Parece ser que últimamente hay una corriente que apunta a la añoranza de lo que se tenía pero se perdió. Muchos de los que en su momento pensaron que la única solución para la proyección del Fútbol Sala era unirse a nuestro mayor enemigo, ahora se van dando cuenta de que precisamente el considerado gran aliado no es más que nuestro propio verdugo.
Yo siempre pensé que había dos grupos de personas entre los que abogaban por integrarse en las estructuras de la Federación de Fútbol, por un lado todos los que sacarían a corto o medio plazo un provecho propio, y por otro lado los ingenuos, que desde su buena voluntad se creían todo lo que se les prometía.
Para mi era evidente que bajo el manto de FIFA, UEFA o Federaciones Nacionales o Territoriales de Fútbol, tan solo ibamos a crecer lo que a ellos les interesase. Si bien es cierto, que tal vez en los comienzos las alternativas eran pocas, por los pocos recursos y herramientas con las que se contaba y la inevitable atracción que producía creernos poder formar parte del entramado Futbolístico del momento.
Poco a poco el tiempo ha ido quitando máscaras y dejando en evidencia todas las promesas realizadas, y una vez que el Fútbol Sala ha llegado donde nuestros mayores creen que debe llegar, solo se intenta tener el control y mantener el sometimiento de un deporte que está destinado a estancarse si no dejan que las decisiones importantes las tome la gente que de verdad siente pasión por el FUTSAL.
Las reglas, los sistemas de competición, las fechas de los torneos internacionales, los problemas por reconocernos como deporte Olímpico, el trato recibido por ANEFS en nuestro país… son muestras de que el Fútbol solo pretende controlar nuestro crecimiento y no dejar que tomemos nuestras propias decisiones.
Somos mayores de edad, el Fútbol Sala ya no es un deporte simplemente emergente, es un deporte consolidado, con una esencia y espíritu propio que nos intentan boicotear. Probablemente cada día hay más convencimiento de ello, pero todavía nos hace falta hacernos algo más fuertes para conseguir hacer oir y respetar nuestra voz.
Yo, desde mi modesta posición, opino que hay que seguir intentando luchar por nuestro respeto y nuestra esencia, intentando conseguir que se nos reconozca nuestra mayoría de edad y podamos gestionar nuestro futuro, a pesar de que con ello corramos el peligro de equivocarnos y no conseguir las metas que pretendemos.
El que algo quiere, algo debe arriesgar. Estamos en una zona de confort engañosa que nos condiciona y coarta nuestra libertad de elección. Seamos valientes y demos un paso adelante.
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Parece ser que últimamente hay una corriente que apunta a la añoranza de lo que se tenía pero se perdió. Muchos de los que en su momento pensaron que la única solución para la proyección del Fútbol Sala era unirse a nuestro mayor enemigo, ahora se van dando cuenta de que precisamente el considerado gran aliado no es más que nuestro propio verdugo.
Yo siempre pensé que había dos grupos de personas entre los que abogaban por integrarse en las estructuras de la Federación de Fútbol, por un lado todos los que sacarían a corto o medio plazo un provecho propio, y por otro lado los ingenuos, que desde su buena voluntad se creían todo lo que se les prometía.
Para mi era evidente que bajo el manto de FIFA, UEFA o Federaciones Nacionales o Territoriales de Fútbol, tan solo ibamos a crecer lo que a ellos les interesase. Si bien es cierto, que tal vez en los comienzos las alternativas eran pocas, por los pocos recursos y herramientas con las que se contaba y la inevitable atracción que producía creernos poder formar parte del entramado Futbolístico del momento.
Poco a poco el tiempo ha ido quitando máscaras y dejando en evidencia todas las promesas realizadas, y una vez que el Fútbol Sala ha llegado donde nuestros mayores creen que debe llegar, solo se intenta tener el control y mantener el sometimiento de un deporte que está destinado a estancarse si no dejan que las decisiones importantes las tome la gente que de verdad siente pasión por el FUTSAL.
Las reglas, los sistemas de competición, las fechas de los torneos internacionales, los problemas por reconocernos como deporte Olímpico, el trato recibido por ANEFS en nuestro país… son muestras de que el Fútbol solo pretende controlar nuestro crecimiento y no dejar que tomemos nuestras propias decisiones.
Somos mayores de edad, el Fútbol Sala ya no es un deporte simplemente emergente, es un deporte consolidado, con una esencia y espíritu propio que nos intentan boicotear. Probablemente cada día hay más convencimiento de ello, pero todavía nos hace falta hacernos algo más fuertes para conseguir hacer oir y respetar nuestra voz.
Yo, desde mi modesta posición, opino que hay que seguir intentando luchar por nuestro respeto y nuestra esencia, intentando conseguir que se nos reconozca nuestra mayoría de edad y podamos gestionar nuestro futuro, a pesar de que con ello corramos el peligro de equivocarnos y no conseguir las metas que pretendemos.
El que algo quiere, algo debe arriesgar. Estamos en una zona de confort engañosa que nos condiciona y coarta nuestra libertad de elección. Seamos valientes y demos un paso adelante.
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