Describido Algunos de los dioses más importantes fueron: Anu, dios del cielo que regía las estaciones y el calendario; Enlil, dios de los vientos y de la agricultura, Ninhursag, diosa que dominaba en las montañas rocosas y en la vida salvaje, y presidía los nacimientos.
Algunos de los dioses más importantes fueron: Anu, dios del cielo que regía las estaciones y el calendario; Enlil, dios de los vientos y de la agricultura, Ninhursag, diosa que dominaba en las montañas rocosas y en la vida salvaje, y presidía los nacimientos.
Al igual que en vida, los antiguos habitantes de Mesopotamia no eran especialmente optimistas con respecto al Más Allá. Lejos de verlo como un paraíso de abundancia, al igual que civilizaciones vecinas como la egipcia, los mesopotámicos tenían un concepto de la otra vida muy negativo. El inframundo era un lugar de sombras, donde apenas había alimentos y al que iban tanto los buenos como los malos. Este pesimismo estaba causado por el entorno en que vivían, puesto que en una época tan temprana de la historia, las personas dependían totalmente del medio que les rodeaba para subsistir. Una mala crecida, por ejemplo, podía condenarles irremediablemente a la muerte.
Además de en los dioses, creían en la existencia de demonios, genios y espíritus, que podían ser tanto beneficiosos, como maléficos.
Antes de la aparición de la ciencia, todo se explicaba mediante mitos (eclipses, cambio de estaciones, etc.). Ante la incapacidad de entender lo que ocurría a su alrededor, el hombre antiguo recurría a los dioses.
Describido Algunos de los dioses más importantes fueron: Anu, dios del cielo que regía las estaciones y el calendario; Enlil, dios de los vientos y de la agricultura, Ninhursag, diosa que dominaba en las montañas rocosas y en la vida salvaje, y presidía los nacimientos.
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Algunos de los dioses más importantes fueron: Anu, dios del cielo que regía las estaciones y el calendario; Enlil, dios de los vientos y de la agricultura, Ninhursag, diosa que dominaba en las montañas rocosas y en la vida salvaje, y presidía los nacimientos.
Al igual que en vida, los antiguos habitantes de Mesopotamia no eran especialmente optimistas con respecto al Más Allá. Lejos de verlo como un paraíso de abundancia, al igual que civilizaciones vecinas como la egipcia, los mesopotámicos tenían un concepto de la otra vida muy negativo. El inframundo era un lugar de sombras, donde apenas había alimentos y al que iban tanto los buenos como los malos. Este pesimismo estaba causado por el entorno en que vivían, puesto que en una época tan temprana de la historia, las personas dependían totalmente del medio que les rodeaba para subsistir. Una mala crecida, por ejemplo, podía condenarles irremediablemente a la muerte.
Además de en los dioses, creían en la existencia de demonios, genios y espíritus, que podían ser tanto beneficiosos, como maléficos.
Antes de la aparición de la ciencia, todo se explicaba mediante mitos (eclipses, cambio de estaciones, etc.). Ante la incapacidad de entender lo que ocurría a su alrededor, el hombre antiguo recurría a los dioses.