como un dispositivo de poder masculino para restablecer o mantener, simultáneamente tanto en lo individual como en lo colectivo, las posiciones de dominio varonil. Además, la violencia funciona como un instrumento de control para contener el cambio, las transgresiones de las mujeres a los tradicionales regímenes de género, que estarían experimentando marcadas transiciones producidas por la emergencia de las mujeres en el espacio cultural-simbólico, la vida pública y el mercado de trabajo. Para mostrarlo, conceptos son aclarados en sus sentidos teóricos y políticos, como son presentados en una perspectiva histórica. La base empírica para pensarlos fueron los datos del registro de Estadísticas de Mortalidad de 1985-2010 en México.
Palabra-claves: violencia hacia las mujeres, feminicidio, orden patriarcal, México.
La constitución de la violencia feminicida como problema social ha ido in crescendo en América Latina, al tenor del reclamo de organizaciones civiles feministas y defensoras de los derechos humanos de sus víctimas y familiares. Ha contribuido también el empeño de destacadas académicas que ante la insensibilidad de los gobiernos, el desdén de la prensa grande y los prejuicios sexistas de la sociedad en su conjunto, han logrado construir evidencia sociológica de la gravedad de estos hechos; incluyendo abundante literatura en torno casos, donde se aborda tanto la actuación de las autoridades, como las motivaciones de los agresores y sus modus operandi. Esto ha ido abonando, no sin resistencias de por medio, el terreno a intervenciones más asertivas para atender el problema en el ámbito de la justicia a partir de la tipificación del delito, pero también en las acciones preventivas como es el caso enfoques como: Ciudades seguras y movilidad segura para las mujeres.
Las evidencias están por doquier. De acuerdo a la OMS (2013), América Latina es la segunda región más peligrosa para las mujeres ya que solo contando los asesinatos de mujeres por sus parejas o ex parejas, tenemos una tasa de 40.5 por ciento de feminicidios, solo 18.3 por ciento menos que en los países del sureste asiático (58,8%) donde el feminicidio se practica desde el nacimiento, y muy por encima de África (40.1%) donde guerras interétnicas han estado acompañadas de prácticas genocidio feminicidas. Ostentamos también en ese marco el oprobioso segundo lugar en porcentaje de violencia sexual en contra de las mujeres (10.7%) por varones que no son sus parejas.
Explicación:
espero te sirva
Respuesta:
no se pero lo que se esque el aborto debe ser legal porque no queremos que nazcan más gili
piensalo bien
Explicación:
no solo en Argentina (aunquen allí es donde está el 80%de giliii,)