Todos los seres vivos se relacionan entre sí y con su ambiente, incluso tienen la capacidad de detectar cambios en él y de responder a dichos cambios en forma adecuada. Como consecuencia desarrollan mecanismos de control y autorregulación con diferentes grados de complejidad. Estos mecanismos de control están dados tal como hemos señalado anteriormente por dos sistemas: nervioso y hormonal. Así, los cambios que pueden producir una respuesta en casi todas las plantas y animales son cambios de color, intensidad o dirección de la luz, variaciones de temperatura, presión, sonido y cambios de la composición química de la tierra, el agua o el aire a su alrededor.
Todos los seres vivos se relacionan entre sí y con su ambiente, incluso tienen la capacidad de detectar cambios en él y de responder a dichos cambios en forma adecuada. Como consecuencia desarrollan mecanismos de control y autorregulación con diferentes grados de complejidad. Estos mecanismos de control están dados tal como hemos señalado anteriormente por dos sistemas: nervioso y hormonal. Así, los cambios que pueden producir una respuesta en casi todas las plantas y animales son cambios de color, intensidad o dirección de la luz, variaciones de temperatura, presión, sonido y cambios de la composición química de la tierra, el agua o el aire a su alrededor.