Ambos personajes nunca se vieron en persona, Francisco de Velasco conoció las obras de Sor Juana y comenzó la correspondencia entre ellos.
La historia entre Francisco Alvarez de Velasco y Sor Juana Ines de la Cruz no puede catalogarse como otra cosa que dramático, ya que no solo no vivían en el mismo país, si no que la segunda era monja; lo que comenzó como admiración terminó transformándose en un amor devoto.
El ilustre poeta colombiano Alvarez de Velasco fue siempre un romántico empedernido, demostrándolo cuando queda viudo en 1694 y escribe su romántico poema Vuelve a su Quinta Anfriso. La data dice que entre 1690 y 1692 encuentra el primer tomo de Obras Completas de Sor Juana Ines de la Cruz, a la cual comenzó a llamar paisanita querida, y que sus poemas constituyeron un escape al dolor por la muerte de su esposa. De acuerdo a los historiadores, el amor no era correspondido, y de todos los “admiradores” de la erudición de Sor Juana, Alvarez de Velasco era el único que le hablaba de amor.
El intercambio entre ambos llega a su fin con la Carta Laudatoria de 1698, ya que Sor Juana había fallecido en la epidemia de peste en 1965, lo que Velasco vio como un castigo divino por haberse enamorado de una mujer distante, desconocida y monja. Una historia de amor imposible y no correspondido, que sin embargo es apreciado por los historiadores al ser la obra de Alvarez Velasco una interesante perspectiva de cómo era Sor Juana y su apreciación sobre el impacto de la misma en el desarrollo cultural hispanoamericano.
Ambos personajes nunca se vieron en persona, Francisco de Velasco conoció las obras de Sor Juana y comenzó la correspondencia entre ellos.
La historia entre Francisco Alvarez de Velasco y Sor Juana Ines de la Cruz no puede catalogarse como otra cosa que dramático, ya que no solo no vivían en el mismo país, si no que la segunda era monja; lo que comenzó como admiración terminó transformándose en un amor devoto.
El ilustre poeta colombiano Alvarez de Velasco fue siempre un romántico empedernido, demostrándolo cuando queda viudo en 1694 y escribe su romántico poema Vuelve a su Quinta Anfriso. La data dice que entre 1690 y 1692 encuentra el primer tomo de Obras Completas de Sor Juana Ines de la Cruz, a la cual comenzó a llamar paisanita querida, y que sus poemas constituyeron un escape al dolor por la muerte de su esposa. De acuerdo a los historiadores, el amor no era correspondido, y de todos los “admiradores” de la erudición de Sor Juana, Alvarez de Velasco era el único que le hablaba de amor.
El intercambio entre ambos llega a su fin con la Carta Laudatoria de 1698, ya que Sor Juana había fallecido en la epidemia de peste en 1965, lo que Velasco vio como un castigo divino por haberse enamorado de una mujer distante, desconocida y monja. Una historia de amor imposible y no correspondido, que sin embargo es apreciado por los historiadores al ser la obra de Alvarez Velasco una interesante perspectiva de cómo era Sor Juana y su apreciación sobre el impacto de la misma en el desarrollo cultural hispanoamericano.