La naturaleza de las fronteras entre Europa y Asia es más una cuestión sociopolítica que geográfica, ya que no existe un océano o canal separando estos continentes. Muchos geógrafos sostienen que Europa y Asia comparten muchas características geográficas comunes y que, en realidad, forman parte de un único continente, Eurasia. Aunque Europa es considerada como una entidad geográfica, lo es como una super-península de la Asia continental, tal y como lo es, por ejemplo, el subcontinente indio, que incluso descansa sobre una placa tectónica distinta a la del resto de Europa y Asia.
A lo largo de la Edad Media y hasta el siglo XVIII, la tradicional división de la masa terrestre de Eurasia en dos continentes, Europa y Asia, siguió a Ptolomeo, estableciendo el límite en el mar Egeo, los Dardanelos, el mar de Mármara, el Bósforo, el mar Negro, el estrecho de Kerch, el mar de Azov y el río Don (el antiguo Tanais).
La naturaleza de las fronteras entre Europa y Asia es más una cuestión sociopolítica que geográfica, ya que no existe un océano o canal separando estos continentes. Muchos geógrafos sostienen que Europa y Asia comparten muchas características geográficas comunes y que, en realidad, forman parte de un único continente, Eurasia. Aunque Europa es considerada como una entidad geográfica, lo es como una super-península de la Asia continental, tal y como lo es, por ejemplo, el subcontinente indio, que incluso descansa sobre una placa tectónica distinta a la del resto de Europa y Asia.
A lo largo de la Edad Media y hasta el siglo XVIII, la tradicional división de la masa terrestre de Eurasia en dos continentes, Europa y Asia, siguió a Ptolomeo, estableciendo el límite en el mar Egeo, los Dardanelos, el mar de Mármara, el Bósforo, el mar Negro, el estrecho de Kerch, el mar de Azov y el río Don (el antiguo Tanais).