Los seres vivos tienen la capacidad de responder a una variedad de estímulos tanto del medio exterior como del medio interno. Esta capacidad de respuesta se denomina irritabilidad, porque es diferente a otro tipo de respuestas que se observan en la naturaleza.
Por ejemplo, existen muchas respuestas también en la materia inerte, como la
respuesta de un metal frente a un ácido o la respuesta de un resorte al ser tensionado. Pero las respuestas de los seres vivos, a diferencia de los ejemplos anteriores, son de tipo adaptativas, es decir, tienen un valor desde el punto de vista de la sobrevivencia o de la integridad del organismo, mientras que las respuestas como las del
metal o el resorte que acabamos de describir, no se relacionan con ningún valor o principio superior, son siempre iguales porque simplemente ocurren siguiendo leyes de tipo físico-químico. El metal frente a un ácido se corroe, y el resorte frente a la tensión se estira, pero detrás de eso no hay ningún propósito, la respuesta se agota en sí misma, termina ahí.
En este sentido, a las respuestas adaptativas se les reconocen tres características relevantes:
a) permiten a los organismos adaptarse a las condiciones del medio ambiente,
b) pueden ser distintas para un mismo tipo de estímulos, y tercero,
c) son ajustadas a la intensidad del mismo.
Esta capacidad de emitir diferentes respuestas adaptativas y de regularlas, es única de los seres vivos, y es lo que conocemos como irritabilidad. Por
ejemplo, algunos animales cambian de color para ocultarse de sus enemigos; otros permanecen quietos durante un largo tiempo al acecho de una presa; incluso, algunos se ponen a "pensar", es decir, hacen algo internamente que pondrá en marcha u orientará una próxima conducta.
Todas estas acciones, visibles o no, son manifestaciones del comportamiento, por tanto, en cualquiera de sus formas, el comportamiento es un mecanismo adaptativo, manifestado en una gran cantidad de acciones, para asegurar la sobrevivencia del individuo y de la especie. De no ser por la irritabilidad los organismos no podrían adaptarse el medioambiente para satisfacer sus necesidades y sobrevivir.
Respuesta:
Los seres vivos tienen la capacidad de responder a una variedad de estímulos tanto del medio exterior como del medio interno. Esta capacidad de respuesta se denomina irritabilidad, porque es diferente a otro tipo de respuestas que se observan en la naturaleza.
Por ejemplo, existen muchas respuestas también en la materia inerte, como la respuesta de un metal frente a un ácido o la respuesta de un resorte al ser tensionado. Pero las respuestas de los seres vivos, a diferencia de los ejemplos anteriores, son de tipo adaptativas, es decir, tienen un valor desde el punto de vista de la sobrevivencia o de la integridad del organismo, mientras que las respuestas como las del
metal o el resorte que acabamos de describir, no se relacionan con ningún valor o principio superior, son siempre iguales porque simplemente ocurren siguiendo leyes de tipo físico-químico. El metal frente a un ácido se corroe, y el resorte frente a la tensión se estira, pero detrás de eso no hay ningún propósito, la respuesta se agota en sí misma, termina ahí.
En este sentido, a las respuestas adaptativas se les reconocen tres características relevantes:
a) permiten a los organismos adaptarse a las condiciones del medio ambiente,
b) pueden ser distintas para un mismo tipo de estímulos, y tercero,
c) son ajustadas a la intensidad del mismo.
Esta capacidad de emitir diferentes respuestas adaptativas y de regularlas, es única de los seres vivos, y es lo que conocemos como irritabilidad. Por
ejemplo, algunos animales cambian de color para ocultarse de sus enemigos; otros permanecen quietos durante un largo tiempo al acecho de una presa; incluso, algunos se ponen a "pensar", es decir, hacen algo internamente que pondrá en marcha u orientará una próxima conducta.
Todas estas acciones, visibles o no, son manifestaciones del comportamiento, por tanto, en cualquiera de sus formas, el comportamiento es un mecanismo adaptativo, manifestado en una gran cantidad de acciones, para asegurar la sobrevivencia del individuo y de la especie. De no ser por la irritabilidad los organismos no podrían adaptarse el medioambiente para satisfacer sus necesidades y sobrevivir.