1. ELIMINADOS el patronato civil y el fuero eclesiástico, debernos principiar por tratar de los bienes de manos muertas, para seguir en lo posible el mismo orden de exposición que hemos observado anteriormente.
Los que no sepan lo que ha sucedido entre nosotros, extrañarán que, después de sancionada la separación absoluta de las dos potestades, dediquemos un capítulo especial á los bienes de manos muertas. Esos bienes, dirán con razón, han debido seguir exactamente la misma suerte que todos los demás bienes de propiedad particular; porque en el estado de absoluta separación de las dos potestades, la Iglesia y sus diversas entidades no deben ser, á los ojos del Gobierno, sino asociaciones lícitas, capaces de ejercer derechos y adquirir obligaciones. En ese estado de cosas las leyes deben limitarse á garantizar la propiedad de las entidades religiosas, como garantiza las de los individuos particulares.
Así debía ser, y así fué durante algún tiempo. Desde 1853 hasta 1861, sólo se expidieron tres leyes con respecto á los bienes referidos.
Fué la primera la de 30 de Marzo de 1854, por la cual se cedieron las ruinas del edificio antiguo de la Compañía de Jesús á la instrucción pública de las Provincias de Panamá, Azuero, Veraguas y Chiriquí. Los jesuitas habían levantado con no pequeños gastos y sacrificios ese edificio, donde establecieron un excelente colegio. Fueron expulsados en 1767, y el colegio no pudo sostenerse en lo sucesivo. En más de ochenta años de estar en poder del Gobierno, por la usurpación que se hizo de todos los bienes de los religiosos expulsados, apenas se consiguió que el edificio se arruinara, para ceder sus ruinas á la instrucción pública de cuatro provincias. ¿Cuántos no habrían sido los frutos de ese excelente plantel en tan largo tiempo, regentado por profesores tan hábiles como son generalmente los jesuitas? Sin embargo, en el lenguaje de la época presente éstos son oscurantistas, y los Gobiernos que cierran sus establecimientos y los expulsan, son amantes de las luces y de la ilustración. no se si te sirva
1. ELIMINADOS el patronato civil y el fuero eclesiástico, debernos principiar por tratar de los bienes de manos muertas, para seguir en lo posible el mismo orden de exposición que hemos observado anteriormente.
Los que no sepan lo que ha sucedido entre nosotros, extrañarán que, después de sancionada la separación absoluta de las dos potestades, dediquemos un capítulo especial á los bienes de manos muertas. Esos bienes, dirán con razón, han debido seguir exactamente la misma suerte que todos los demás bienes de propiedad particular; porque en el estado de absoluta separación de las dos potestades, la Iglesia y sus diversas entidades no deben ser, á los ojos del Gobierno, sino asociaciones lícitas, capaces de ejercer derechos y adquirir obligaciones. En ese estado de cosas las leyes deben limitarse á garantizar la propiedad de las entidades religiosas, como garantiza las de los individuos particulares.
Así debía ser, y así fué durante algún tiempo. Desde 1853 hasta 1861, sólo se expidieron tres leyes con respecto á los bienes referidos.
Fué la primera la de 30 de Marzo de 1854, por la cual se cedieron las ruinas del edificio antiguo de la Compañía de Jesús á la instrucción pública de las Provincias de Panamá, Azuero, Veraguas y Chiriquí. Los jesuitas habían levantado con no pequeños gastos y sacrificios ese edificio, donde establecieron un excelente colegio. Fueron expulsados en 1767, y el colegio no pudo sostenerse en lo sucesivo. En más de ochenta años de estar en poder del Gobierno, por la usurpación que se hizo de todos los bienes de los religiosos expulsados, apenas se consiguió que el edificio se arruinara, para ceder sus ruinas á la instrucción pública de cuatro provincias. ¿Cuántos no habrían sido los frutos de ese excelente plantel en tan largo tiempo, regentado por profesores tan hábiles como son generalmente los jesuitas? Sin embargo, en el lenguaje de la época presente éstos son oscurantistas, y los Gobiernos que cierran sus establecimientos y los expulsan, son amantes de las luces y de la ilustración. no se si te sirva