obtuvo su fortuna personal con su propio esfuerzo y trabajo. En principio administró las propiedades de su familia, alejándose luego para hacer su propio patrimonio. Alejado de su casa “con lo puesto”, sin llevar "nada que no le pertenezca", según nota que le deja a su madre, en prinicpio se dedica a la administración de los campos de sus primos, los Anchorena, función que cumpliría durante muchos años, aumentándoles considerablemente la fortuna.
En 1808 su padre le confía la administración de sus bienes. En su gestión aumenta considerablemente el patrimonio de sus padres como el de las personas de las comarcas linderas granjeándose su confianza y beneplácito. En 1813 contrae matrimonio con Encarnación Ezcurra y Arguibel. Deja los campos paternos a cargo de su hermano Prudencio y rehusa recibir su parte de la herencia. Solicita que la misma le sea entregada a su madre. Cuando ésta murió su parte pasó a sus hermanos, dado que él no la necesitaba.
Intensifica su actividad de ganadero con buen suceso. Se asocia con Luis Dorrego y Juan Nepomuceno Terrero. Comienza el negocio de saladero de carnes y acopio de frutos. Integra la firma de Luis Dorrego y mas tarde funda el primer saladero "Las Higueritas" en Quilmes. Fue uno de los principales saladeristas y exportaban a carnes saldas a brasil y las antillas. Para no depender del monopolio del comercio y transporte de los barcos ingleses, se hicieron armar su propia flota en Corrientes. Los comerciantes ingleses y sus socios locales le hicieron la guerra política y periodística para hacerles cerrar los saladeros, argumentando que subiría el precio de la carne en Buenos Aires. Rosas ofreció entonces seguir abasteciendo al mismo precio, pero lo persiguieron tanto que al fin cerró y se dedicó e la cría extensiva de ganado . Se muda a los campos de Julián Molino Torres en el paraje denominado La Guardia del Monte (hoy Monte) donde en 1774 se había emplazado el Fortín de frontera llamado de la Guardia de San Miguel del Monte Gargano. El establecimiento se lo llamo "Los Cerrillos". Esta propiedad creció compuesta por varias propiedades integradas y fue explotada con singular éxito. Esto le permitió forjar una destacada posición económica. El sitio se encontraba en cercanías del Río Salado sobre la denominada frontera natural con el indio
Explicación:
obtuvo su fortuna personal con su propio esfuerzo y trabajo. En principio administró las propiedades de su familia, alejándose luego para hacer su propio patrimonio. Alejado de su casa “con lo puesto”, sin llevar "nada que no le pertenezca", según nota que le deja a su madre, en prinicpio se dedica a la administración de los campos de sus primos, los Anchorena, función que cumpliría durante muchos años, aumentándoles considerablemente la fortuna.
En 1808 su padre le confía la administración de sus bienes. En su gestión aumenta considerablemente el patrimonio de sus padres como el de las personas de las comarcas linderas granjeándose su confianza y beneplácito. En 1813 contrae matrimonio con Encarnación Ezcurra y Arguibel. Deja los campos paternos a cargo de su hermano Prudencio y rehusa recibir su parte de la herencia. Solicita que la misma le sea entregada a su madre. Cuando ésta murió su parte pasó a sus hermanos, dado que él no la necesitaba.
Intensifica su actividad de ganadero con buen suceso. Se asocia con Luis Dorrego y Juan Nepomuceno Terrero. Comienza el negocio de saladero de carnes y acopio de frutos. Integra la firma de Luis Dorrego y mas tarde funda el primer saladero "Las Higueritas" en Quilmes. Fue uno de los principales saladeristas y exportaban a carnes saldas a brasil y las antillas. Para no depender del monopolio del comercio y transporte de los barcos ingleses, se hicieron armar su propia flota en Corrientes. Los comerciantes ingleses y sus socios locales le hicieron la guerra política y periodística para hacerles cerrar los saladeros, argumentando que subiría el precio de la carne en Buenos Aires. Rosas ofreció entonces seguir abasteciendo al mismo precio, pero lo persiguieron tanto que al fin cerró y se dedicó e la cría extensiva de ganado . Se muda a los campos de Julián Molino Torres en el paraje denominado La Guardia del Monte (hoy Monte) donde en 1774 se había emplazado el Fortín de frontera llamado de la Guardia de San Miguel del Monte Gargano. El establecimiento se lo llamo "Los Cerrillos". Esta propiedad creció compuesta por varias propiedades integradas y fue explotada con singular éxito. Esto le permitió forjar una destacada posición económica. El sitio se encontraba en cercanías del Río Salado sobre la denominada frontera natural con el indio