Explicación paso a paso:
¿Qué medidas deben incluir los protocolos para un retorno seguro a clases presenciales?
Carola Cedillo, infectóloga pediatra, en un artículo dirigido a maestras, maestros, familias, tomadores de
decisiones y comunidad, ha considerado que es indiscutible la necesidad apremiante del retorno a las clases
presenciales de niños, niñas y adolescentes. Durante la pandemia fueron un sector invisibilizado con graves
repercusiones en su salud integral.
Ha explicado que en la niñez es esencial el contacto con otros niños, el juego al aire libre e intercambio con
sus compañeros para adquirir habilidades sociales, emocionales y un desarrollo sano. Si tuviéramos mayor
conciencia de que las experiencias durante la infancia tienen efectos directos en la edad adulta, habríamos
dedicado mayores esfuerzos hacia las niñas y niños durante estos últimos 15 meses.
Además, según los informes de UNICEF Ecuador, solo el 37 por ciento de los hogares tienen conexión a
internet y en las zonas rurales el 16 por ciento tiene conectividad, por lo que, a pesar de los grandes esfuerzos
de docentes y familias, la continuidad de los estudios a través de plataformas digitales de miles de niñas
niños ha sido vulnerada, con al menos 90.000 estudiantes que abandonaron el sistema educativo en 2020.
Con un incremento en la vulnerabilidad de la niñez y adolescencia afectada previamente por la pobreza,
el maltrato o la exclusión.
Con estos antecedes, es imperiosa la necesidad de retornar a las clases presenciales, pero ¿se lo debe
realizar agregando un problema más a la salud infanto-juvenil?
En este sentido se ha señalado que, sin un debido plan y protocolos de retorno con criterios de control de
infecciones, pensados para todas las realidades sociales, se puede poner en riesgo la vida de niñas niños y
sus familias, debido a que, a mayores contagios en la población, se incrementa el número de casos severos
en niños y adolescentes, situación para la cual el sistema de salud pública no se encuentra preparado.
Por ello, para impulsar y garantizar un retorno seguro a clases, existen algunos puntos que deben ser
garantizados por el Estado, involucrando a las instituciones y las familias.
¿Cómo debería ser organizada la entrada y salida de alumnos?
La entrada y salida debería ser en forma escalonada para evitar aglomeraciones de personas en los
establecimientos. Se pueden designar espacios exteriores para que quienes acompañen a los estudiantes
puedan dejarlos y retirarlos.
También se puede considerar la toma de temperatura con un termómetro digital en la entrada del
establecimiento (si ello no representa aglomeraciones) y quienes presenten 37.5°C o más no podrían
ingresar, además de la higienización de manos como hábito saludable previo al ingreso al aula.
Asimismo, que se considere presentar una declaración jurada firmada por las personas responsables en la
que se informaría que el estudiante está en condiciones para asistir a la escuela, sin síntomas compatibles
con COVID-19, o indicación previa de aislamiento por contacto estrecho establecido.
¿Cómo se garantizaría el distanciamiento dentro de las aulas?
El distanciamiento que debería haber dentro del aula es de 1.5 metros entre los alumnos y de 2 metros entre
estudiantes y docente. Para ello, se debe disponer la organización de distintos grupos que asistan en días
diferentes y que no podrían mezclarse con otros grupos.
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Explicación paso a paso:
¿Qué medidas deben incluir los protocolos para un retorno seguro a clases presenciales?
Carola Cedillo, infectóloga pediatra, en un artículo dirigido a maestras, maestros, familias, tomadores de
decisiones y comunidad, ha considerado que es indiscutible la necesidad apremiante del retorno a las clases
presenciales de niños, niñas y adolescentes. Durante la pandemia fueron un sector invisibilizado con graves
repercusiones en su salud integral.
Ha explicado que en la niñez es esencial el contacto con otros niños, el juego al aire libre e intercambio con
sus compañeros para adquirir habilidades sociales, emocionales y un desarrollo sano. Si tuviéramos mayor
conciencia de que las experiencias durante la infancia tienen efectos directos en la edad adulta, habríamos
dedicado mayores esfuerzos hacia las niñas y niños durante estos últimos 15 meses.
Además, según los informes de UNICEF Ecuador, solo el 37 por ciento de los hogares tienen conexión a
internet y en las zonas rurales el 16 por ciento tiene conectividad, por lo que, a pesar de los grandes esfuerzos
de docentes y familias, la continuidad de los estudios a través de plataformas digitales de miles de niñas
niños ha sido vulnerada, con al menos 90.000 estudiantes que abandonaron el sistema educativo en 2020.
Con un incremento en la vulnerabilidad de la niñez y adolescencia afectada previamente por la pobreza,
el maltrato o la exclusión.
Con estos antecedes, es imperiosa la necesidad de retornar a las clases presenciales, pero ¿se lo debe
realizar agregando un problema más a la salud infanto-juvenil?
En este sentido se ha señalado que, sin un debido plan y protocolos de retorno con criterios de control de
infecciones, pensados para todas las realidades sociales, se puede poner en riesgo la vida de niñas niños y
sus familias, debido a que, a mayores contagios en la población, se incrementa el número de casos severos
en niños y adolescentes, situación para la cual el sistema de salud pública no se encuentra preparado.
Por ello, para impulsar y garantizar un retorno seguro a clases, existen algunos puntos que deben ser
garantizados por el Estado, involucrando a las instituciones y las familias.
¿Cómo debería ser organizada la entrada y salida de alumnos?
La entrada y salida debería ser en forma escalonada para evitar aglomeraciones de personas en los
establecimientos. Se pueden designar espacios exteriores para que quienes acompañen a los estudiantes
puedan dejarlos y retirarlos.
También se puede considerar la toma de temperatura con un termómetro digital en la entrada del
establecimiento (si ello no representa aglomeraciones) y quienes presenten 37.5°C o más no podrían
ingresar, además de la higienización de manos como hábito saludable previo al ingreso al aula.
Asimismo, que se considere presentar una declaración jurada firmada por las personas responsables en la
que se informaría que el estudiante está en condiciones para asistir a la escuela, sin síntomas compatibles
con COVID-19, o indicación previa de aislamiento por contacto estrecho establecido.
¿Cómo se garantizaría el distanciamiento dentro de las aulas?
El distanciamiento que debería haber dentro del aula es de 1.5 metros entre los alumnos y de 2 metros entre
estudiantes y docente. Para ello, se debe disponer la organización de distintos grupos que asistan en días
diferentes y que no podrían mezclarse con otros grupos.