La sexualidad es el conjunto de condiciones que caracterizan el sexo de cada persona. Desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas a la búsqueda de emoción sexual, que marcan de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo. Durante siglos se consideró que la sexualidad en los animales, al ser humano, era de tipo instintiva.[1] En esta convicción se basaron las teorías para fijar las formas no naturales de la sexualidad, entre las que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la procreación.
La sexualidad es un aspecto central en la vida de las personas. Durante muchos siglos se la consideró exclusivamente desde el paradigma biologicista, reduciéndose a la genitalidad y estandarizando binomios entre formas naturales y no naturales de la sexualidad (entre las que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la procreación).[3]
Sin embargo, desde el paradigma de la integralidad, la sexualidad no solo abarca a la genitalidad sino también a las identidades, los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexo-afectiva.[4]
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad humana se define como un aspecto central del ser humano, a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexo-afectiva
Respuesta:
La sexualidad es el conjunto de condiciones que caracterizan el sexo de cada persona. Desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas a la búsqueda de emoción sexual, que marcan de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo. Durante siglos se consideró que la sexualidad en los animales, al ser humano, era de tipo instintiva.[1] En esta convicción se basaron las teorías para fijar las formas no naturales de la sexualidad, entre las que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la procreación.
La sexualidad es un aspecto central en la vida de las personas. Durante muchos siglos se la consideró exclusivamente desde el paradigma biologicista, reduciéndose a la genitalidad y estandarizando binomios entre formas naturales y no naturales de la sexualidad (entre las que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la procreación).[3]
Sin embargo, desde el paradigma de la integralidad, la sexualidad no solo abarca a la genitalidad sino también a las identidades, los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexo-afectiva.[4]
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad humana se define como un aspecto central del ser humano, a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los roles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexo-afectiva