La sociedad maya estaba dividida en clases, con intereses no sólo distintos, sino antagónicos. La distribución de la población alrededor de los edificios ceremoniales se regía por una diferenciación social, en que la mayor proximidad al centro estaba en relación directa con la preponderancia jerárquica. Esta sociedad comprendía cuatro clases; en la cima de la pirámide social se encontraría una clase noble, a la cual pertenecían tanto los señores como los sacerdotes, aunque no podamos precisar cómo se formó esta nobleza, es de suponer que gran parte de ella, en el momento de la llegada de los españoles, tenía su origen en los méritos de guerra. La calidad del noble, era hereditaria, se les llamaba almehenoob, cuyo equivalente en el término castellano "hidalgo", que implicaba el conocimiento de sus antepasados y la conciencia de formar parte de un linaje. A la nobleza le correspondían los cargos de dirigentes, civiles, el ejercicio del sacerdocio, los altos niveles burocráticos, la posibilidad de dedicarse a la ciencia -matemática, astronomía, medicina-, al manejo del calendario y al conocimiento y uso de la escritura. Esta clase dirigía, en última instancia, las actividades agrícolas, determinando las épocas de preparación de la tierra, siembra y demás labores, pero sin participar directamente en éstas ni en ninguna actividad productora. Su nivel de vida era muy superior a la de las demás clases.
La sociedad maya estaba dividida en clases, con intereses no sólo distintos, sino antagónicos. La distribución de la población alrededor de los edificios ceremoniales se regía por una diferenciación social, en que la mayor proximidad al centro estaba en relación directa con la preponderancia jerárquica. Esta sociedad comprendía cuatro clases; en la cima de la pirámide social se encontraría una clase noble, a la cual pertenecían tanto los señores como los sacerdotes, aunque no podamos precisar cómo se formó esta nobleza, es de suponer que gran parte de ella, en el momento de la llegada de los españoles, tenía su origen en los méritos de guerra. La calidad del noble, era hereditaria, se les llamaba almehenoob, cuyo equivalente en el término castellano "hidalgo", que implicaba el conocimiento de sus antepasados y la conciencia de formar parte de un linaje. A la nobleza le correspondían los cargos de dirigentes, civiles, el ejercicio del sacerdocio, los altos niveles burocráticos, la posibilidad de dedicarse a la ciencia -matemática, astronomía, medicina-, al manejo del calendario y al conocimiento y uso de la escritura. Esta clase dirigía, en última instancia, las actividades agrícolas, determinando las épocas de preparación de la tierra, siembra y demás labores, pero sin participar directamente en éstas ni en ninguna actividad productora. Su nivel de vida era muy superior a la de las demás clases.