Respuesta: El Conejo Blanco mira su reloj y va siempre apresurado diciendo “¡Dios mío, voy a llegar tarde!”. Refleja la ansiedad, la conducta paranoica y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños. Fuera rutinas. Los adultos viven atados a la costumbre, como el Sombrerero y su eterno té de las seis.
Respuesta: El Conejo Blanco mira su reloj y va siempre apresurado diciendo “¡Dios mío, voy a llegar tarde!”. Refleja la ansiedad, la conducta paranoica y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños. Fuera rutinas. Los adultos viven atados a la costumbre, como el Sombrerero y su eterno té de las seis.
Explicación:Espero sirva