El altar de Zeus Olímpico disca casi lo mismo del Pelopio y del santuario de Hera, pero está situado delante de ambos. Unos dicen que fue construido por Heracles de Ida, otros por los héroes del lugar, dos generaciones después de Heracles. Está hecho de la ceniza de los muslos de las víctimas sacrificadas a Zeus, como en Pérgamo. […] Escalones hechos de piedra conducen a la próthysis [primer escalón] por cada lado, pero los escalones que van desde la próthysis hasta la parte de arriba del altar son de ceniza. Hasta la próthysis pueden subir también doncellas y mujeres, cuando no les está prohibido entrar en Olimpia. Pero sólo los hombres pueden subir desde ésta hasta la parte superior del altar.
Pausanias, Descripción de Grecia, 5.13.8-10, traducción Mari Cruz Herrero Ingelmo, Madrid: Gredos, 1994.
Descripción del templo de Ártemis en Escilunte
Jenofonte […] compra un terreno para la diosa donde le indicó Apolo. […]. Construyó, además, un altar y un templo con el dinero sagrado y, en lo sucesivo, siempre, con el diezmo de los frutos del campo, ofrecía un sacrificio a la diosa, y todos los ciudadanos y los vecinos, hombres y mujeres, participaban en la fiesta. Proporcionaba la diosa a los concurrentes harina de cebada, panes, vinos, golosinas y parte de las víctimas cebadas con el pasto sagrado y otros productos de la caza […]. El terreno, que desde Lacedemonia conduce a Olimpia, está a unos veinte estadios del templo de Zeus en Olimpia. Hay, además, ene l recinto sagrado una pradera y montañas llenas de árboles, aptas para criar cerdos, cabras, bueyes y caballos, de manera que incluso las acémilas de los que iban a la fiesta pastaban en abundancia. Alrededor del templo mismo plantaron un jardín de árboles frutales que producen frutos comestibles propios de la estación. El templo se parece, en pequeño, al grande de Éfeso y la imagen se parece, en madera de ciprés, a la de Éfeso, que es de oro. También se levanta junto al templo una columna con esta inscripción: “Este terreno sagrado pertenece a Ártemis. El que lo posea y disfrute, ofrezca el diezmo en sacrifico cada año. Y con lo sobrante restaure el templo. Si no lo hace, la diosa se vengará.
Coro: Eh, tú, al que está junto al templo me dirijo. ¿Me está permitido traspasar este recinto al menos con pie puro?
Ión: No es lícito, extranjeras.
Coro: ¿Ni siquiera podríamos informarnos por ti mismo?
Ión: Habla. ¿Qué quieres?
Coro: ¿Es verdad que la casa de Febo encierra el mismo ombligo de la tierra?
Ión: Sí, cubierto de guirnaldas y rodeado de Gorgonas.
Coro: Así lo proclama la fama.
Ión: Si habéis ofrecido el pélanos delante del templo y queréis hacer a Febo alguna consulta, acercaos al altar, pero no entréis en lo más profundo del templo sin haber degollado ovejas en sacrificio.
Coro: Bien sabido lo tengo y no pretendemos traspasar la ley del dios. Pero dejaré que mi vista se complazca primero con la fachada.
Eurípides, Ión, 220-231, traducción José Luis Calvo Martínez, Madrid: Gredos, 1991.
Prohibido mantener relaciones sexuales en los templos
También fueron los egipcios los primeros en observar el precepto de no yacer con mujeres en los santuarios ni entrar en ellos sin haberse lavado tras la relación con una mujer. Pues casi todos los demás pueblos, salvo egipcios y griegos, copulan en los santuarios y penetran en ellos, tras una relación con una mujer, sin haberse lavado previamente, considerando que los hombres son como las bestias y teniendo en cuenta que ven aparearse en los templos y recintos sagrados de los dioses a todo tipo de bestias y de aves; por lo que deducen que, si ello no fuese del agrado de los dioses, tampoco las bestias lo harían. En fin, esto es lo que esos pueblos alegan para justificar su conducta, pero a mí no me resulta grata.
Heródoto, Historias, 2.64, traducción Carlos Schrader, Madrid: Gredos, 2007.
Descripción de la estatua de Zeus en Olimpia
El dios está sentado sobre un torno y está hecho de oro y marfil. Sobre su cabeza hay una corona que imita ramas de olivo. En la mano derecha lleva una Nike, también ésta de marfil y oro, que tiene una cinta y una corona en la cabeza. En la mano izquierda del dios hay un cetro adornado con toda clase de metales, y el pájaro que está sobre el cetro es el águila.
Pausanias, Descripción de Grecia, 5.11.1., traducción de Mari Cruz Herrero Ingelmo, Madrid: Gredos, 1994.
Verified answer
Respuesta:
Descripción del altar de Zeus en Olimpia
El altar de Zeus Olímpico disca casi lo mismo del Pelopio y del santuario de Hera, pero está situado delante de ambos. Unos dicen que fue construido por Heracles de Ida, otros por los héroes del lugar, dos generaciones después de Heracles. Está hecho de la ceniza de los muslos de las víctimas sacrificadas a Zeus, como en Pérgamo. […] Escalones hechos de piedra conducen a la próthysis [primer escalón] por cada lado, pero los escalones que van desde la próthysis hasta la parte de arriba del altar son de ceniza. Hasta la próthysis pueden subir también doncellas y mujeres, cuando no les está prohibido entrar en Olimpia. Pero sólo los hombres pueden subir desde ésta hasta la parte superior del altar.
Pausanias, Descripción de Grecia, 5.13.8-10, traducción Mari Cruz Herrero Ingelmo, Madrid: Gredos, 1994.
Descripción del templo de Ártemis en Escilunte
Jenofonte […] compra un terreno para la diosa donde le indicó Apolo. […]. Construyó, además, un altar y un templo con el dinero sagrado y, en lo sucesivo, siempre, con el diezmo de los frutos del campo, ofrecía un sacrificio a la diosa, y todos los ciudadanos y los vecinos, hombres y mujeres, participaban en la fiesta. Proporcionaba la diosa a los concurrentes harina de cebada, panes, vinos, golosinas y parte de las víctimas cebadas con el pasto sagrado y otros productos de la caza […]. El terreno, que desde Lacedemonia conduce a Olimpia, está a unos veinte estadios del templo de Zeus en Olimpia. Hay, además, ene l recinto sagrado una pradera y montañas llenas de árboles, aptas para criar cerdos, cabras, bueyes y caballos, de manera que incluso las acémilas de los que iban a la fiesta pastaban en abundancia. Alrededor del templo mismo plantaron un jardín de árboles frutales que producen frutos comestibles propios de la estación. El templo se parece, en pequeño, al grande de Éfeso y la imagen se parece, en madera de ciprés, a la de Éfeso, que es de oro. También se levanta junto al templo una columna con esta inscripción: “Este terreno sagrado pertenece a Ártemis. El que lo posea y disfrute, ofrezca el diezmo en sacrifico cada año. Y con lo sobrante restaure el templo. Si no lo hace, la diosa se vengará.
Jenofonte, Anábasis, 5.3.7-13, traducción Ramón Bach Pellicer, Madrid: Gredos, 1991.
Reglamento de entrada a templos y santuarios
Coro: Eh, tú, al que está junto al templo me dirijo. ¿Me está permitido traspasar este recinto al menos con pie puro?
Ión: No es lícito, extranjeras.
Coro: ¿Ni siquiera podríamos informarnos por ti mismo?
Ión: Habla. ¿Qué quieres?
Coro: ¿Es verdad que la casa de Febo encierra el mismo ombligo de la tierra?
Ión: Sí, cubierto de guirnaldas y rodeado de Gorgonas.
Coro: Así lo proclama la fama.
Ión: Si habéis ofrecido el pélanos delante del templo y queréis hacer a Febo alguna consulta, acercaos al altar, pero no entréis en lo más profundo del templo sin haber degollado ovejas en sacrificio.
Coro: Bien sabido lo tengo y no pretendemos traspasar la ley del dios. Pero dejaré que mi vista se complazca primero con la fachada.
Eurípides, Ión, 220-231, traducción José Luis Calvo Martínez, Madrid: Gredos, 1991.
Prohibido mantener relaciones sexuales en los templos
También fueron los egipcios los primeros en observar el precepto de no yacer con mujeres en los santuarios ni entrar en ellos sin haberse lavado tras la relación con una mujer. Pues casi todos los demás pueblos, salvo egipcios y griegos, copulan en los santuarios y penetran en ellos, tras una relación con una mujer, sin haberse lavado previamente, considerando que los hombres son como las bestias y teniendo en cuenta que ven aparearse en los templos y recintos sagrados de los dioses a todo tipo de bestias y de aves; por lo que deducen que, si ello no fuese del agrado de los dioses, tampoco las bestias lo harían. En fin, esto es lo que esos pueblos alegan para justificar su conducta, pero a mí no me resulta grata.
Heródoto, Historias, 2.64, traducción Carlos Schrader, Madrid: Gredos, 2007.
Descripción de la estatua de Zeus en Olimpia
El dios está sentado sobre un torno y está hecho de oro y marfil. Sobre su cabeza hay una corona que imita ramas de olivo. En la mano derecha lleva una Nike, también ésta de marfil y oro, que tiene una cinta y una corona en la cabeza. En la mano izquierda del dios hay un cetro adornado con toda clase de metales, y el pájaro que está sobre el cetro es el águila.
Pausanias, Descripción de Grecia, 5.11.1., traducción de Mari Cruz Herrero Ingelmo, Madrid: Gredos, 1994.
Explicación:
es mucho jiji