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La gastroenteritis (infección gastrointestinal o GEA) es una inflamación del tracto intestinal (estómago e intestino) que suele cursar con diarrea y vómitos. Suele estar provocada por una infección, la ingesta de un alimento en mal estado o incluso por el estrés. Es un problema muy común que afecta especialmente durante la infancia.
Normalmente, la causa de la infección gastrointestinal son norovirus en los adultos y rotavirus en los niños. Los síntomas de la gastroenteritis suelen comenzar de forma repentina. Las molestias de una gastroenteritis varían según el patógeno y pueden ser leves o muy intensas. La diarrea puede contener sangre y moco. Típicamente se produce:
Diarrea Náuseas Vómitos Dolor abdominal A veces fiebre La gastroenteritis se transmite casi siempre mediante una infección por contacto: los agentes patógenos llegan a los objetos y superficies desde las deposiciones y los vómitos del enfermo. Desde allí, en caso de falta de higiene, los patógenos pueden llegar hasta la boca de otra persona a través de las manos y, por consiguiente, también hasta su estómago y su intestino, lo que daría lugar al contagio. Los médicos denominan a esta forma de contagio como transmisión fecal-oral.
Debido principalmente a las malas condiciones higiénicas, como sucede en los países en vías de desarrollo, los agentes patógenos de las gastroenteritis también se suelen transmitir por el agua potable o los alimentos contaminados por los gérmenes o sus toxinas.
Por lo general, en el caso de las personas con un buen estado de salud, el tratamiento de la gastroenteritis se limita a reponer los líquidos, electrolitos y nutrientes perdidos con la diarrea. Es importante beber mucho, sobre todo agua mineral, limonada alcalina o infusiones de hierbas sin azúcar. En el caso de la gastroenteritis de origen bacteriano, los pacientes, a veces, tienen que tomar medicamentos específicos contra los patógenos, es decir, antibióticos.
En la mayoría de casos la infección gastrointestinal se supera en unos pocos días y sin complicaciones: el vómito suele cesar al cabo de uno o dos días, la diarrea disminuye entre dos y siete días después. Por lo general, la gastroenteritis de origen vírico evoluciona de forma más leve que la desencadenada por bacterias.
Para evitar que los virus o bacterias sigan extendiéndose, los pacientes y sus contactos deben seguir ciertas medidas higiénicas, como lavarse las manos a menudo.
La gastroenteritis se conoce popularmente con la denominación de gripe estomacal, pero, aunque su nombre haga suponerlo, la gripe del estómago no tiene nada que ver con una infección gripal.
Normalmente, la causa de la infección gastrointestinal son norovirus en los adultos y rotavirus en los niños. Los síntomas de la gastroenteritis suelen comenzar de forma repentina. Las molestias de una gastroenteritis varían según el patógeno y pueden ser leves o muy intensas. La diarrea puede contener sangre y moco. Típicamente se produce:
Diarrea
Náuseas
Vómitos
Dolor abdominal
A veces fiebre
La gastroenteritis se transmite casi siempre mediante una infección por contacto: los agentes patógenos llegan a los objetos y superficies desde las deposiciones y los vómitos del enfermo. Desde allí, en caso de falta de higiene, los patógenos pueden llegar hasta la boca de otra persona a través de las manos y, por consiguiente, también hasta su estómago y su intestino, lo que daría lugar al contagio. Los médicos denominan a esta forma de contagio como transmisión fecal-oral.
Debido principalmente a las malas condiciones higiénicas, como sucede en los países en vías de desarrollo, los agentes patógenos de las gastroenteritis también se suelen transmitir por el agua potable o los alimentos contaminados por los gérmenes o sus toxinas.
Por lo general, en el caso de las personas con un buen estado de salud, el tratamiento de la gastroenteritis se limita a reponer los líquidos, electrolitos y nutrientes perdidos con la diarrea. Es importante beber mucho, sobre todo agua mineral, limonada alcalina o infusiones de hierbas sin azúcar. En el caso de la gastroenteritis de origen bacteriano, los pacientes, a veces, tienen que tomar medicamentos específicos contra los patógenos, es decir, antibióticos.
En la mayoría de casos la infección gastrointestinal se supera en unos pocos días y sin complicaciones: el vómito suele cesar al cabo de uno o dos días, la diarrea disminuye entre dos y siete días después. Por lo general, la gastroenteritis de origen vírico evoluciona de forma más leve que la desencadenada por bacterias.
Para evitar que los virus o bacterias sigan extendiéndose, los pacientes y sus contactos deben seguir ciertas medidas higiénicas, como lavarse las manos a menudo.
La gastroenteritis se conoce popularmente con la denominación de gripe estomacal, pero, aunque su nombre haga suponerlo, la gripe del estómago no tiene nada que ver con una infección gripal.