Muchas son los mitos que provienen de las épocas de conquistas y peleas por independencia, no las recientes, sino las primeras, donde los indígenas se enfrentaban a conquistadores armados con una biblia bajo el brazo con promesas de nuevos mundos y cofres listos para llevarse cualquier tesoro.
En la cordillera andina de Sudamérica, se originó una de estos mitos, donde un demonio que según se dice habita en el inframundo, se hace llamar Supay, (Válidos los nombres de Supa o Zupay) y tiene la particularidad de ser bueno o malo, según el caso y el testigo que pueda presumir de haberle conocido.
Este demonio surgió en una mezcla de religiones entre la que trajeron los conquistadores y la que poseían los indígenas, por lo que cobra fuerza el aspecto de que puede ser bueno o malo, ya que por una parte los sacerdotes le nombraban como un demonio malo, como el diablo cristiano, haciendo énfasis en castigos y penurias a su lado.
Por su parte, los indígenas, en su temor, le invocaban con la finalidad de rendirle culto y así evitar cualquier daño o castigo de su parte, siendo más un dios temido que un demonio en sí.
Muchas son los mitos que provienen de las épocas de conquistas y peleas por independencia, no las recientes, sino las primeras, donde los indígenas se enfrentaban a conquistadores armados con una biblia bajo el brazo con promesas de nuevos mundos y cofres listos para llevarse cualquier tesoro.
En la cordillera andina de Sudamérica, se originó una de estos mitos, donde un demonio que según se dice habita en el inframundo, se hace llamar Supay, (Válidos los nombres de Supa o Zupay) y tiene la particularidad de ser bueno o malo, según el caso y el testigo que pueda presumir de haberle conocido.
Este demonio surgió en una mezcla de religiones entre la que trajeron los conquistadores y la que poseían los indígenas, por lo que cobra fuerza el aspecto de que puede ser bueno o malo, ya que por una parte los sacerdotes le nombraban como un demonio malo, como el diablo cristiano, haciendo énfasis en castigos y penurias a su lado.
Por su parte, los indígenas, en su temor, le invocaban con la finalidad de rendirle culto y así evitar cualquier daño o castigo de su parte, siendo más un dios temido que un demonio en sí.