Endika está verdaderamente emocionado. Ha viajado con su mujer, Itziar, y su hija Olatz desde Guecho para visitar el Museo de la Evolución Humana por recomendación de una amiga. Y a la fascinación de ver los fósiles de Atapuerca, de adentrarse en el cerebro humano y de saludar y hacerse una fotografía con el director e investigador Juan Luis Arsuaga, al que el padre de familia sigue con admiración, se une la sorpresa de un asalto en forma de danza, a los que se sumó el centro para celebrar el Día Internacional de esta disciplina como otros del territorio nacional.
«Nos ha encantado realmente. Esta sorpresa, más la de encontrarnos con Arsuaga, ha sido espectacular», valora maravillado tras la interpretación de Etreinte, de Sara Olmo y Víctor Launay, que consiguió el segundo premio en la pasada edición del Certamen Internacional de Coreografía Burgos-Nueva York.
Los pinceles de la luna pintaban claros de plata sobre tu cara morena... El drama de Mariana Pineda guía los pasos de Sara y Víctor, descalzos por el suelo del MEH. Visten con ropas de calle, sus zapatillas, a un lado. Cualquiera diría que son dos visitantes que se han liado la manta a la cabeza. Pero no.
«Es un marco maravilloso, igual que sentir tan cerca la energía y las miradas del público», apunta la bailarina aún con el sudor en la cara y el eco de los efusivos aplausos del público, testigo de ese amor tan trágico como prohibido.
Antes, el coreano Sang-Hun Lee había convertido a los homínidos en espectadores de lujo de su solo Broken cycle, mejor interpretación en el último Burgos-New York, que este verano reanudará la danza vertical precisamente en el interior del MEH, o esa es su intención.
Las bendiciones de la jefatura las tiene. El director, Juan Luis Arsuaga, estaba maravillado. «Me parece perfecto. La danza es el cuerpo humano, la más antigua, la más bella de las artes plásticas, decía mi abuelo. Además tengo una hija que ha hecho ballet y lo he vivido de cerca. A mí es la que más me llega. Soy un enamorado de la danza y tenerla en el museo es un sueño. La integración es perfecta, no se me ocurre un espacio más apropiado. Ha sido increíble», decía al final del repertorio, que se completó con tres piezas del Ballet Contemporáneo de Burgos: Efectos vocales, H3B y Me duele amarla.
Palabras de admiración también eran las de Javier, burgalés, realmente asaltado por las coreografías, totalmente inesperadas, durante una más de sus visitas al centro. La misma sorpresa, pero acompañada de un ligero gesto de disgusto, se dibujaba en el rostro de Quique, o de Martín. Con destino la exposición Cuerpos en cera... llegaron al humo del baile de los homínidos.
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Endika está verdaderamente emocionado. Ha viajado con su mujer, Itziar, y su hija Olatz desde Guecho para visitar el Museo de la Evolución Humana por recomendación de una amiga. Y a la fascinación de ver los fósiles de Atapuerca, de adentrarse en el cerebro humano y de saludar y hacerse una fotografía con el director e investigador Juan Luis Arsuaga, al que el padre de familia sigue con admiración, se une la sorpresa de un asalto en forma de danza, a los que se sumó el centro para celebrar el Día Internacional de esta disciplina como otros del territorio nacional.
«Nos ha encantado realmente. Esta sorpresa, más la de encontrarnos con Arsuaga, ha sido espectacular», valora maravillado tras la interpretación de Etreinte, de Sara Olmo y Víctor Launay, que consiguió el segundo premio en la pasada edición del Certamen Internacional de Coreografía Burgos-Nueva York.
Los pinceles de la luna pintaban claros de plata sobre tu cara morena... El drama de Mariana Pineda guía los pasos de Sara y Víctor, descalzos por el suelo del MEH. Visten con ropas de calle, sus zapatillas, a un lado. Cualquiera diría que son dos visitantes que se han liado la manta a la cabeza. Pero no.
«Es un marco maravilloso, igual que sentir tan cerca la energía y las miradas del público», apunta la bailarina aún con el sudor en la cara y el eco de los efusivos aplausos del público, testigo de ese amor tan trágico como prohibido.
Antes, el coreano Sang-Hun Lee había convertido a los homínidos en espectadores de lujo de su solo Broken cycle, mejor interpretación en el último Burgos-New York, que este verano reanudará la danza vertical precisamente en el interior del MEH, o esa es su intención.
Las bendiciones de la jefatura las tiene. El director, Juan Luis Arsuaga, estaba maravillado. «Me parece perfecto. La danza es el cuerpo humano, la más antigua, la más bella de las artes plásticas, decía mi abuelo. Además tengo una hija que ha hecho ballet y lo he vivido de cerca. A mí es la que más me llega. Soy un enamorado de la danza y tenerla en el museo es un sueño. La integración es perfecta, no se me ocurre un espacio más apropiado. Ha sido increíble», decía al final del repertorio, que se completó con tres piezas del Ballet Contemporáneo de Burgos: Efectos vocales, H3B y Me duele amarla.
Palabras de admiración también eran las de Javier, burgalés, realmente asaltado por las coreografías, totalmente inesperadas, durante una más de sus visitas al centro. La misma sorpresa, pero acompañada de un ligero gesto de disgusto, se dibujaba en el rostro de Quique, o de Martín. Con destino la exposición Cuerpos en cera... llegaron al humo del baile de los homínidos.
Explicación: espero y esto te ayude