Los riesgos que han generado diversas problemáticas sociales, con su connotación de impacto hacia niñas, niños y adolescentes en procesos escolares, han obligado a dirigir la mirada hacia las familias y, por supuesto, a examinar con mayor detalle cómo las instituciones
educativas pueden apoyar en la ideación y ejecución de medidas necesarias de prevención
y protección.
El repunte de las situaciones de violencia entre pares, el acoso escolar, el consumo de
drogas, el abandono familiar, el embarazo infantil y adolescente, la discriminación, entre
otros, afectan de modo directo al aprendizaje y a los resultados de la formación educativa.
Muchos estudiantes, hombres y mujeres, viven de modo experiencial estas situaciones, en
gran medida porque participan de las redes sociales que informan y transmiten, a su modo,
la realidad tal como se percibe. O quizá su propia familia se encuentra afectada. Otros, son
testigos a través de los medios de comunicación.
Los docentes tutores, los profesionales de los Departamentos de Consejería Estudiantil y la
comunidad educativa, en su conjunto, tienen un alto interés en apoyar a las familias, en las
tareas de fortalecimiento de sus capacidades para abordar y superar las dificultades que
este contexto social les impone. De hecho, si las familias exhibieran capacidades de fortaleza interna como colectivo social, se encontrarían organizadas por roles asumidos y reconocidos por todos sus miembros y adoptaran, frente a los riesgos sociales, una resiliencia
activa, los impactos de las situaciones de crisis serían mínimos.
Las preguntas que caben hacerse son ¿cómo están las familias de nuestros estudiantes
para afrontar estos riesgos? ¿Cuáles son sus fortalezas internas como grupo? ¿Cuáles son
los niveles de organización entre sus miembros, en particular, entre los adultos que tienen
la responsabilidad de la protección? ¿Se encuentran preparadas para afrontar las complejas problemáticas que se han presentado en el interior de ellas mismas y en el contexto de
la vida comunitaria? ¿Pueden apoyar en forma eficiente a las escuelas, a lidiar con estos
mismos problemas sociales?
El sentido de esta Guía es despejar estas y otras preguntas. Por eso mismo, planteamos
a los docentes tutores iniciar con las familias de su paralelo, actividades de análisis y reflexión sobre sus comprensiones de las problemáticas, sobre la revisión de sus fortalezas
y debilidades como familia y, lo más importante, sobre cómo afrontar la prevención de
riesgos y adoptar medidas de protección en sus propios hogares.
Explicación:Los riesgos que han generado diversas problemáticas sociales, con su connotación de impacto hacia niñas, niños y adolescentes en procesos escolares, han obligado a dirigir la mirada hacia las familias y, por supuesto, a examinar con mayor detalle cómo las instituciones
Respuesta:
Los riesgos que han generado diversas problemáticas sociales, con su connotación de impacto hacia niñas, niños y adolescentes en procesos escolares, han obligado a dirigir la mirada hacia las familias y, por supuesto, a examinar con mayor detalle cómo las instituciones
educativas pueden apoyar en la ideación y ejecución de medidas necesarias de prevención
y protección.
El repunte de las situaciones de violencia entre pares, el acoso escolar, el consumo de
drogas, el abandono familiar, el embarazo infantil y adolescente, la discriminación, entre
otros, afectan de modo directo al aprendizaje y a los resultados de la formación educativa.
Muchos estudiantes, hombres y mujeres, viven de modo experiencial estas situaciones, en
gran medida porque participan de las redes sociales que informan y transmiten, a su modo,
la realidad tal como se percibe. O quizá su propia familia se encuentra afectada. Otros, son
testigos a través de los medios de comunicación.
Los docentes tutores, los profesionales de los Departamentos de Consejería Estudiantil y la
comunidad educativa, en su conjunto, tienen un alto interés en apoyar a las familias, en las
tareas de fortalecimiento de sus capacidades para abordar y superar las dificultades que
este contexto social les impone. De hecho, si las familias exhibieran capacidades de fortaleza interna como colectivo social, se encontrarían organizadas por roles asumidos y reconocidos por todos sus miembros y adoptaran, frente a los riesgos sociales, una resiliencia
activa, los impactos de las situaciones de crisis serían mínimos.
Las preguntas que caben hacerse son ¿cómo están las familias de nuestros estudiantes
para afrontar estos riesgos? ¿Cuáles son sus fortalezas internas como grupo? ¿Cuáles son
los niveles de organización entre sus miembros, en particular, entre los adultos que tienen
la responsabilidad de la protección? ¿Se encuentran preparadas para afrontar las complejas problemáticas que se han presentado en el interior de ellas mismas y en el contexto de
la vida comunitaria? ¿Pueden apoyar en forma eficiente a las escuelas, a lidiar con estos
mismos problemas sociales?
El sentido de esta Guía es despejar estas y otras preguntas. Por eso mismo, planteamos
a los docentes tutores iniciar con las familias de su paralelo, actividades de análisis y reflexión sobre sus comprensiones de las problemáticas, sobre la revisión de sus fortalezas
y debilidades como familia y, lo más importante, sobre cómo afrontar la prevención de
riesgos y adoptar medidas de protección en sus propios hogares.
Explicación:
Respuesta:
Explicación:Los riesgos que han generado diversas problemáticas sociales, con su connotación de impacto hacia niñas, niños y adolescentes en procesos escolares, han obligado a dirigir la mirada hacia las familias y, por supuesto, a examinar con mayor detalle cómo las instituciones