Las actuales democracias occidentales están inspiradas en la antigua democracia ateniense. Sin embargo, es vox populi la idea de que el sistema griego no constituía una verdadera democracia, pues sólo tenían derecho a voz y voto un puñado de ciudadanos entre (300 y 400), privando de intervención política a los esclavos, los extranjeros y los hijos de extranjeros, los cuales constituían la mayor parte de la población. Todos estamos de acuerdo en que el llamado “Gobierno del Pueblo” no era tal, pues el Pueblo quedaba totalmente excluido.
Ahora bien, también ronda por el Pueblo la idea orgullosa de que nuestros actuales sistemas de Gobierno son muchísimo mejor que el establecido en la Democracia ateniense.
Pero se puede asegurar que, hoy día, en nuestro país las decisiones las toman esa misma cantidad de ciudadanos,entre (300 y 400), frente a los más de cuarenta millones de españoles que vivimos en él.
Mas, si hemos mejorado, vamos a abordar nuestros avances:
1) Sufragio universal: Es este el principal argumento que se esgrime. Todos tenemos derecho a votar, al contrario de los griegos. Sin embargo ¿De qué sirve nuestro voto? Con nuestros votos juegan, negocian competencias, y al final se forma un Gobierno “de interés” en lugar de uno “”de representación”. Hace ya mucho tiempo que los ciudadanos españoles nos hemos dado cuenta de que nuestros diputados no nos representan.
Cuando se toman decisiones parlamentarias, el ciudadano es totalmente ajeno a ellas. Mas, aunque se formaran auténticos Gobiernos de representación, ¡Es imposible representar al ciudadano sin oírle! ¿Cúantos referendums se han convocado durante los treinta años que llevamos de democracia? ¿Cuántas veces se ha visto que los grupos parlamentarios soliciten encuestas para ver qué opina el Pueblo respecto a un tema? No, la representación está contraída en una de las esquinas polvorientas de nuestro Parlamento. ¿Se diferencia esto mucho de la antigua democracia ateniense?
2) Iniciativa legislativa popular: Es cierto, nuestro Pueblo puede presentar una propuesta de ley, derecho desconocido para los griegos. Pero, ¿Cuántas leyes se han presentado por iniciativa popular? ¿Cuántas de las presentadas no se han perdido en el vacío y nada hemos sabido de ellas? Es este un derecho formal, que está escrito en nuestra Constitución y que al leerlo podemos decir: Qué bueno es nuestro sistema, qué democráticos somos. Pero materialmente, es papel mojado.
3) La relación de derechos y libertades fundamentales que establece nuestra Constitución: Quizás este sea el mayor avance que hemos experimentado con respecto a los griegos. Es muy importante para un sistema democrático que sus ciudadanos gocen de estas garantías para poder ejercer sus funciones como tal. No sería concebible un sistema democrático en el que un sector social no tuviera derecho a manifestarse, o un sistema democrático que violara el derecho a la propiedad privada, o uno en el que se permitiera la detención arbitraria.
Sin embargo, el descontento general de la ciudadanía viene motivada por que, en esencia y en la práctica, nuestro sistema es prácticamente igual que aquella pretendida democracia griega. Después de más de dos mil años de avance humano y de experiencias políticas, nuestra democracia debería ser mucho más avanzada y perfeccionada que la griega.
El concepto de ciudadanía debería ser el estandarte de nuestro sistema, cuando realmente lo es el de “intereses de partidos”. No se puede jugar en una Cámara con el voto de un ciudadano y no se le puede apartar tanto de la dirección del Estado al que pertenece. Para los políticos, los ciudadanos son unos bebés en pañales, incapaces de tomar una decisión conveniente y fácilmente manipulables para conseguir un voto que equivale a muchos euros.
Las actuales democracias occidentales están inspiradas en la antigua democracia ateniense. Sin embargo, es vox populi la idea de que el sistema griego no constituía una verdadera democracia, pues sólo tenían derecho a voz y voto un puñado de ciudadanos entre (300 y 400), privando de intervención política a los esclavos, los extranjeros y los hijos de extranjeros, los cuales constituían la mayor parte de la población. Todos estamos de acuerdo en que el llamado “Gobierno del Pueblo” no era tal, pues el Pueblo quedaba totalmente excluido.
Ahora bien, también ronda por el Pueblo la idea orgullosa de que nuestros actuales sistemas de Gobierno son muchísimo mejor que el establecido en la Democracia ateniense.
Pero se puede asegurar que, hoy día, en nuestro país las decisiones las toman esa misma cantidad de ciudadanos,entre (300 y 400), frente a los más de cuarenta millones de españoles que vivimos en él.
Mas, si hemos mejorado, vamos a abordar nuestros avances:
1) Sufragio universal: Es este el principal argumento que se esgrime. Todos tenemos derecho a votar, al contrario de los griegos. Sin embargo ¿De qué sirve nuestro voto? Con nuestros votos juegan, negocian competencias, y al final se forma un Gobierno “de interés” en lugar de uno “”de representación”. Hace ya mucho tiempo que los ciudadanos españoles nos hemos dado cuenta de que nuestros diputados no nos representan.
Cuando se toman decisiones parlamentarias, el ciudadano es totalmente ajeno a ellas. Mas, aunque se formaran auténticos Gobiernos de representación, ¡Es imposible representar al ciudadano sin oírle! ¿Cúantos referendums se han convocado durante los treinta años que llevamos de democracia? ¿Cuántas veces se ha visto que los grupos parlamentarios soliciten encuestas para ver qué opina el Pueblo respecto a un tema? No, la representación está contraída en una de las esquinas polvorientas de nuestro Parlamento. ¿Se diferencia esto mucho de la antigua democracia ateniense?
2) Iniciativa legislativa popular: Es cierto, nuestro Pueblo puede presentar una propuesta de ley, derecho desconocido para los griegos. Pero, ¿Cuántas leyes se han presentado por iniciativa popular? ¿Cuántas de las presentadas no se han perdido en el vacío y nada hemos sabido de ellas? Es este un derecho formal, que está escrito en nuestra Constitución y que al leerlo podemos decir: Qué bueno es nuestro sistema, qué democráticos somos. Pero materialmente, es papel mojado.
3) La relación de derechos y libertades fundamentales que establece nuestra Constitución: Quizás este sea el mayor avance que hemos experimentado con respecto a los griegos. Es muy importante para un sistema democrático que sus ciudadanos gocen de estas garantías para poder ejercer sus funciones como tal. No sería concebible un sistema democrático en el que un sector social no tuviera derecho a manifestarse, o un sistema democrático que violara el derecho a la propiedad privada, o uno en el que se permitiera la detención arbitraria.
Sin embargo, el descontento general de la ciudadanía viene motivada por que, en esencia y en la práctica, nuestro sistema es prácticamente igual que aquella pretendida democracia griega. Después de más de dos mil años de avance humano y de experiencias políticas, nuestra democracia debería ser mucho más avanzada y perfeccionada que la griega.
El concepto de ciudadanía debería ser el estandarte de nuestro sistema, cuando realmente lo es el de “intereses de partidos”. No se puede jugar en una Cámara con el voto de un ciudadano y no se le puede apartar tanto de la dirección del Estado al que pertenece. Para los políticos, los ciudadanos son unos bebés en pañales, incapaces de tomar una decisión conveniente y fácilmente manipulables para conseguir un voto que equivale a muchos euros.