Todos solemos tener supersticiones que influyen en muchas de las decisiones cotidianas. Es un fenómeno universal cuyo origen proviene desde el fondo de la historia y cada cultura tiene las propias. Por ejemplo, en la cultura china cortarse las uñas por la noche implica mala suerte ya que puede atraer a los fantasmas.
¿Qué es una superstición? Es la creencia que un determinado hecho influirá de alguna manera (buena o mala) sobre un segundo hecho aunque no se haya demostrado que exista ninguna relación entre ellos.
Surgen así supersticiones de buena suerte (un trébol de cuatro hojas, tocar madera, cruzar los dedos, arrojar monedas a una fuente, pedir deseos al soplar una vela), como de mala suerte (pasar debajo de una escalera, que se cruce un gato negro, derramar la sal, romper un espejo, abrir un paraguas en el interior de una habitación, los días martes 13).
La superstición se origina en un profundo sentimiento sostenido por la idea de que ciertos acontecimientos se podrán predecir y busca en el entorno factores que ayuden a predecir qué es lo que va a ocurrir (“si se me cae la sal puede que no me salga el trabajo que me prometieron”) o evitar (“si paso por debajo de esa escalera me pasará algo malo”).
Una persona será más supersticiosa cuanta más sienta amenazada su seguridad y tranquilidad ante la percepción de que algo malo puede sucederle e intenta asegurarse de lo contrario.
Por lo tanto, el beneficio psicológico más relevante de la superstición es la fantasía de tener control sobre distintas situaciones, lo cual genera una sensación de alivio.
Funciona como un mecanismo de defensa para hacer frente a un temor y apuesta a esa creencia para alcanzar un objetivo beneficioso ya que en toda superstición está implícita la idea de que con determinados comportamientos se pueden predecir y/o evitar otros.
Las personas más inseguras y que necesitan certezas o verdades categóricas (sujetos con rasgos ansiosos, fóbicos u obsesivos) son las más propensas a las supersticiones. Creen mágicamente que determinadas acciones tendrán determinadas consecuencias: así, si se menciona la palabra cáncer (causa) se terminará padeciéndolo (consecuencia) por lo que no hay que decirla.
Un estudio de Donald Saucier de la Universidad de Kansas, Estados Unidos (2-9-10), demostró que tres son las razones posibles por las cuales las personas son supersticiosas:
1) Pretender control sobre situaciones inciertas (o creer que lo tienen).
2) Atenuar los sentimientos de inseguridad o impotencia.
3) Porque resulta más fácil que aprender las habilidades necesarias para enfrentar lo que se teme.
Respuesta:
Explicación:
Todos solemos tener supersticiones que influyen en muchas de las decisiones cotidianas. Es un fenómeno universal cuyo origen proviene desde el fondo de la historia y cada cultura tiene las propias. Por ejemplo, en la cultura china cortarse las uñas por la noche implica mala suerte ya que puede atraer a los fantasmas.
¿Qué es una superstición? Es la creencia que un determinado hecho influirá de alguna manera (buena o mala) sobre un segundo hecho aunque no se haya demostrado que exista ninguna relación entre ellos.
Surgen así supersticiones de buena suerte (un trébol de cuatro hojas, tocar madera, cruzar los dedos, arrojar monedas a una fuente, pedir deseos al soplar una vela), como de mala suerte (pasar debajo de una escalera, que se cruce un gato negro, derramar la sal, romper un espejo, abrir un paraguas en el interior de una habitación, los días martes 13).
La superstición se origina en un profundo sentimiento sostenido por la idea de que ciertos acontecimientos se podrán predecir y busca en el entorno factores que ayuden a predecir qué es lo que va a ocurrir (“si se me cae la sal puede que no me salga el trabajo que me prometieron”) o evitar (“si paso por debajo de esa escalera me pasará algo malo”).
Una persona será más supersticiosa cuanta más sienta amenazada su seguridad y tranquilidad ante la percepción de que algo malo puede sucederle e intenta asegurarse de lo contrario.
Por lo tanto, el beneficio psicológico más relevante de la superstición es la fantasía de tener control sobre distintas situaciones, lo cual genera una sensación de alivio.
Funciona como un mecanismo de defensa para hacer frente a un temor y apuesta a esa creencia para alcanzar un objetivo beneficioso ya que en toda superstición está implícita la idea de que con determinados comportamientos se pueden predecir y/o evitar otros.
Las personas más inseguras y que necesitan certezas o verdades categóricas (sujetos con rasgos ansiosos, fóbicos u obsesivos) son las más propensas a las supersticiones. Creen mágicamente que determinadas acciones tendrán determinadas consecuencias: así, si se menciona la palabra cáncer (causa) se terminará padeciéndolo (consecuencia) por lo que no hay que decirla.
Un estudio de Donald Saucier de la Universidad de Kansas, Estados Unidos (2-9-10), demostró que tres son las razones posibles por las cuales las personas son supersticiosas:
1) Pretender control sobre situaciones inciertas (o creer que lo tienen).
2) Atenuar los sentimientos de inseguridad o impotencia.
3) Porque resulta más fácil que aprender las habilidades necesarias para enfrentar lo que se teme.