La hermosa joven llamada Añañuca vivía en Monte Patria, un pueblo cercano al río Limarí. Entonces se llamaba Monte Rey, porque aún estaba bajo dominio español. Aunque los jóvenes del pueblo la cortejaban y se disputaban su atención, ninguno había podido conquistarla. Un día llegó un misterioso y apuesto minero buscando una veta de oro.
Al ver a Añañuca se enamoró de ella y se quedó a vivir en Monte Rey. Añañuca, por su parte, también calló en los encantos del joven. Una noche, el minero soñó que un duende de la montaña le mostraba el lugar preciso de la veta de oro que obsesionadamente buscaba. Sin dudarlo, partió, dejando a la doncella con la promesa de volver por ella.
Día tras día Añañuca esperó, pero su enamorado nunca regresó. La tristeza se apoderó de su cuerpo y mente, hasta lentamente morir de amor. La gente de Monte Rey la lloró y enterró un día de inusual lluvia en el norte de Chile. Al día siguiente, el sol calentó el valle y se llenó de hermosas flores rojas, que en honor de la joven fueron llamadas Añañuca.
La flor crece hasta el día de hoy entre Copiapó y el valle de Quilimarí y, después que el cielo llora, la pampa se transforma en un maravilloso desierto florido y la Añañuca en la flor más buscada por los visitantes.
trini5640
El Trauco”, el mito más temido de Chiloé “La Pincoya”, la hermosa sirena protectora de las aguas de la isla. “El Caleuche”, buque fantasma de los mares de Chiloé
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Respuesta:LA FLOR DE AÑAÑUCA
La hermosa joven llamada Añañuca vivía en Monte Patria, un pueblo cercano al río Limarí. Entonces se llamaba Monte Rey, porque aún estaba bajo dominio español. Aunque los jóvenes del pueblo la cortejaban y se disputaban su atención, ninguno había podido conquistarla. Un día llegó un misterioso y apuesto minero buscando una veta de oro.
Al ver a Añañuca se enamoró de ella y se quedó a vivir en Monte Rey. Añañuca, por su parte, también calló en los encantos del joven. Una noche, el minero soñó que un duende de la montaña le mostraba el lugar preciso de la veta de oro que obsesionadamente buscaba. Sin dudarlo, partió, dejando a la doncella con la promesa de volver por ella.
Día tras día Añañuca esperó, pero su enamorado nunca regresó. La tristeza se apoderó de su cuerpo y mente, hasta lentamente morir de amor. La gente de Monte Rey la lloró y enterró un día de inusual lluvia en el norte de Chile. Al día siguiente, el sol calentó el valle y se llenó de hermosas flores rojas, que en honor de la joven fueron llamadas Añañuca.
La flor crece hasta el día de hoy entre Copiapó y el valle de Quilimarí y, después que el cielo llora, la pampa se transforma en un maravilloso desierto florido y la Añañuca en la flor más buscada por los visitantes.
Explicación:
DAME CORONITA SI TE SIRVIÓ, MUCHA SUEERTE<33
“La Pincoya”, la hermosa sirena protectora de las aguas de la isla.
“El Caleuche”, buque fantasma de los mares de Chiloé