1La emergencia del COVID-19 ha traído a nuestras vidas muchos cambios y mucha incertidumbre sobre lo que ocurrirá después de que pase el temblor. Dado que el distanciamiento social llegó para quedarse, al menos por un tiempo, debemos agradecer mucho a las tecnologías que nos están ayudando a sustituir en casa muchas de las rutinas que más valoramos, como el trabajo y la educación. En este punto, sin embargo, muchos se preguntarán cómo garantizamos la calidad de la educación de ahora en adelante, en la distancia.
En las condiciones actuales, las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) son nuestra mejor esperanza de continuar de una forma más o menos normal con el proceso educativo, ya que no hacerlo tendría graves consecuencias a nivel de aprendizaje para millones de niños. En América Latina, hay una gran cantidad de iniciativas públicas y privadas que en mayor o menor medida hacen uso de las tecnologías para brindar educación a distancia.
A pesar de los buenos esfuerzos de muchas instituciones en todo el mundo, la realidad es que la educación virtual no genera tan buenos resultados cuando sustituye a la educación presencial. En el ámbito escolar desafortunadamente no existe demasiada evidencia al respecto, y la que existe no es buena. En dos estudios, en India y en Estados Unidos, encuentran que cuando se sustituyó la clase presencial por una virtual, para reforzar contenidos o para recuperar créditos perdidos en matemáticas, el rendimiento de los alumnos empeoró.
Aunque esta evidencia puede parecer un poco desalentadora, tengamos presente que las TIC han sido concebidas hasta ahora más bien como un complemento de la educación presencial, y no como un sustituto, particularmente en la etapa escolar, y es precisamente sobre su efectividad como complemento que sí hay evidencia muy positiva. Esta evidencia además arroja algunas lecciones interesantes sobre cómo orientar los esfuerzos actuales hacia el diseño de una experiencia de aprendizaje a distancia que sea más enriquecedora y con mejores resultados.
Explicación:
2Las Nuevas Tecnologías y, en especial Internet, han impactado a la sociedad actual, especialmente a los jóvenes, así como nos ha proporcionado muchos beneficios. En los últimos años estamos empezando a encontrarnos jóvenes que viven obsesionados por Internet, el móvil, las vídeo consolas, las Redes Sociales, etc. Se sienten incapaces de desprenderse de ellos, son incapaces de controlar su uso llegando a poner en peligro sus responsabilidades (estudios, trabajos) y sus relaciones sociales.
En muchas ocasiones, este tipo de usos inadecuados o de riesgo están relacionados con variables psicosociales como la vulnerabilidad, el estrés o problemas en el entorno familiar o social. Con los adolescentes tenemos la gran suerte de poder descubrir e identificar algunos factores de riesgo para el abuso de estas Nuevas Tecnologías. Algunas señales de alarma se disparan antes de que esta afición se convierta
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1La emergencia del COVID-19 ha traído a nuestras vidas muchos cambios y mucha incertidumbre sobre lo que ocurrirá después de que pase el temblor. Dado que el distanciamiento social llegó para quedarse, al menos por un tiempo, debemos agradecer mucho a las tecnologías que nos están ayudando a sustituir en casa muchas de las rutinas que más valoramos, como el trabajo y la educación. En este punto, sin embargo, muchos se preguntarán cómo garantizamos la calidad de la educación de ahora en adelante, en la distancia.
En las condiciones actuales, las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) son nuestra mejor esperanza de continuar de una forma más o menos normal con el proceso educativo, ya que no hacerlo tendría graves consecuencias a nivel de aprendizaje para millones de niños. En América Latina, hay una gran cantidad de iniciativas públicas y privadas que en mayor o menor medida hacen uso de las tecnologías para brindar educación a distancia.
A pesar de los buenos esfuerzos de muchas instituciones en todo el mundo, la realidad es que la educación virtual no genera tan buenos resultados cuando sustituye a la educación presencial. En el ámbito escolar desafortunadamente no existe demasiada evidencia al respecto, y la que existe no es buena. En dos estudios, en India y en Estados Unidos, encuentran que cuando se sustituyó la clase presencial por una virtual, para reforzar contenidos o para recuperar créditos perdidos en matemáticas, el rendimiento de los alumnos empeoró.
Aunque esta evidencia puede parecer un poco desalentadora, tengamos presente que las TIC han sido concebidas hasta ahora más bien como un complemento de la educación presencial, y no como un sustituto, particularmente en la etapa escolar, y es precisamente sobre su efectividad como complemento que sí hay evidencia muy positiva. Esta evidencia además arroja algunas lecciones interesantes sobre cómo orientar los esfuerzos actuales hacia el diseño de una experiencia de aprendizaje a distancia que sea más enriquecedora y con mejores resultados.
Explicación:
2Las Nuevas Tecnologías y, en especial Internet, han impactado a la sociedad actual, especialmente a los jóvenes, así como nos ha proporcionado muchos beneficios. En los últimos años estamos empezando a encontrarnos jóvenes que viven obsesionados por Internet, el móvil, las vídeo consolas, las Redes Sociales, etc. Se sienten incapaces de desprenderse de ellos, son incapaces de controlar su uso llegando a poner en peligro sus responsabilidades (estudios, trabajos) y sus relaciones sociales.
En muchas ocasiones, este tipo de usos inadecuados o de riesgo están relacionados con variables psicosociales como la vulnerabilidad, el estrés o problemas en el entorno familiar o social. Con los adolescentes tenemos la gran suerte de poder descubrir e identificar algunos factores de riesgo para el abuso de estas Nuevas Tecnologías. Algunas señales de alarma se disparan antes de que esta afición se convierta